El equipo: Luis Leiva (izda), Leticia Herrera, Alfonso Mora, Guadalupe Sabio (directora), Cintia Folgueira, Elena Rodríguez y Marta León L. M. Lombardía (CNIO)

La científica extremeña Guadalupe Sabio descubre la proteína que anima a hacer deporte

La investigadora pacense lidera un equipo que ha descubierto cómo mejorar los tratamientos contra la obesidad

Domingo, 1 de septiembre 2024, 20:40

Hay quien ve una única nube a lo lejos y ya no sale a correr por si llueve, los mismos que padecen una fuerza gravitatoria hacia el sofá que los aleja del gimnasio. Esos son los que se preguntan: ¿si existiera algo que provocara en ... mí ganas de hacer deporte? Está en ello la veterinaria y doctora en Bioquímica Guadalupe Sabio (Badajoz, 1977), al frente de un equipo de investigación que trabaja en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) del Instituto Carlos III de Madrid, al que pertenece desde noviembre del año pasado.

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Sabio, que fue Medalla de Extremadura en 2022, ha explicado a este diario que acaban de dar el primer paso para tratar de llegar a un fármaco motivador. Lo probaron en ratones y luego en personas, concretamente en ciclistas. Y unos y otros deseaban seguir haciendo ejercicio. «Hemos descubierto una vía de señalización molecular entre músculo y cerebro que controla el que, cuando hacemos ejercicio, tengamos ese impulso de hacer todavía más», afirma.

Las proteínas determinan la forma y la estructura de las células y dirigen casi todos los procesos vitales. Ahora, con esta investigación pionera –ha sido publicada en la revista estadounidense 'Science Advances'– han visto que en nuestros músculos hay una especie de interruptor porque hay una proteína que nos anima a hacer ejercicio. Pero a la vez ese mecanismo está bloqueado por una segunda proteína para que esa activación sea moderada y no perjudicial.

Realmente, el equipo que dirige Guadalupe Sabio quería saber cómo unas proteínas que funcionan activándose por estrés en diferentes contextos y en personas con obesidad, qué función tenían en el músculo y saber qué las activaba. «Y vimos que era cuando se hacía ejercicio, primero en animales y luego en personas».

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«Lo hemos hecho con ciclistas y probaremos con otros ejercicios»

Guadalupe Sabio

Investigadora del CNIO

De manera general, su grupo de investigación trabaja para entender cómo los órganos se regulan y se comunican con otros. «Vemos que con la obesidad hay algunos órganos que se dañan, como el hígado, pero a su vez mandan señales a otros órganos. Por eso no solo queremos entender cómo la obesidad afecta a un órgano sino también las señales que emite al resto del cuerpo». Y una de las proteínas que han identificado activa el área del cerebro que controla el movimiento y han comprobado que las personas con obesidad expresan menos esta proteína.

Personas perezosas

La principal aportación es que este trabajo está pensado para las personas perezosas. Según aclara, ni tiene como fin evitar el cansancio ni va dirigido a gente que hace deporte de manera habitual y mucho menos a atletas de élite, que de hecho podrían incurrir en dopaje. Su público objetivo sería la gente a la que el sobrepeso merma su salud. Esta relación con la obesidad es fundamental, ya que se trata del desorden metabólico más frecuente en todo el mundo y cuya prevalencia e incidencia están en constante aumento. Sabio y su equipo son conscientes de que el ejercicio habitual se considera una estrategia efectiva tanto para su prevención como para su tratamiento. «La idea es combinarlo en tratamientos contra la obesidad y la diabetes porque el efecto positivo sería mayor, igual que cuando reduces el apetito», apunta la investigadora pacense, que se formó en la Universidad de Extremadura.

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Y añade que este resultado podría servir de base para diseñar fármacos que predispongan al ejercicio, así como para elaborar planes de entrenamiento personalizados. «Primero lo hemos hecho con ciclismo intenso y haremos otros estudios con otros tipos de ejercicio, tanto de fuerza como de intensidad o aeróbico, para ver el efecto y saber la diferencia», avanza la extremeña.

Pero que nadie a quien le convenga hacer deporte por salud se relaje, ya que Sabio subraya que solo han abierto la puerta hacia esta especie de pócima que activa las ganas de hacer deporte. «Con la diabetes se tardaron veinte años porque los plazos con los ensayos clínicos son muy estrictos, ya que desde que se consigue saber cuál es la molécula hasta que se llega a un tratamiento pasa mucho tiempo», avisa.

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