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Matías Simónha creado una canción para el confinamiento. LORENZO CORDERO
Balcones que se convierten en escenarios

Balcones que se convierten en escenarios

Espectáculo. Cantantes, músicos y DJ extremeños salen cada día a sus terrazas o ventanas para ponerle banda sonora al confinamiento

Viernes, 3 de abril 2020, 21:02

Que los bares y los locales con actuaciones estén cerrados a cal y canto (como todo) no significa que el arte no pueda salir por otros lugares. No hay escenarios, sino balcones. Y el público no está en butaca de patio pero sí atento en su ventana. Son las nuevas normas que impone ese virus. Estaba claro que Matías Simón, tipo inquieto y movido de la vida cacereña, no se iba a quedar parado estos días, aunque esté entre cuatro paredes. Hace dos semanas hasta su calle, Sanguino Michel, se desplazó una unidad de DYA y coches de las fuerzas de seguridad con las alarmas puestas. Fue una forma sonora de sumarse a la cita que a las ocho de la tarde reúne en los balcones a los cacereños y que en este punto de la ciudad ameniza este trovador con su música y su poesía.

Ha escrito y compuesto la canción 'Volveremos a las calles', un tema con el que anima al vecindario. «Y volveremos a las calles, a los árboles a respirar, y volveremos a nuestras calles sin distancias, a caminar, y volveremos a besarnos, a tocarnos, para no olvidarnos», expresa esta canción que, según cuenta el propio Matías, ya se saben los vecinos. «Queremos que todos se unan a esta iniciativa y ponernos como reto cantarla todos juntos en reconocimiento a todo el personal de nuestros hospitales y todos los colectivos que se están preocupando por nosotros en esos días tan terribles, seguro que lo conseguiremos», explica. Miembro de la asociación de poetas Gabriel y Galán, también han lanzado una campaña para que los escolares cacereños dibujen un cartel que lleve incluida la frase de la canción 'Volveremos a las calles'. La idea, indica Simón, es que «cuando acabe la pandemia con todos los carteles haremos un gran mosaico en Cánovas». Al parecer, ya han recibido 400.

Otra de las que está saliendo a su balcón para animar a sus vecinos es la cantautora cacereña Sara Lugarda. Aunque en la foto se la vea en su terraza, que da al exterior, ella ha cantado en un patio de luces, que hace que la música sea más audible por los vecinos. Ha tocado el himno de estos días, 'Resistiré', pero también la canción 'Es tiempo', que es de composición propia. Sara se encontraba en mitad de un proyecto recopilatorio de cantautoras extremeñas. Esta musicoterapeuta, maestra y monitora de tiempo libre espera que pase pronto este tiempo detenido y continuar con ello.

Sara Lugarda también le ha cantado a losvecinos. LORENZO CORDERO

Ha actuado tres días en estas tres semanas de confinamiento que llevamos a nuestras espaldas, un periodo en el que también ha sido su 29 cumpleaños. «Fue totalmente diferente, pero muy especial e inolvidable», asegura esta joven música que reconoce que también, diariamente, le manda mensajes positivos a la gente que la rodea. Se le ve en la cara ese intento por que todo el mundo pueda ser feliz y más estos días de montaña rusa y emociones a flor de piel.

Terapia vecinal

En la barriada del Junquillo, David Hinojal, el dueño del gimnasio Atenea, ha hecho pinchadas de música de bailoteo para sus vecinos y también una 'performance' con Queen como inspiración. «Con todo lo que ha pasado he tenido que cerrar, así que decidí traerme todos los equipos a mi casa», explica. «Soy de los que cree que la música es una terapia y esto me lo está demostrando». Cuenta que a sus vecinos, los del llamado callejón del Junquillo, les ha gustado tanto la experiencia que muchos se han ido a por las luces de navidad a los trasteros. «Es el momento de ayudar sin pedir nada a cambio y mi manera de ayudar es poner música, por la mañana a los niños y por la tarde a los mayores, y dar clases de fitness 'online'», explica David.

También son muchos los que optan por ofrecer diversión a través de la pantalla, con conexiones en directo a través de Facebook o Instagram. El DJ Coke Bermejo, Cherri Coke, programa sus citas para los sábados por la noche, a la hora en la que normalmente la gente se va de fiesta. «Vamos a volvernos locos, copa en mano, con pijama, disfraz o lo que quieras», anuncia en su perfil e redes sociales.

Ambos escenarios, la ventana y las redes sociales, sirven el cantante pacense Félix Silva para espantar al coronavirus y alegrar de paso el confinamiento de quienes le escuchan. Es uno de los primeros que en el Badajoz en cuarentena cogió el micro y se puso a cantar al terminar los aplausos para su vecindario del barrio de Valdepasillas.

Desconexión

«Los que vivimos tanto la música nos nace. En mi casa no iba a enfermar del coronavirus pero sí de no poder cantar», dice. Silva canta sobre todo en eventos, especialmente en bodas que ahora no pueden celebrarse, por eso se quita el gusanillo un ratito cada día desde su ventana o haciendo directos a través de las redes sociales, con las que su voz se amplifica aún más. «Es un rato de desconexión de todo lo que está pasando».

