Dos variables que se unen: salarios bajos, que se actualizan con dificultad, y encarecimiento del mercado inmobiliario. Ambas han contribuido a elevar en más de ... cinco puntos durante el último año el porcentaje de los ingresos que tienen que destinar las familias extremeñas para comprar una vivienda y, al mismo tiempo, se han visto reforzadas por la subida del precio del dinero.
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Los paulatinos incrementos de los tipos de interés aprobados por el Banco Central Europeo (BCE), dentro de sus políticas de lucha contra la inflación, han endurecido las condiciones de financiación que ofrecen las entidades bancarias a quienes pretenden acceder a una casa en propiedad y, por otro lado, han encarecido las cuotas que pagan aquellas personas que firmaron una hipoteca a interés variable.
Así lo recoge un informe de Idealista sobre las capitales de provincia españolas, en el que se sitúa en el 18% para Badajoz y en el 15% en Cáceres la tasa de esfuerzo –el porcentaje de los ingresos– que deben afrontar las familias para adquirir una vivienda. Las dos han notado un importante incremento en el último año: de cinco punto en el caso de Badajoz y de seis para Cáceres.
Pese a ese repunte, ambas tasas se encuentran todavía bastante por debajo de la media nacional, que se eleva por encima del 21% y que también aumentó en algo más de cinco puntos respecto a 2022.
Eso sí, las capitales de provincia extremeñas escalan posiciones en el listado del informe. El porcentaje de los ingresos que se destinan a la compra en Badajoz está por encima de 25 capitales de provincia y al mismo nivel que Salamanca, Valladolid o Logroño. Por su parte, Cáceres deja a otras ocho ciudades por detrás y se iguala con Zaragoza, Oviedo o León.
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A nivel provincial, aunque las grandes diferencias que existen en el mercado inmobiliario extremeño desvirtúan ligeramente ese dato, las tasas se reducen hasta el 16% para Badajoz (más alta que en 23 provincias) y el 13% en Cáceres (superior a la de otros diez territorios).
La localidad en la que el esfuerzo es mayor es Montijo, con el 22%, y la menor, Orellana la Vieja, el 9%. Las dos en Badajoz.
La subida de precio de la vivienda en venta –en lo que ha influido el encarecimiento de los materiales y de los suministros– y el alza de los tipos de interés –que ha repercutido en el euríbor– han provocado que muchas familias que estaban pensando en comprar girasen la mirada hacia el alquiler.
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Un cambio en las preferencias de los ciudadanos que también ha repercutido en un aumento de los precios del alquiler: un 15% en el último año, según las inmobiliarias de la región.
Así, las familias de la ciudad de Badajoz destinan el 22% de sus ingresos al pago del alquiler. Un esfuerzo económico que ha crecido dos puntos desde septiembre del año pasado y que ya es mayor que en 22 capitales de provincia.
En Cáceres, la tasa se queda en el 18%, un punto más elevada que en 2022, y solo superior a las que registran Ciudad Real (15%) y Teruel (17%).
La distancia de las dos capitales extremeñas con la media nacional –que asciende hasta el 31,1%– es muy amplia. Es cierto que la especial situación en ciudades con un marcado peso del turismo, como Barcelona (43%), Palma de Mallorca (42%) o Valencia (39%), condiciona el resultado para el conjunto del país.
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Por norma general, el esfuerzo económico mensual que tienen que afrontar las familias es mayor para vivir de alquiler que para comprar. Sucede así en todas las capitales de provincia, excepto en tres: San Sebastián, Granada y Palma de Mallorca.
En Badajoz y en Cáceres, la brecha es de cuatro y tres puntos, respectivamente y se ha reducido en el último año por el encarecimiento de la compra y la evolución de la financiación. A nivel nacional esa distancia roza los diez puntos e igualmente se ha movido a la baja.
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En cuanto a las provincias, tanto en Badajoz como en Cáceres, debido a los reducidos salarios que se pagan en Extremadura, es mayor el porcentaje de ingresos que se destinan al alquiler que en las propias capitales. El 24% en la provincia pacense –por encima de otras 24– y el 22% en Cáceres, superior a 17. Lejos en los dos casos de provincias como Málaga o Baleares en las que la tasa de esfuerzo roza el 50% de los ingresos de las familias.
Un 11% se ha incrementado desde la pandemia la partida económica que las familias extremeñas destinan, por término medio, a la vivienda dentro de sus gastos. En 7.963,36 euros al año fija el INE –en su estadística de presupuestos familiares– el dinero que cada hogar dedicó en el año 2022 al alquiler o hipoteca y las facturas de suministros energéticos y de agua. Es la única región que se queda por debajo de los 8.000 euros al año. La media nacional se eleva hasta rozar los 10.250 euros. El fuerte incremento del gasto en vivienda que han soportado las familias en los dos últimos años viene marcado por el alza de los alquileres y, sobre todo, por la subida del precio de la luz, del gas y de los combustibles.
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