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Medalla de Extremadura
La congregación más internacionalJUAN CARLOS RAMOS
Sábado, 17 de agosto 2024
A más de uno le sorprendió que la Junta decidiera conceder la Medalla de Extremadura a una institución educativa y religiosa como la de las ... Hermanas Josefinas de la Santísima Trinidad de Plasencia. Denunciaban una sistematización a la hora de conceder este tipo de galardón a colegios concertados, como el San Antonio de Padua de Cáceres o el de Nuestra Señora del Carmen de Villafranca de los Barros. Para unos cuantos, y no pocos, esta nueva concesión de la Medalla de Extremadura a un centro concertado supone un agravio comparativo sobre instituciones de carácter públicas y laicas.
Sin embargo, en este caso, la Medalla de Extremadura no está destinada a premiar los méritos académicos, sociales o religiosos del colegio placentino de las Josefinas, sino que viene a rendir tributo a la labor de acompañamiento de la congregación que fundó Eladio Mozas Santamera en Plasencia el 18 de febrero de 1886. Son 138 años de historia que no pueden reducirse a la simple categorización de 'concertado', apuntan los defensores de una petición que se impulsó hace medio año.
Su principal impulsor fue el propio Ayuntamiento de Plasencia. Para facilitar la adhesión de los ciudadanos a la solicitud, el Consistorio habilitó un libro de firmas en el registro municipal. Fundamentaba su solicitud en la «labor educativa, sanitaria y de promoción de la mujer realizada por la congregación desde su fundación». Subrayaba que las Josefinas «han trabajado en pro de la igualdad y el desarrollo integral de las personas, tanto a través de su labor educativa como humanitaria; llegando desde la ciudad de Plasencia hasta países como México, Honduras, Perú, Chile, Alemania, Italia, Francia o Bélgica, lugares donde, junto con su Misión, ha llevado el nombre de Extremadura relacionado con una mejora de la calidad de vida a los sectores más desfavorecidos».
Cuando Eladio Mozas Santamera pergeñó un instituto religioso inspirado en el misterio de la Santísima Trinidad, seguramente no pensaba que su proyecto iba a trascender las fronteras de las propias comarcas del norte de la región. Sin embargo, casi siglo y medio después, la congregación de las Hermanas Josefinas de la Santísima Trinidad se ha convertido en la 'empresa' más internacional de cuantas hayan germinado en Plasencia. La congregación cuenta con más de 150 religiosas y cerca de una treintena de casas repartidas en varios países. Su labor abarca desde la educación hasta el apoyo a los más necesitados.
Solo en centros educativos, las Hermanas Josefinas están representadas en España en ciudades como Plasencia, Cáceres, Salamanca y Santander. En Sudamérica, lo está en colegios de Santiago, La Serena e Isla de Maipo (Chile) y Valle de Ángeles (Honduras). A ellos hay que sumar un buen puñado de residencias pastorales.
Y eso que la creación de las Hermanas Josefinas de la Santísima Trinidad en Plasencia fue casi accidental. Su impulsor fue Eladio Mozas Santamera, alcarreño, y si su tío no hubiera sido canónigo de la Catedral, no habría pisado la capital del Jerte ni por casualidad. Su tío le animó ordenarse en Plasencia y, a partir de ahí, el resto es historia. Desarrolló una intensa labor pastoral e intelectual hasta el fin de sus días y fue párroco de San Nicolás, profesor del Seminario y canónigo penitenciario.
En 1876, para festejar los cincuenta años de episcopado de Pio IX, Eladio Mozas viajó a Roma en una de las peregrinaciones españolas. Logró audiencia privada para exponer al Papa su deseo de fundar un instituto y éste le animó a comenzar la obra que Dios le había inspirado. Esa obra tuvo que esperar diez años. Finalmente, en 1886 y junto a Sor Margarita Josefa de los Dolores, fundó la congregación de las Hermanas Josefinas de la Santísma Trinidad. En esa primera etapa, tomaron el hábito 14 religiosas. Después vendrían las fundaciones de Ceclavín y Hervás. Tras su muerte, la obra se extendió desde Plasencia hasta otros puntos España a Europa y, a mitad del siglo XX, cruzó el charco rumbo a América.
La misión pastoral de las Hermanas Josefinas tiene su principal campo de acción en cuatro países de Hispanoamérica. De ellos, Chile es a donde primero llegaron. Allí, en 1954, se abrió la primera comunidad en América. Tras unos pocos años de evangelización, entendieron que la mejor forma de contribuir a la sociedad chilena era a través de sus propios colegios. Fundaron uno en Santiago (1960), otro en Isla de Maipo (1964) y uno más en La Serena (1981).
Como siguiente destino eligieron México, a donde llegaron en 1992. Actualmente hay dos comunidades, una en Celaya, Guanajuato, con un centro nutricional para niños sin cuidados parentales; y la otra se encuentra en ciudad de México.Es la Casa de Formación Inicial para las jóvenes.
A Perú llegaron en 1995 y allí trabajan en con ancianos y niños en Santa Rosa, en la provincia de León. «Intentamos vivir esperanzadas con este pueblo, tratando de llevar la palabra de Dios a través de nuestro trabajo. La Iglesia nos pide que sepamos escuchar a los jóvenes de hoy, a gente de trabajo sencillo, pero que ha aportado mucho a nuestras vidas. Nosotras tratamos de ofrecer nuestro ejemplo y nuestra entrega», dice la Hermana Angelina Castro.
Su última parada hasta la fecha ha sido Honduras. Desde 1999, se han volcado con la atención médica primaria, creando el Consultorio Médico Padre Eladio Mozas, y la atención pastoral en parroquias locales.
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