Montalbán muestra uno se los sensores instalados en Cáceres. Armando Méndez

«Las ciudades deben adaptarse para evitar islas de calor»

La profesora de la Politécnica de la UEx Beatriz Montalbán lidera una investigación para hacer frente a las altas temperaturas

Álvaro Rubio

Cáceres

Miércoles, 24 de julio 2024

Los extremeños se enfrentarán cada año a temporadas más largas con altas temperaturas y, ante eso, ya hay investigadores de la región que buscan cómo hacer frente a ellas. «Las ciudades deben adaptarse para evitar islas de calor», apunta Beatriz Montalbán, profesora de la Escuela ... Politécnica de Cáceres en la UEx que lidera un proyecto para ofrecer a los agentes de la construcción, ciudadanos y la Administración estrategias que puedan mejorar la temperatura de las ciudades cuando se producen las olas de calor.

Publicidad

«Se trata de repensar y rediseñar. Es un factor que debe tenerse en cuenta en cualquier nueva obra. Antes no teníamos sistemas de climatización y se sobrevivía. De hecho, en las zonas rurales y el campo no se producen esas islas de calor, que son lugares donde se acumulan de forma anómala las altas temperaturas. Ahora hay edificios y estructuras urbanas, con calles anchas y poca sombra, que no ayudan», afirma Montalbán tras detallar en qué consiste la investigación en la que está inmersa.

Se denomina Oladapt 'Olas de calor y ciudades: adaptación y resiliencia del entorno construido', del Ministerio de Ciencia e Innovación. Se desarrolla de forma coordinada con la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad Politécnica del País Vasco UPV/EHU, en Bilbao. El proyecto empezó en agosto de 2023 y terminará en 2026.

En él obtendrán datos a partir de la monitorización en tiempo real de tres ciudades (Cáceres, Bilbao y Madrid) y esa primera tarea la han liderado desde la UEx. Ha consistido en desplegar una red de sensorización de temperatura y humedad ambiental.

Publicidad

Para ello han puesto tres antenas en los lugares más altos de Cáceres (La Sierrilla, la Montaña y el cerro de Los Pinos) y han instalado 25 sensores en diferentes zonas de la ciudad, teniendo en cuenta características como altitud o tipología de tejido urbano: ancho de calle, tipo de edificio, altura de la construcción, etc.

Estos sensores han sido desarrollados en colaboración con la empresa de ingeniería electrónica iRay, de Mirabel (Cáceres), y están captando datos de temperatura y humedad con el fin de observar si se producen islas de calor.

Publicidad

La investigadora cree que la Administración debería identificar los refugios climáticos

«Hay zonas que almacenan la radiación durante el día y se produce como una batería que devuelve ese calor en la tarde o la noche, algo que se suele dar cuando se han utilizado materiales muy densos, con mucha energía térmica u oscuros, por ejemplo», explica Montalbán, que a falta de analizar datos, alude a hasta once grados de diferencia entre unas zonas y otras.

«Tenemos indicios de que hay zonas que van a tener más temperaturas por el ancho de las calles o los diseños actuales, con grandes avenidas, mucha circulación y sin árboles. Por ejemplo, los residenciales nuevos, aunque tienen jardines individuales, creo que van a ser problemáticos», indica Montalbán, que cree que las estrategias pasarán por cambiar partes del tejido urbano y la rehabilitación de los hogares. «Hablamos de soluciones sencillas como sombrear», añade.

Publicidad

El estudio también tendrá en cuenta aspectos socioeconómicos. «El riesgo tiene que ver con la temperatura y la vulnerabilidad de las personas, y ahí entran en juego factores como la edad, las rentas bajas que no pueden permitirse mantener su vivienda a una temperatura adecuada, el año de construcción de la vivienda o si está rehabilitada», afirma la investigadora.

Además, cree que «la Administración debería identificar los refugios climáticos y cuál es su cercanía a las personas vulnerables». Apunta que ya hay muchas ciudades que lo están haciendo. «Son zonas públicas de libre acceso las 24 horas del día, donde dejan al ciudadano que se refugie porque en sus casas no puede hacerlo al no tener o no poder poner el aire acondicionado».

Publicidad

El estudio, que se hace ahora en tres ciudades, se podría extrapolar a urbes de entornos parecidos y usar las mismas estrategias. «El despliegue de sensores es a bajo coste y hay guías metodológicas para que cualquier ciudad pueda monitorizar a tiempo real y obtener mapas de calor», concluye Montalbán.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.

Publicidad