«Es que esta es muy mala hora», lamentan sobre las cinco de la tarde las voluntarias que están junto a la puerta del Carrefour de Valdepasillas de Badajoz. Pese a esta afirmación, el goteo de personas que se acercan a entregar alimentos es ... casi constante. «Tres como esta se han llevado esta mañana», señalan la gran caja de cartón que ya va por la mitad.
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Los paquetes de arroz que deposita Pablo García, con el pequeño Mateo en brazos, en el interior elevan la columna de este alimento. «Lo hemos cogido porque es lo que hemos visto que hace falta en los anuncios», dice este joven pacense. «Solemos colaborar siempre con estas iniciativas», añade justo antes de dirigirse hacia la salida en compañía de su pareja.
Cristina Herrera
Presidenta del Banco de Alimentos de Badajoz
Pablo García
Cliente
Juan Carlos Fernández
Presidente del Banco de Alimentos de Cáceres
El Banco de Alimentos lleva a cabo este fin de semana su gran recogida anual. Los extremeños pueden donar de varias maneras: la tradicional, depositando los productos en los puntos de recogida repartidos por tiendas y supermercados de la región; mediante un donativo en caja que se suma al precio de la compra, y a través de la aplicación Bizum.
Las donaciones de productos se podrán hacer hasta el día de hoy, pero las de dinero se extenderán durante toda la semana próxima. «Las grandes superficies son las que transforman ese dinero en productos; nosotros solo recibimos alimentos», explica Cristina Herrera, presidenta del Banco de Alimentos de Badajoz.
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En los pequeños folletos informativos que las voluntarias –porque la inmensa mayoría son mujeres de más de 50 años– reparten a los clientes que entran en las tiendas se especifica cuáles son los productos que más se necesitan. Legumbres, pasta, arroz, cacao en polvo, leche, azúcar, alimentos infantiles o conservas están en la lista. «También hacen falta productos básicos de higiene y de limpieza», apunta Herrera mientras no dejan de acercarse clientes a depositar donaciones. «Nos vienen muy bien los precocinados –añade desde el otro lado del teléfono Juan Carlos Fernández, presidente del Banco de Alimentos en Cáceres– pensando en el ahorro energético que supone para las familias a las que van dirigidos».
Las previsiones apuntan a que se recogerán unos 150.000 kilos en toda Extremadura. Menos de lo que se conseguía antes de la pandemia. «Llegamos a recibir hasta 130.000 kilos solo en la provincia de Badajoz», detalla Herrera, que apostilla que con esta recogida tenían alimentos para repartir durante seis meses. «Ahora nos duran dos o tres meses; el año pasado recibimos 70.000 kilos y no creemos que este año lo vayamos a superar», remarca la presidenta del Banco de Alimentos de Badajoz.
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En la provincia de Cáceres, Fernández se daría por más que satisfecho si se llega a los 100.000 kilos, aunque reconoce que será difícil. En cualquier caso se quedarán por debajo de 2019. «Ese año fue brutal; luego todo se paró», afirma.
El encarecimiento de la alimentación y el aumento de los costes que tienen los hogares –el precio de las facturas energéticas, los carburantes o las hipotecas– lastran las donaciones y reducen el volumen de productos que llegan hasta el Banco de Alimentos.
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En Plasencia la campaña nada tiene que ver con la de años anteriores. «Está siendo atípica, diferente, más fría, con menos movimiento», afirma la delegada local del Banco de Alimentos, Loli Hernández. En definitiva, «una gran recogida floja, en la que estamos notando la situación económica que hay».
Una respuesta, deja claro Hernández, «que no está suponiendo una sorpresa, es la que esperábamos porque hay miedo a gastar». Porque, explica la delegada placentina, «con una cesta de la compra tan cara, apenas hay margen para la ayuda». Así que por el momento, y a falta del recuento final, «es una gran recogida más floja que en pandemia».
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Por otro lado, las solicitudes de ayuda de los hogares van al alza a nivel regional, lo que también contribuye a que los productos que se reciben en la gran recogida duren menos tiempo. «Ayudamos a familias que hace no mucho tiempo donaban alimentos», expone la presidenta del Banco de Alimentos de Badajoz.
En cualquier caso, la entidad garantiza que la ayuda continuará. «Buscaremos los recursos donde sea preciso, pero se seguirá atendiendo al necesitado sin ninguna duda», dice la delegada de Plasencia.
En el caso del norte extremeño, a las 1.100 familias, 350 de Plasencia, que necesitan a día de hoy la ayuda de esta organización para comer. Familias muchas, recuerda Loli Hernández, que llaman a la puerta del Banco de Alimentos el 20 de cada mes, «porque van tirando hasta entonces, con sueldos bajos y ayudas, pero no llegan a final de mes; necesitan entonces una ayuda de urgencia».
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Esta ayuda es posible, en parte, gracias a los voluntarios. En la provincia de Badajoz se han movilizado un millar y en la de Cáceres hasta 350. Su colaboración no termina con la recogida. «Hacen una gran labor, porque luego hay que clasificar y revisar fechas de caducidad para entregar siempre los alimentos en buen estado», aporta Fernández. «También debemos destacar el trabajo de las cajeras, que son las que informan de la posibilidad de donar dinero», concluye Herrera.
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