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La afición oculta
Cómics ·
Dice que es escritor gracias a los tebeos, cuya lectura recomienda para disfrutar del placer de la palabra de la novela y las imágenes de cineAna B. Hernández
Miércoles, 28 de agosto 2024, 07:17
–¿Cuál es su afición favorita?
–La lectura en general. Y, en particular, disfruto muchísimo leyendo cómics, tebeos, novelas gráficas o como queramos llamarlas. ... Quizás disfrutar se queda corto para algo que los verdaderos aficionados vivimos de forma tan intensa.
–¿Desde cuándo la practica?
–Desde que era niño. No debía de tener más de seis años cuando empecé a leer tebeos.
–¿Por qué?
–Supongo que es más fácil entrar a la lectura cuando va apoyada por imágenes, como me ocurría con los clásicos juveniles de Bruguera que incluían una página de viñetas por cada tres de texto. Por otra parte, los cómics hacían que mi imaginación volara con Tarzán entre lianas, con Spiderman entre los edificios de Nueva York o con Supermán sobre las nubes.
–¿Se la inculcó alguien o algo en concreto?
–En mi casa siempre había muchos libros. Pero, además, cuando mis dos hermanos y yo éramos pequeños, nos empezaron a comprar el coleccionable de Flash Gordon –que dejaron, porque salía muy caro, la verdad–, y después tebeos de Supermán de la editorial Novaro y algunos de Marvel en las viejas ediciones de Vértice. A mí el gusanillo me mordió y se me quedó dentro para siempre.
–¿Cuánto tiempo le dedica a la semana, al mes?
–Leo mucho todos los días, sean novelas, no ficción o cómics. Lo normal es que tenga entre manos al menos un libro y un tebeo cuyas lecturas simultáneo. No literalmente, los hemisferios de mi cerebro aún no han aprendido a leer cada uno un libro a la vez...
–¿Participa o forma parte de algún colectivo?
–Durante muchos años asistí a la tertulia de fantasía y ciencia ficción de Madrid, conocida como la Terma, y ahora me sigo reuniendo con muchos de sus miembros cuando puedo. Hablamos de cine, libros y series, pero también de tebeos, que para nosotros forman parte de lo mismo. Y desde hace poco participo en los pódcast de Destino Arrakis, en los que también hablamos de cómics, entre otros temas.
–¿Qué tipo de satisfacciones ha tenido: le ha hecho conocer gente, nuevos amigos, viajar…?
–La lectura de tebeos me llevó a empezar a dibujar a los siete años y, cuando vi que tardaba mucho en contar mis historias, a escribir mi primera novela –una de romanos– cuando tenía diez años. Con ilustraciones, eso sí. De modo que a los tebeos les debo haberme convertido en escritor. Y la escritura me ha hecho conocer a amigos como los que he mencionado de la Terma o Arrakis, más los que he hecho en la Semana Negra, el Festival de Fantasía de Fuenlabrada y otras reuniones similares. En todos estos eventos el cómic es una presencia muy importante.
–¿Ha tenido algún premio o reconocimiento?
–No en el mundo del tebeo, propiamente, pero sí en el de la literatura en general, como el premio Hislibris al mejor autor de novela histórica en español en 2023, que acabo de recibir por una novela, 'Los idus de enero', que me encantaría ver llevada al cómic.
–¿Le ha supuesto algún inconveniente alguna vez?
–El único problema ha sido, a veces, de espacio. Cualquiera que se haya mudado sabe que moverse con miles de libros y tebeos puede ser una pesadilla.
–¿Le ha costado dinero, lo ha ganado con su afición?
–Coleccionar cómics puede parecer una afición cara, pero cuando abro un tebeo y deslizo mis dedos por sus páginas y me sumerjo en las historias, pienso que es poco dinero por el placer y el sentido de la maravilla que nos dan sus autores.
–¿Por qué la recomendaría?
–El cómic mezcla el placer de la palabra que se disfruta en una novela con el de las imágenes que vemos en el cine. La combinación es única: cuando se empieza a disfrutar, es casi imposible desengancharse.
–¿Ha tenído otras aficiones?
–Cuando tenía 16 años empecé a tocar la guitarra, pero con el tiempo la literatura demostró ser una amante absorbente y celosa, por lo que acabé abandonando la música.
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