Así hemos narrado la manita del Barça al Valencia

Ingrid Betancourt, que fue secuestrada en la selva colombiana, la activista Caddy Adzuba, los músicos Daniel Barenboim y Edward Said. Todos han sido premiados con el Príncipe de Asturias a la Concordia. Lógicamente lo he buscado en internet porque no me acuerdo de ninguno. Este miércoles supimos que este mismo premio va a ir a parar este año a los sanitarios que han trabajado en primera línea contra el coronavirus. Y a mí me parece muy bien todo, pero me he acordado de Miguel Flores Quirós, nacido en 1954 en Jerez de la Frontera y conocido como Capullo de Jerez.

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El cantaor suele relatar con arte sus penurias cuando le entrevistan y en 2010 la Unesco declaró el flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Aquello causó alegría y celebración dentro y fuera de este gremio artístico. Cuando le preguntaron su opinión a Capullo este respondió con otra pregunta: ¿pero de eso se come?

El premio a los sanitarios es merecido y oportuno. Pero en este país nadie protesta porque no reciba alguna placa. Contratos estables, sueldos dignos y más medios serían el complemento ideal. Y lo digo con un punto de egoísmo porque cuanto mejor les vaya a todos ellos mejor nos irá a todos los demás.

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