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SERGIO LORENZO
CÁCERES.
Lunes, 19 de noviembre 2018, 08:10
A las miles de personas que ayer se manifestaron en Cáceres poco les importaba que lloviera poco o mucho. Querían demostrar su indignación y a la mayoría les pareció poco el recorrido. «Estamos preparados con las banderas de plástico para la lluvia- decía uno -. ¡Qué llueva lo que quiera!».
Desde la estación de tren, en donde comenzó la manifestación, hasta el Paseo de Cánovas, hay poco más de un kilómetro, y si a las doce comenzó la protesta, con andar pausado, a las doce y media ya estaba la cabeza de la manifestación en la Cruz de los Caídos, junto al kiosco de la música en donde se iba a leer el comunicado.
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El recorrido tan corto supo a poco y el lugar escogido para finalizar la protesta no era cómodo. Muchos se lamentaban de que no se pudiera terminar en la Plaza Mayor por culpa de estar montados puestos del Mercado Medieval de las Tres Culturas. Algunos apuntaban que hubiera sido mejor hacer que terminara la manifestación en El Rodeo.
Eran bastantes los que habían llegado en autobús, como Santa Martín Luengo, que vino de Jarandilla de La Vera, y sus 92 años no le impidieron hacer el viaje a Cáceres para exigir un tren digno. «He venido para que pongan más trenes de Madrid a Extremadura y mejores», sentenció.
También venía de Alburquerque un grupo en el que se encontraba Mari Paz Murillo: «hemos venido en autobús porque nuestro alcalde ha decidido ponerlo para estar aquí en la reivindicación por un tren digno, para que se agilicen y mejoren las comunicaciones e infraestructuras que hay en Extremadura». Señalaba que Alburquerque no es de los pueblos extremeños peor comunicados. «Estamos en el triángulo de Cáceres, Badajoz y Mérida, pero lógicamente lo que se pueda mejorar en infraestructuras es bueno para Alburquerque. Somos un municipio que tiene unos 5.800 habitantes, y como todos los municipios extremeños estamos perdiendo población. El tener buenas comunicaciones mejora el que se pueda vivir mejor en el pueblo».
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Entre los participantes también se echó en falta la presencia de más gente joven. Es lo que señalaba Elena Murillo Gallego, de Higuera de la Serena: «hay gente, pero hace falta más gente joven. No sé el motivo de que no vengan más a protestar porque los jóvenes somos los que más utilizamos el tren, sobre todo los estudiantes». Decía que Higuera de la Serena tiene algo más de 900 habitantes y necesita una mejor comunicación con las ciudades y con los pueblos de alrededor: «mejorar las comunicaciones es muy importante para nosotros».
Entre las pancartas se encontraba una en la que se podía leer: «Tenemos un matagallinas que no llega ni a la esquina». La llevaban personas con discapacidad. «Somos de Cabeza del Buey, de un centro de plena inclusión que estamos aquí para apoyar la causa», indicaba su cuidadora Bea Múñez Calvo.
Entre los manifestantes que más llamaban la atención estaba una mujer llevando en la cabeza una vieja maleta de emigrante. En la maleta un dibujo de Urdangarin con la siguiente frase: «Prefiero estar en la trena que entrar en un tren extremeño. Iñaki Urdangarín (exjugador de tronos)».
También estaba Agustín Rivera Molano, de Hinojal, que llevaba un tren de juguete en la cabeza, que estaba averiado. «Tengo el tren en la cabeza para llamar más la atención - contaba -. Yo ya soy mayor y no me hace falta mucho el tren, pero si tengo que ir a Bilbao para ver a mis hijos y a mis nietos me hace falta el tren y quiero que esté bien, no el que tenemos, que es como el que tengo en la cabeza, que tiene una rueda colgando».
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