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No se veían tantas grúas en Extremadura desde el año 2006. La construcción de vivienda se está moviendo a un ritmo que era desconocido ... para la región en los últimos años. Eso sí, ese movimiento se circunscribe a los grandes ciudades: Badajoz, sobre todo, y Cáceres; también algo en Mérida, y menos en Plasencia, Don Benito o Villanueva de la Serena, entre otras.
Es lógico. Desde la crisis de 2008 se construye a demanda. Es decir, se empiezan las promociones si ya hay compradores comprometidos. Por tanto, solo se hacen viviendas en aquellas localidades que ganan habitantes. «Más allá de personas que puntualmente se quieren hacer su casa en un pueblo», puntualiza Juan Carlos Cotallo, presidente de la comisión de promotores de Pymecon y gerente de la promotora Gestyona.
Los datos de la Fundación Laboral de la Construcción demuestran ese buen ritmo. En el primer trimestre de 2021 se autorizaron 631 visados de obra nueva en Extremadura. Supone un incremento superior al 56% respecto al mismo periodo del año anterior, los meses antes de que la pandemia hiciera su irrupción, y contrasta con la evolución a nivel nacional, donde los visados se redujeron en un 0,6% en el mismo periodo.
En este crecimiento regional tienen un peso destacado los bloques de pisos para el mercado libre, pero también influyen la construcción de viviendas de protección oficial, la autopromoción y las promociones de unifamiliares. La coyuntura sociosanitaria afecta: las preferencias de los ciudadanos se han trasladado hacia casas con jardín, detectan los promotores.
Por otro lado, también se vuelve a ver el ladrillo como una inversión. En un contexto en el que es difícil obtener rentabilidad de los ahorros mediante productos financieros de bajo riesgo, la compra de inmuebles se contempla como una posibilidad. Además, hay quien adquiere viviendas con la idea de alquilarlas.
Badajoz es la ciudad que está marcando el paso y donde más se está notando ese repunte de la obra nueva. «Es el motor económico de Extremadura, pero en Plasencia también hay un nivel de promociones que no se veía desde hace doce años», reconoce José Luis Iglesias, gerente de Pymecon, que ve un reciente e importante cambio de tendencia en la construcción.
En la ciudad de Cáceres, por su parte, se están desarrollando varias promociones, al igual que en Mérida. No son todas las que el mercado necesita, según los promotores. «No se están haciendo viviendas ni para cubrir la demanda», afirma Cotallo, que cifra entre un 1% y un 2% de la población la demanda de vivienda que se calcula para una localidad. Serían más de 2.000 al año en Badajoz y cerca de 1.500 en Cáceres, por ejemplo. En ninguna ciudad se está llegando a esas cifras.
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Los motivos para esta situación hay que buscarlos en la complejidad que supone para los empresarios acceder a la financiación –los bancos exigen un elevado porcentaje de ventas antes de poner dinero– o la necesidad de negociar para adquirir el suelo, que en su mayoría está en manos de los entidades bancarias.
Pese a ello, las expectativas son buenas para el sector. Los proyectos –como el centro logístico de Amazon, el complejo budista, las factorías relacionadas con las baterías de litio o el Centro Nacional de Investigación y Almacenamiento de Energía– que se están planteando en la región pueden suponer un impulso para la comunidad y que haya más necesidad de viviendas. «Y todo esto sin tener en cuenta los fondos europeos Next Generation», incide Cotallo, que cree que muchas de las inversiones también repercutirán positivamente en la construcción.
De este modo, las previsiones de cara a la obra civil también son de crecimiento a corto y medio plazo.
Ahora bien, el sector se enfrenta a aspectos que es necesario resolver. Quizá el que más preocupa es la falta de mano de obra. «Mucha gente abandonó la construcción ante la falta de trabajo y, por lo mismo, los jóvenes no se han incorporado al sector», entiende el representante de los promotores de Pymecon.
La necesidad de más suelo urbanizado es otro de los problemas que pueden aparecer en un futuro próximo. Los promotores creen que será necesario que las ciudades de Badajoz y Cáceres habiliten más suelo para la construcción de viviendas. «En Cáceres se hizo un PGOU (plan general de ordenación urbana), pero el suelo se ha ido agotando y en Badajoz no se urbanizó todo el suelo porque el plan se aprobó en plena crisis», informa Cotallo.
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