Un país que nunca se acaba

Cinco joyas de Extremadura

Un viaje por la Campiña Sur. Entre Llerena y Fuente del Arco, 14 kilómetros rodeados de ingenio y belleza

Viernes, 22 de marzo 2024, 07:43

Cuando me escribe algún lector pidiéndome una recomendación turística, suelo proponerle una excursión extremeña por la llamada Campiña Sur, más en concreto, la ruta entre Llerena y Fuente del Arco, perfecto viaje interior para esta Semana Santa. Desde Llerena, el viajero se acercará hasta la ... ciudad romana de Regina, donde hará la primera parada, seguirá hasta Reina, donde visitará la Alcazaba, de allí irá a la ermita de la Virgen del Ara, ya saben, la Capilla Sixtina de Extremadura, y la culminación del viaje será la mina de la Jayona, cuya visita es imprescindible reservar llamando al teléfono 667 756 600. En 14 kilómetros más los desvíos, cinco joyas imprescindibles, siempre por la carretera EX-200 entre Llerena y la provincia de Sevilla. Pocos lugares hay en Extremadura con tanta condensación de maravillas.

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De vuelta en Llerena, la torre de la iglesia de Nuestra Señora de La Granada nos servirá de guía para llegar hasta la plaza Mayor. Esa torre mudéjar nos recuerda a la Giralda, aunque con el detalle especial de que la torre de Llerena parte de la bóveda de la iglesia y la sevillana es más fácil: parte del suelo. La iglesia fue levantada por la Orden de Santiago entre los siglos XIII y XIV, pero transformada posteriormente hasta levantarse en el XVII la torre de la que hemos hablado. Otra característica diferenciadora del templo es la doble galería de arcos levantada en el siglo XVI con la finalidad de asistir a los acontecimientos públicos que tenían lugar en la plaza.

Sigue siendo hoy la plaza el centro de la vida cotidiana con sus terrazas, su paseo y su fuente diseñada por Zurbarán, que se casó dos veces en Llerena y aquí vivió y pintó. Ya establecido en Sevilla, en 1630, pintó el retablo de Nuestra Señora de la Granada, desmantelado, desgraciadamente, durante el siglo XVIII, pero del que se conserva el magnífico Crucificado (hacia 1636).

La lista de monumentos y preciosidades llerenenses es larga: la iglesia de Santiago, austera en el exterior con un retablo riquísimo en el interior, iniciada en 1482 (gótico tardío hispano-flamenco); el hospital y templo de San Juan de Dios, de estilo barroco y único conservado de los muchos hospitales que tuvo Llerena; las casas mudéjares diseminadas por el casco histórico; el convento de Santa Clara, clasicista, fundado en 1508, con impresionante fachada de ladrillos, hermoso claustro y dulces riquísimos elaborados por las monjas de clausura; la iglesia del convento y colegio de la Merced, que hoy es Casa de Cultura, el convento de la Concepción, el palacio de doña Mariana, convertido en hospedería, el palacio episcopal y el palacio de los Zapata, del siglo XVI, hoy Palacio de Justicia y construido por don Luis Zapata, consejero de los Reyes Católicos, que escribió en su 'Libro de cetrería' que los habitantes de Llerena son tan ingeniosos que «apenas necio podrá hallarse uno».

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Este ingenio y falta de necedad se nota en detalles recientes como que el ayuntamiento, gobernado por el PP, va a hacer hijo predilecto de Llerena a Valentín Cortés, alcalde socialista de Llerena durante años y expresidente de la Diputación de Badajoz. Es un ejemplo de convivencia y de lo que decía en Badajoz Javier Cercas hace unas semanas, que entre el PP y el PSOE no hay tantas diferencias como parece. Un viaje extremeño, pues, entre monumentos señalados y gentes con ingenio.

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