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¿Qué ha pasado hoy, 11 de febrero, en Extremadura?
El campo existe. Y protesta

El campo existe. Y protesta

CARTA DE LA DIRECTORA ·

Manuela Martín

Badajoz

Domingo, 23 de febrero 2020, 10:07

No recuerdo una protesta que haya tenido más apoyo que la que han protagonizado los agricultores en las últimas semanas. Parece que todos estamos de acuerdo en que no es justo que por un kilo de melocotones les paguen veinte céntimos cuando a ellos les cuesta producirlo 25. Se ha solidarizado con los agricultores la oposición (lo cual va de suyo), la Prensa, que ha ofrecido una amplia cobertura a una reivindicación que considera justa, los consumidores, que seguro que nos beneficiamos de la contención de precios, y hasta los conductores atrapados por los cortes de carreteras y las tractoradas.

La solidaridad con los hombres y mujeres del campo ha sido tan amplia que hasta el Gobierno se ha sumado. «Apretad», les ha animado Pablo Iglesias a los agricultores, sin caer tal vez en la cuenta de que él ya no está del lado de los que sostienen la pancarta y se encaran con los policías cuando no dejan desbordar el recorrido de la manifestación y montar gresca, sino en la Moncloa, en el lado que tiene que resolver los problemas que plantea el campo. Tal vez siente nostalgia de sus años de activista o tal vez todavía no ha asumido para qué sirve un Gobierno, además de para alimentar el ego.

La respuesta que le ha dado ASAJA, la amenaza de ir a manifestarse delante de su casa, no deja de ser una 'boutade' que ojalá no cumplan. Ningún escrache delante del domicilio de nadie está justificado. Ni este, ni los que en su tiempo alentaba Podemos.

Mejor que el vicepresidente Iglesias aprenda pronto que no se puede estar en misa y repicando, en las barricadas y en el Consejo de Ministros, y empiece a pensar cómo se resuelve la crisis agraria además de montando pollos.

Decía más arriba que esta protesta ha suscitado un apoyo casi unánime. Todos les hemos dado la razón a los agricultores. Pero eso no quiere decir que la solución sea fácil porque se atiendan todas y cada una de sus reivindicaciones. No hay una respuesta mágica e inmediata para el campo. Este periódico viene ofreciendo desde hace semanas entrevistas y reportajes en los que se aborda la situación de la agricultura desde diferentes puntos de vista y la conclusión que saca una persona no experta como yo es que el asunto es complejo, difícil, y que no se soluciona con un decreto. Hace falta mucha inteligencia, mucha planificación y mucho coraje, que es lo contrario al postureo que tanto le gusta a este Gobierno, para abordar en serio no solo la crisis del campo sino del mundo rural en su conjunto. La evidencia de que el asunto es peliagudo la hemos tenido en los últimos días, cuando hemos conocido la intención de la Unión Europea de rebajar los fondos que se dedican a la PAC. Una amenaza más para un sector que está tiritando y al que el generoso dinero que ha llegado de Europa durante décadas le ha servido de abrigo.

Por si no teníamos suficientes obstáculos a la hora de conseguir que la agricultura sea rentable, ahora los países contribuyentes cuya agricultura no tiene el peso que en España o Francia quieren recortar la contribución al campo. La batalla por conseguir que el tajo a los fondos de la PAC no se produzca, o que en última instancia sea mínimo, va a ser dura. Y hará falta mucha dedicación y mucho genio político, incluso para lograr alianzas con otros países que tienen intereses similares. El Gobierno de Pedro Sánchez, que pensaba que Cataluña era su único problema y que eso se solucionaba con diálogo y cesiones a los independentistas, se ha encontrado de la noche a la mañana con que el campo existe. Y protesta.

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