Pura Ramos sostiene la foto de su abuelo Alfredo en el cementerio de Torremenga, este viernes. Andy Solé

Tras la pista de dos guerrilleros en el cementerio de Torremenga

Dos catas arqueológicas en el camposanto del pueblo verato buscan los restos de Alfredo y Valerio, maquis represaliados por el franquismo tras la Guerra Civil

Sábado, 6 de julio 2024, 08:00

La foto es casi una lección de Historia de España. En una esquina del cementerio de Torremenga (Cáceres), una joven se agacha una y otra vez para coger piedras de hormigón, las deja con cuidado en un carro de albañil de una sola rueda y ... cuando este pesa lo suficiente, lo conduce hasta la calle y lo vacía. Es la bisnieta de Alfredo Ramos Rufo, apodado 'El maestro', que parece seguir lo que ocurre a su alrededor desde la foto en blanco y negro que han colocado a dos pasos, apoyada en un muro de piedra vieja. Era el hijo de Eloy y Martina, y el marido de Francisca, y el abuelo de Pura, que mira cómo su hija Alba ayuda en la tarea de romper el suelo del camposanto en un punto muy concreto: a tres metros y medio de la pared oeste y dos de la pared sur. Ahí está enterrado 'Maestro' según su parte de defunción. Y también Valerio Serradilla Serradilla, 'Coto', que no está claro si tenía 23 años ó 30 cuando la Guardia Civil le disparó. Todo lo que ocurre esta mañana en este lugar es por ellos, y por Pura y su hija, y por el resto de los familiares de estos dos guerrilleros antifranquistas.

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Hay que romper el suelo, retirar las piedras y la arena y esperar a ver si aparecen sus restos. «Para intentar reparar su memoria y para aclarar un episodio de nuestra historia», apunta Ángel Olmedo, uno de los referentes de este tipo de actuaciones en la comunidad autónoma. Es historiador, miembro de ARMHEX (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura) y como codirector de esta actuación, se va a pasar el fin de semana en Torremenga (el segundo pueblo de La Vera desde Plasencia, que queda a media hora en coche).

Cata arqueológica en el lugar donde se cree que pueden estar los restos de los dos represaliados. Andy Solé

Olmedo conoce bien las historias de 'El maestro' y de 'Coto', maquis de la 12ª División, la que lideró Pedro José Marquino Monje 'El Francés'. Ellos, y también 'Compadre', 'Secreto', 'Ligero' o 'Peine' eran republicanos que siguieron combatiendo a la dictadura franquista una vez terminada la Guerra Civil Española (1936-1939). «Algunos de los más activos –explica el historiador– fueron los que actuaron en los límites de las provincias de Cáceres, Ávila y Toledo, un paisaje abrupto propicio para ocultarse».

«Siento esperanza de que aparezcan sus restos, pero quizás ahora siento más algo de inquietud»

Pura Ramos

Nieta del guerrillero Alfredo Ramos, 'El maestro'

Alfredo 'El maestro' era jornalero y zapatero y fue apresado en su pueblo, Piornal, el 19 de julio de 1936, o sea, al día siguiente de la sublevación militar que comenzó en las posesiones españolas en Marruecos y se extendió por la península hasta triunfar y dar inicio a la dictadura de Franco. El Consejo de Guerra condenó a 'El maestro' a muerte por «adhesión a la rebelión» por haber permanecido fiel al gobierno de la II República, aunque la pena inicial le fue conmutada primero por la de 30 años de prisión, y luego por la de reclusión menor.

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De cárcel en cárcel

«Estuvo en las cárceles de Cáceres, Madrid y finalmente, Segovia», ha averiguado su nieta Purificación Ramos Calle tras varios años recopilando información «de muchos sitios diferentes». Ha llegado a hacerse con la historia carcelaria de su abuelo, a través de los archivos penitenciarios. «Debió pasar un calvario, de una prisión a otra –reconstruye la nieta–. Estuvo bastante enfermo. Llegó incluso a dejar de hablar. Al cumplir su pena, volvió a Piornal pero se encontró un ambiente hostil y decidió irse al monte con una partida de maquis, y allí estuvo hasta su muerte». O sea, hasta el 4 de agosto de 1946, el mismo día que falleció 'Coto'.

«Si no aparecen, pondremos una placa con sus nombres en el cementerio, y la familia tendrá un sitio de referencia para visitarles»

Ángel Olmedo

Historiador (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura)

Los dos guerrilleros estaban en un campamento en la finca 'El coto', en el término municipal de Torremenga. «La Guardia Civil asaltó el campamento, los guerrilleros intentaron huir y en el combate murieron dos guerrilleros y un guardia civil», relata Ángel Olmedo, que recuerda también que «un tercer guerrillero resultó herido». Era Virgilio Sánchez Izquierdo, 'El castaña', que «según diversas fuentes, murió en Talayuela durante el traslado a Navalmoral de la Mata para su interrogatorio».

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La foto de Alfredo Ramos, junto al sitio en el que se buscan sus restos. Andy Solé

En agosto del año 2022, la ARMHEX celebró en Piornal un acto en honor de varios de estos guerrilleros, y colocó una placa con los nombres de algunos. Entre ellos estaba Alfredo 'El maestro'. Fue tras ese homenaje cuando Pura decidió contar a la Asociación el caso de su abuelo. Y tras casi dos años de investigación y gestiones, este viernes comenzaron las catas arqueológicas para intentar localizar la fosa común en la que se cree que pueden estar sus restos y los de 'Coto'.

Todo el fin de semana

En función de los resultados, podrían durar hasta este domingo, en una actuación que financia la Diputación de Cáceres. De hecho, este viernes se pasó por el cementerio Fernando Ayala, el jefe de sección de Memoria histórica de la institución provincial. También colaboran en la intervención los ayuntamientos de Torremenga y Piornal, y participan en ella dos arqueólogos: Ricardo Moreno y Sara Poveda.

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Esta última explica que «la mayor dificultad con la que nos podemos encontrar –detalla– es que al estar en un cementerio, a veces pasa que encima de los restos que buscamos hay otros de enterramientos posteriores». «Algunos testimonios orales –amplía Olmedo– aseguran que los dos guerrilleros fueron enterrados a la entrada del cementerio, para que todo el que entrara en él pisara sobre ellos». «Si los restos aparecen –concluye el historiador–, se señalizaría la zona para luego exhumarlos, identificarlos y entregarlos a las familias. Y si no aparecen, pondremos en este cementerio una placa con los nombres de los dos, y ya tendrán un sitio con sus nombres, al que sus familias podrán ir para recordarles».

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