La agenda de actuaciones de Noemí Gallego y Sergio Ginja también se ha cancelado. Ahora mismo estarían en temporada alta de trabajo poniendo música a las barras libres en bodas y comuniones de toda Extremadura. «Teníamos prácticamente trabajo todos los fines de semana de aquí a noviembre», cuenta esta pareja de Badajoz, cuya ventana es ahora la más fiestera de la ciudad.

Imagen. Sergio y Noemí han convertido su ventana en una discoteca que anima al barrio de San Fernando de Badajoz. PAKOPÍ

Lo atestiguan sus vecinos del barrio de San Fernando que esperan a que lleguen los viernes y sábados para vivir el espectáculo en directo que ofrecen desde su casa. «Mis vecinos ahora gritan mi nombre y nos mandan fotos al móvil haciendo botellón en los balcones esperando a que ponga música», cuenta sorprendido Sergio.

Lo suyo es una discoteca casera con equipo profesional. Platos, mesa de mezcla, un altavoz de 500 vatios, luces láser y un cañón de humo que controla su hijo de diez años y que lo dispara hacia la calle. «Y los vecinos se suman apuntándonos con linternas, bailando y cantando».

Hacen sesiones de 20 minutos una vez que terminan los aplausos de las ocho de la tarde. «Primero pongo un poco de música de los 80 porque en el barrio hay gente de todas las edades, luego un poquito de reguetón y música electrónica que me encanta y termino con 'Resistiré'». Su minifestival resuena al otro lado de Carolina Coronado, la vía principal de su barrio. Tanto es así que le llegan peticiones por redes sociales de vecinos que no viven en su calle pero que disfrutan de su música.

«Nosotros estamos deseando que llegue el viernes para desahogarnos con la música. Es un ratito de entretenimiento y música que nos ayuda a todos a sobrellevar la situación que estamos pasando». Nadie se ha quejado, al contrario. No ha pasado lo mismo en Cerro Gordo, donde las sesiones de música en directo que ponía un vecino los primeros días de confinamiento ya no suenan porque las quejas han llegado a la policía.

En su balcón, Pedro Martínez deleita cada tarde a toda una plaza, la de Santa Marta (el Pirulo, como se le conoce en Badajoz). Desde este céntrico escenario de su casa ha tuneado su violín eléctrico con luces de navidad y después de los aplausos interpreta dos piezas que se prepara a conciencia cada día para las decenas de vecinos que se dan cita en sus balcones para escucharlo.

Pedro Martínez,en Badajoz, tocandoel violín desde su balcón. PAKOPÍ

Este pacense dio su primer concierto con 17 años, hoy tiene 46 y además de enseñar música sigue tocando en directo en varios grupos. Se formó en los conservatorios de Badajoz, Mérida y Madrid, donde culminó sus estudios con la orquesta de Radiotelevisión Española. Desde hace más de dos semanas, no falta a su cita diaria. «Cada vez me aplauden más y los vecinos me gritan que siga tocando», cuenta.

Por el día elige su repertorio y se lo prepara y por la tarde sale a tocarlos. Ya ha interpretado 'Yesterday' o 'Let it be' de los Beatles, 'Imagine' de Lennon, 'Hotel California' de los Eagles, las bandas sonoras de 'El último mohicano' o de 'Titanic', música clásica, tango, bolero... Todo dice «menos reguetón, que me niego, aunque me lo pidan por la ventana», solo está dispuesto a hacer una excepción con el 'Despacito' de Luis Fonsi.

«Los vecinos me gritan 'otra, otra' todos los días. Son quince minutos donde todos nos olvidamos de la pandemia. Es reconfortante y he prometido que hasta que no acabe la cuarentena no voy a dejar de salir al balcón a tocar todos los días».

Stephane Sénéchal cantando desde su piso en París. HOY

Ópera y zarzuela desde París con sangre extremeña

Stephane Sénéchal, de 42 años, es un tenor, cantante de lírica que todos los días a las 19.30 horas interpreta un tema desde la ventana de su domicilio en París. En realidad, se llama Stephane Malbet (Sénéchal es su apellido artístico) García. Su apellido materno proviene de Guijo de Santa Bárbara, el pueblo de La Vera de 380 vecinos del que es su madre, Pilar, de 74 años, que vive cerca de Burdeos. Sus abuelos, José García y Felisa Masero, emigraron a principios del siglo pasado a Francia en busca de trabajo. José lo logró en una empresa de madera y de fabricación de fósforos. Su abuela Felisa fue limpiadora en casas. «De ella he heredado la voz y el amor por la música. De pequeño me cantaba zarzuela y saetas», indica Stephane a HOY desde su confinamiento en su piso parisino. En Francia se ha adoptado la misma medida que en España por el COVID-19. «Antes de que se decretase me crucé con una vecina ya mayor y me dijo que ahora íbamos a estar aislados. Con mucha naturalidad, me salió corazón que podía hacer algo tan sencillo como cantar. Pensé en la vida, en los héroes del mundo de ahora, sanitarios sobre todo», cuenta. «Abro mi ventana y canto como acto de solidaridad. Para dar ánimo y esperanza», reflexiona el tenor francés. Canta ópera y zarzuela y temas como 'Piensa en mí', de Luz Casal, en honor a España. Stephane va a Guijo de Santa Bárbara con frecuencia, informa Celestino J. Vinagre.

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