Francisco Hipólito
Francisco Hipólito
El arquitecto Francisco Hipólito, Badajoz (1965), autor entre otros proyectos de la rehabilitación del Edificio Metálico de la Universidad de Extremadura o, más recientemente, de la recuperación de la fachada del convento de las Descalzas de Badajoz, ha llevado a cabo la selección de las ... obras que compondrán la serie 'Arquitectura de HOY' que cada domingo, a partir del 4 de marzo, se publicará en la contraportada de este periódico y que tratará de hacer un repaso a la arquitectura contemporánea extremeña en lo que llevamos de siglo XXI. En este recopilatorio, que tendrá un mayor desarrollo gráfico y multimedia en la web de HOY, quedarán reflejados proyectos con los más variados usos y funciones, repartidos por toda la región.
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–¿Qué criterios ha seguido para elaborar la selección que podremos leer desde el próximo domingo?
– Para empezar, he intentado aportar una serie de documentación que no está en las guías y publicaciones especializadas. Por ejemplo, el Colegio oficial de Arquitectos de Extremadura tiene dos guías magníficas, en las que recoge las obras desde el año 1975 al 2017, y aunque coincidiremos con muchas de ellas, en 'Arquitectura de HOY' vamos a mostrar una serie de proyectos que han pasado desapercibidos para el gran público y que merece la pena destacar. El lector se va a encontrar obras de distintas características y con tipologías edificatorias muy variadas. Entre ellas, las rehabilitaciones van a tener un espacio muy destacado ya que, durante mucho tiempo, han ocupado un espacio secundario en las publicaciones oficiales, en comparación con las obras de nueva planta o los concursos de arquitectura. La razón de este olvido parte del hecho de que estos proyectos son promovidos habitualmente por instituciones u organismos públicos que tienen sus propios servicios de visado y, al no pasar ese trámite en los colegios oficiales, quedan al margen de sus recopilatorios.
– A la hora de llevar a cabo una rehabilitación, ¿en qué medida está obligada una institución a plantear una obra singular?
–A lo largo de la historia el patrimonio siempre ha estado en manos de la Iglesia y las distintas administraciones. En muchas ocasiones, para algunas sería mucho más barato demoler lo existente y construir obra nueva sobre ello; sin embargo, la responsabilidad unas veces y la obligación legal en otras le lleva a asumir unos costes que, a la larga, redundan en el valor artístico y habitacional de las comunidades en las que las desarrollan.
– Estas actuaciones no siempre son bien vistas por la opinión pública. ¿Cómo encaja esto un arquitecto?
–Por desgracia, la arquitectura no siempre es comprendida por todo el mundo. Cada uno tiene libertad para expresar su parecer como quiera, pero muchos deberían conocer las dificultades que entraña un proceso constructivo completo.
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– ¿Hasta qué punto debe un arquitecto aunar diseño y funcionalidad?
–Lo debe tener como objetivo supremo. El éxito en arquitectura reside en conseguir el equilibrio entre el diseño y la funcionalidad. Muchas veces un diseño atractivo es un poquito más incómodo que el diseño que haría una persona sin formación en las Bellas Artes. Ese equilibrio es el que te va a garantizar el éxito en tu obra.
–Entre todos las obras seleccionadas, ¿cuál cree usted que puede considerarse la cumbre de la arquitectura contemporánea extremeña?
–Responder a esa cuestión es muy complicado porque en Extremadura se ha hecho arquitectura buena a pequeña y a gran escala. Prueba de ello es que uno de los proyectos seleccionados para esta serie es la reforma del portal de un edificio para la mejora de su accesibilidad. Una actuación como esta tiene muy complicado competir con un proyecto de la envergadura del Museo Helga de Álvear, la obra más destacada del gran Emilio Tuñón y que le ha catapultado al Premio Nacional de Arquitectura. Es indiscutible que este edificio va a marcar un antes y un después en la arquitectura del siglo XXI en Extremadura, como el siglo pasado fue el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, obra de Rafael Moneo que, sin lugar a dudas, es un punto de inflexión en la historia de la arquitectura a nivel europeo.
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–¿Son estos los dos grandes hitos de la arquitectura extremeña contemporánea?
–El caso de Moneo en el siglo XX es indiscutible y el de Tuñón en el XXI, aunque queda mucho tiempo para acabar la centena, no hay duda de que va en camino. Ojalá sea así.
–En esta serie vamos a descubrir muchos tesoros ocultos de la arquitectura extremeña contemporánea, ¿cuál cree usted que es el más destacado?
–Una de las claves de esta selección va a residir en la gran dispersión geográfica que va a abarcar. Tendremos proyectos desarrollados en localidades tan distantes como Jerez de los Caballeros o Trevejo y, además, hemos invitado a participar a muchos arquitectos con estilos y líneas de actuación muy diferenciadas. Es muy complicado elegir un solo proyecto pero, si me apuras, casi estaría obligado a destacarte el teatro de Salorino, una obra pequeña, delicada y dotada de una serie de connotaciones muy expresivas. Fue llevada a cabo con una arquitectura imperecedera que no va a pasar de moda, dentro de una trama urbana tradicional en la que, de repente, emerge un elemento de un valor arquitectónico indudable.
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