Chefs cacereños afanándose en la cocina el pasado viernes. J. REY

Ir a comer a los pueblos

A Pedroso o al Casar. Cáceres Gastronómica y En Salsa certifican la calidad de los chefs rurales

Martes, 22 de noviembre 2022, 07:14

Rafael Arnáiz es hostelero. Llevaba el mesón San Juan, hoy cerrado, en la plaza de San Juan de Cáceres, donde tomaban café los funcionarios municipales, disfrutaban de las cañas los habituales y cenaban los turistas. Rafael era un personaje en su negocio y sigue siéndolo ... ya jubilado. Cada mañana, un rato antes de las ocho, cuando voy al trabajo, me lo encuentro dando un paseo, procuro acompasar mi paso al suyo y charlamos de los estados: el de la ciudad, el de la región, el de la nación, el del mundo...

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El viernes, en el Palacio de Congresos, al final de Cáceres Gastronómica, me encontré con Rafa y me confesó que todo el evento, el servicio, el ambiente, el marco, la disposición y la cocina habían sido de diez, para llorar... Después, me abrazó y lloró de verdad, muy emocionado. Quizás fuera la mezcla de la edad, el cariño, los sabores y la satisfacción por asistir a una iniciativa tan bien organizada y con tan alto nivel. Porque al acabar Cáceres Gastronómica, se palpaba en el ambiente el orgullo de ser capaces de organizar y vivir un acontecimiento gastronómico de tanta categoría. Fue, en fin, un chute de autoestima colectiva muy intenso.

¿Qué va a decir un articulista del HOY de un acto que organiza el HOY?, se preguntará cualquiera al leer lo que precede. Es cierto, no vas a criticar a tu familia, pero les aseguro que si hubiera sido un fiasco, bastaría con callar y escribir sobre otra cosa, que temas hay de sobra. ¿Pero cómo reprimirte cuando has nacido y vives en la provincia española con más denominaciones de origen, cuando tu familia ha criado y cría en Ceclavín cerdos (Dehesa de Extremadura), vacas y terneras (Vaca de Extremadura y Ternera de Extremadura), ovejas (Cordero de Extremadura) y cabras (Cabrito de Extremadura), cuando esa familia recoge aceite manzanilla cacereña (Gata Hurdes), mi nuera cosecha aceitunas cornicabra en Alía (Villuercas Ibores Jara), mi madre elaboraba cuando era niña queso de cabra (Queso de Acehúche) y mi bisabuelo hacía un vino de pitarra extremeño que ganó la medalla de oro en la Expo de Barcelona de 1912?

Cuando vives en Cáceres y disfrutas de muchos de esos productos en una comida fastuosa, solo te queda emocionarte y contarlo. ¿Cómo no manifestar el orgullo de vivir en la tierra con más DOP, donde despunta una revolución gastronómica rural liderada por jóvenes chefs? No se trata de un marbete, de una marca, de un eslogan, se trata de que hace 10 años, nadie hubiera imaginado que un chef hurdano (Javier Martín) prepararía un fascinante y delicado bombón con sabor a aceituna, otro de Zarza de Granadilla (Versátil) bordaría el carpaccio, una cocinera de la Vera (Al Norte) nos asombraría con su espuma de patata con huevo poché, el pulpo más sugerente llegaría desde Valencia de Alcántara (La Terraza), la lasaña de cabrito más sutil vendría de Pedroso de Acim (El Palancar), un sabroso plato ibérico se habría inventado en Trujillo (La Alberca) el postre asombroso de torta y membrillo, en Casar de Cáceres (Casa Claudio) y dejamos para la capital, además de Javier Martín, la inesperada y deliciosa berenjena con ajo blanco y sardina ahumada del joven chef de La Maltraviesa.

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Puestos a presumir con argumentos, esta revolución de los chefs rurales de Extremadura (en Badajoz hay otros tantos) fue proclamada por el proyecto gastronómico En Salsa del HOY desde el primer número, se ha sustanciado la semana pasada con los premios En Salsa y Cáceres Gastronómica y repito, no es una marca ni un invento, sino una realidad que los medios recogemos y destacamos y todos disfrutamos yéndonos a comer a esos pueblos.

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