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Consejos de la Mujer: ellos no son bienvenidos
Polémica en Navalmoral ·
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Polémica en Navalmoral ·
El conflicto vivido en la localidad morala ha descubierto que los órganos de representación de las mujeres no excluyen a los hombres, pero en la práctica se veta su presenciaEl consejo de la mujer es de las mujeres. Esta frase la pronunció Raquel Medina, alcaldesa de Navalmoral de la Mata, en su papel de presidenta del Consejo sectorial de la Mujer. Respondía así a la polémica surgida por el intento de un concejal del PP de participar en una reunión de este órgano municipal. Aunque en sus estatutos no se impide de forma explítica que haya hombres en su composición, sí hay un acuerdo tácito para que solo sean mujeres quienes lo integren en la práctica.
«No se veta a nadie, porque los hombres se deben sentir representados por la voz femenina de su colectivo, estando a nuestro lado, sin ponerse delante ni imponer sus criterios», defendía Medina.
Las mujeres del grupo popular en el Ayuntamiento moralo, sin embargo, no defienden esa visión: «Es el mismo discurso que utilizaba el patriarcado contra las mujeres cuando decía que teníamos voz y voto, pero que lo teníamos que expresar a través de nuestros representantes masculinos».
En este debate, no exento de tensión, suscitado desde Navalmoral de la Mata, el Instituto de la Mujer de Extremadura (Imex) se decanta por la primera tesis. «El objetivo de estos consejos», asegura a HOY, «es servir de cauces para la participación de las mujeres en la aplicación del derecho a la igualdad y en la lucha contra la discriminación, además de actuar como interlocutor de las mujeres ante las administraciones públicas. Así que, deben ser ellas las que ejerzan ese derecho de representación». Es decir, no encuentra cabida a los hombres en esas tareas.
El caso de Navalmoral no es una excepción. En Extremadura hay constituidos pocos consejos municipales de mujeres, y ninguno de ellos excluye a los hombres en sus estatutos. Sin embargo, en la práctica la ley no escrita dice que sean mujeres quienes representen a los partidos, sindicatos o colectivos que lo integran.
En algunos casos esto no es posible. Lo explica Esperanza Lozano, vicepresidenta del Consejo Local de Mujeres de Almendralejo, que es el órgano municipal de participación femenina con más trayectoria de la región. Se constituyó en 1991 para aunar las actividades que se organizaban con motivo del 8 de marzo (Día de la mujer) y el 25 de noviembre (Día para la eliminación de la violencia de género).
De este órgano forman parte los partidos políticos con representación en el pleno, los sindicatos y las organizaciones de mujeres (Amas de casa, Mujeres rurales, Mujeres gitanas y Amigas 1931, a esta última es a la que ella pertenece). «Ha habido hombres en el consejo cuando por ejemplo Izquierda Unida solo tenía un concejal y venía representando a su partido, o ahora que el que representa a Ciudadanos es un hombre».
Su presencia –dice Lozano– no se rechaza, pero sí reconoce que «el espacio que tenemos las mujeres para trabajar no lo podemos masculinizar porque entonces poco avanzaremos. La desigualdad existe por el empoderamiento excesivo que ha tenido siempre el hombre».
Este supuesto no se da, sin embargo, en el Consejo Local de Mérida, porque en su composición no tienen silla ni los partidos políticos ni los sindicatos. Creado en 2009, la única representación política en su seno es la que ostenta la presidencia que debe ocuparla el alcalde o la persona en quien delegue (en este caso, la ocupa la concejala de igualdad de género). El resto de miembros también son solo mujeres: representantes de las asociaciones y representación profesional de la oficina de igualdad y del punto de atención psicológica por violencia de género.
«Los órganos de participación tienen que ser de la ciudadanía organizada; los partidos políticos y los sindicatos ya tienen sus espacios», defiende Gloria Angulo, de la asociación Malvaluna, que ostenta la vicepresidencia del Consejo.
«Para entender los problemas de las mujeres, los tienen que contar las mujeres y somos nosotras quienes tenemos que decir qué soluciones queremos. Somos las mujeres quienes tenemos que ser interlocutoras de nuestros espacios y necesidades». Igual que ella a sus 63 años, compara, no tiene sentido que forme parte del consejo de juventud o de un consejo escolar, tampoco lo tiene «que los hombres quieran ocupar aquellos espacios donde no tienen nada que aportar».
«Es muy diferente cómo vivimos las ciudades los hombres y mujeres en cuestiones como el urbanismo o la seguridad por ejemplo. Los bordillos nos molestan a las mujeres, que somos las que mayoritariamente vamos con carros de la compra y empujamos los cochecitos de los niños; y que las paradas de autobuses estén en sitios seguros nos preocupa a las mujeres, que somos las que más usamos el transporte público», argumenta.
En el ámbito regional, funciona el Consejo Extremeño de participación de la Mujeres. El decreto que lo regula no prohíbe que un hombre forme parte de él, si bien las vocalías sí están reservadas expresamente a mujeres. Actualmente, su composición es íntegramente femenina, confirma la Consejería de Igualdad.
Otros órganos autonómicos como la Comisión de Impacto de Género de los Presupuestos o la Comisión Permanente para la Prevención y Erradicación de la Violencia de Género tienen una composición paritaria entre mujeres y hombres.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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