En 1959, la familia Del Sol vivía en la calle Arco de España, a un paso de la plaza Mayor de Cáceres. Pasaban tantas penurias ... que oyeron hablar del plan de colonización, de que a cada familia que se establecía en un poblado de regadío le entregaban casa y tierras y, aunque no sabían nada de agricultura, se apuntaron y los enviaron a Vegaviana, donde se encontraron con un pueblo de urbanismo rompedor y una iglesia en la que predominaban la figuración esquemática y la abstracción geométrica.
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Vegaviana era uno de los 73 poblados de colonización que se levantaron en Extremadura fruto del llamado Plan Cáceres, que sucedió al Plan Badajoz de 1952. Seis años antes se habían construido los primeros tramos del Canal de Montijo y el resultado, en suma, fue que, en una decena de años, se pusieron en regadío 150.000 hectáreas en siete zonas: Gabriel y Galán, Borbollón, Rosarito y Salor en Cáceres y Orellana, Montijo y Zújar en Badajoz.
Se construyeron 10.309 viviendas y 215 escuelas. A esos poblados llegaron 43.434 personas de toda Extremadura. A cada uno de los 12.307 colonos se les entregó una casa con sus cuadras y almacenes, aperos de labranza, una yegua percherona, dos vacas de leche, dos cerdos, 25 gallinas y una parcela de 4 hectáreas de regadío o 25 hectáreas de secano. Estas pertenencias había que pagarlas en especies o en dinero, la casa en 40 años y la tierra, en 25.
La familia Del Sol llegó a Vegaviana cuando el pueblo se acababa de construir, en 1960. El arquitecto que diseñó su urbanismo fue José Luis Fernández del Amo, que no arrancó ninguna encina, salvo las que estaban donde se construyeron las casas, cuyas puertas principales daban todas a plazas y las traseras, a calles. Era y es un pueblo equilibrado, bello y tranquilo con las viviendas entre encinas. En 1958, la URSS premió aquel proyecto urbanístico nacido en la España franquista. Después vinieron la medalla de oro Eugeni D'Ors o el premio de urbanismo de la Bienal Internacional de Arte de São Paulo.
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La arquitectura y el arte sacro de aquellos pueblos de colonización protagonizan estos días una exposición que se celebra en la Fundación ICO de Madrid hasta el 12 de mayo. Se titula 'Pueblos de colonización. Miradas a un paisaje inventado'. Se exponen el arte y el urbanismo de aquellos pueblos de Extremadura y otras regiones.
Fernández del Amo, el arquitecto que concibió el urbanismo de Vegaviana, fue también el primer director del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, hoy Reina Sofía, desde 1952 hasta justamente cuando se acababa Vegaviana, 1959. Desde el museo, movilizó a los artistas de vanguardia del momento para que llevaran su arte contemporáneo a las iglesias de aquellos poblados. La nómina de artistas de la colonización es amplia. Estaban los mejores de la época: Mompó, Pablo Serrano, miembros del grupo El Paso como Canogar y Millares. Había mujeres artistas como Juana Francés, Justa Pagés, Isabel Villar, Carmen Perujo y Menchu Gal.
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Algunos artistas no quisieron firmar sus obras por razones quizás políticas, caso del pintor informalista Manuel Hernández Mompó, sin embargo, se han localizado obras suyas en las iglesias extremeñas de dos poblados de Badajoz: Zurbarán y Pueblonuevo de Miramontes. Era un arte de vanguardia, diferente, modernísimo, pero, curiosamente y según los artistas, los colonos lo comprendieron mejor que la iglesia. Un retablo de Manolo Millares, fue destruido por orden del obispo de Córdoba. En Extremadura, no hubo destrucción y tenemos 73 pueblos donde admirar el arte y el urbanismo de vanguardia de los años 50.
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