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Vista general de la casa conocida como el Capricho de Cotrina. C. MORENO

El Capricho de Cotrina sobrevive a su creador

Los Santos de Maimona. Cuatro años después de morir, sus hijos siguen embarcados en el sueño de su padre de terminar la casa de inspiración modernista, que ya ha recibido miles de visitantes

Sábado, 10 de octubre 2020, 13:55

Uno de los lugares de interés turístico más demandado en Los Santos de Maimona es el Capricho de Cotrina , el espacio creado por Francisco González Grajera para cumplir el deseo de uno de sus hijos de tener una casa en el campo. Francisco fue albañil en Torremegía, Mérida y Vizcaya y luego montó con sus hermanos –retornado a Extremadura– una fábrica de manufacturas del mármol en Los Santos.

En 1988, Francisco González Grajera –conocido en Torremegía como Cotrina, de ahí lo de 'Capricho de Cotrina'– inició las obras de una casa muy particular y mundialmente conocida por la cantidad de publicaciones que se han hecho eco de su diseño modernista, bautizado por los expertos como construcciones 'gaudirreoides'.

En el libro 'La Arquitectura Fantástica en la España Contemporánea', de la Fundación Duques de Soria, se recogen las treinta edificaciones más extravagantes en distintos estilos. Uno de esos treinta edificios es el Capricho de Cotrina de Los Santos de Maimona. Han sido numerosos los profesores –algunos acompañados por sus alumnos– que han acudido a la localidad a contemplar la obra de este sencillo albañil que tuvo una imaginación genial.

Desde la carretera de Zafra se ve en toda su plenitud el Capricho de Cotrina, con los reflejos de sus adornos colocados por el procedimiento conocido como el trencadís (trozos irregulares de cerámica partida adheridos a la superficie del muro) que Francisco ha colocado en las escaleras, barandillas, cúpulas, terrazas y hasta en el cuarto de baño –la joya de la corona del interior de la casa–.

Un punto de locura

El Capricho de Cotrina es la casa de un artista que tuvo un punto de locura a la hora concebirla con sus formas curvas y dando rienda suelta a su imaginación, sin pautas concretas ni acomodaciones al entorno donde está construida. Un realismo mágico de adornos que ideó para recubrir un edificio hecho a base de ladrillos y cemento armado.

La puerta principal de 500 kilos –toda ella de cemento armado– se abre empujándola con un solo dedo. Desde la terraza, con cenador incluido, se ven las cúpulas hechas de bóveda y el gran gusano que une el salón con el dormitorio principal.

Un pequeño estanque en el tejado sirve de refrigeración para la casa, el cuarto de baño es una explosión de luz y color y los girasoles que concibió para el exterior son también una seña de identidad del edificio de Francisco, que sus hijos no están por vender para cumplir así el deseo de su padre,

Antes de morir, Francisco concedió una entrevista a HOY en la que se refería precisamente a Gaudí. «La obra de ese señor la conocí durante un viaje a Barcelona, después de haber diseñado y comenzado esta casa. Desde luego que lo de Gaudí no tiene nada que ver con lo mío: aquel hombre hizo obras faraónicas y esta es una simple casa que ideé para dejársela a mis hijos y voy a cumplir mi promesa».

Esto dijo entonces el gran artista que ha donado al pueblo dos pequeñas fuentes diseñadas a su libre imaginación: una dedicada a los donantes de Sangre y otra al jornalero. Ambas lucen en dos lugares distintos del pueblo.

Obra inacabada

Las muchas partes no acabadas por Francisco –fallecido en septiembre de 2016– están llevándose a cabo con la misma técnica del trencadís por su hijo Roberto, también albañil, y ayudado por su hermana Pilar en los diseños de los dibujos que aún faltan por plasmar, por ejemplo, en la habitación principal de la casa.

Su hija Pilar hace el diseño de los dibujos y su hijo Roberto los lleva a cabo con la misma técnica que usó su padre

La llamativa construcción que recuerda al estilo de Gaudí es una fuente de ingresos turísticos para el pueblo

«En general –explica Pilar– el conjunto necesita de continuas reparaciones porque, después de tantos años, algunos azulejos sufren el paso del tiempo y hay que reponerlos. De eso se encarga mi hermano en sus ratos libres».

Pero el robusto edificio se ve ya muy completo, tanto en el interior como en el exterior donde resalta, en el jardín, la farola hecha por Roberto y los adornos en el túnel –el célebre gusano– que comunica el cuerpo de la casa con el dormitorio principal acabado en una cúpula llena de luz que representa la cabeza del gusano.

Es Pilar quien conduce las visitas de grupos, explicando la obra de su padre y de su hermano, abriendo de par en par esta casa que, en su día, pretende ser un museo en memoria de Francisco González Grajera, donde se den a conocer los bocetos del artista, sus herramientas, en definitiva el porqué de esta construcción que tanto llama la atención.

Son ya miles los visitantes que han pasado por el Capricho de Cotrina, generando unos importantes ingresos turísticos para Los Santos de Maimona dado que , la mayoría de ellos son de fuera y, ya que están en el pueblo, o bien conocen otros monumentos acompañados por los guías voluntarios, o directamente se van a comer a alguno de los restaurantes con reconocida fama en la población.

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