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El crimen de Hornachos, el crimen de Don Benito o el crimen de la puerta de Palmas. Los periódicos antiguos bautizaban los sucesos principalmente por la ubicación, aunque a veces se ponían más creativos y hay un crimen del torero o un crimen del caldero. En mayo de 1919 el Correo de la Mañana intrigó a los extremeños con un titular que decía: El muerto misterioso. Tras esta sugerente presentación contaban el hallazgo de un cadáver en Badajoz del que poco se sabía. Este periódico se volcó en resolver el misterio, pero no se esperaba la sorpresa cuando todo terminó.
El 4 de mayo de 1919 apareció un cadáver en un cortijo cercano a Badajoz. Era imposible que pasase desapercibido para la prensa, porque los periódicos publicaban a diario los datos del registro civil. Es decir, todas las jornadas indicaban quién había nacido y quién había muerto con nombres y apellidos.
El Correo de la Mañana, que se escribía en la calle Bravo Murillo de Badajoz, publicó la muerte violenta de este hombre. Dio su nombre, Jose Martín, e indicó que tenía 38 años, trabajaba en el campo, era soltero y natural de Hervás. Añadieron que falleció por una hemorragia cerebral de origen traumático.
Los periodistas del Correo de la Mañana indagaron sobre las circunstancias de la muerte, pero no obtuvieron respuesta. En lugar de quedarse parados, publicaron un artículo contando sus pesquisas y prometiendo resolver el misterio.
«Como podrán observar los lectores, se trata claramente de un crimen. Es decir que las presunciones hipotéticas que abrigamos el otro día de que el hecho fuera sangriento no tiene ya duda de género alguno», publicó el periódico. En el siguiente párrafo preguntó: «¿Quién o quienes pueden ser los autores de este crimen?».
Por último los periodistas se comprometieron a seguir investigando. «Por nuestra parte no hemos de cejar y a conocer quién sea el dueño o trabajadores del cortijo y al modo cómo se desarrollara el suceso del muerto misterioso (...). Serviremos a nuestros lectores así como a la causa de la justicia con todo cuanto nos sea posible investigar».
Tres días después el Correo de la Mañana publicó una nueva noticia bajo el epígrafe 'El muerto misterioso' pero con un tono muy distinto porque había averiguado que la víctima no era un ángel y que detrás de su muerte podía haber gente importante.
Eso sí, el periódico presumió de resolver el misterio. «Nuestro olfato policiaco, triunfo indiscutible de nuestras pesquisas, va resplandeciendo la verdad», anunciaron en el subtítulo.
La «verdad» era la versión de los dueños del cortijo de lo que le había ocurrido a José Martín. Estos indicaron que este agricultor era uno de sus empleados, pero que en esos momentos tenía prohibido el acceso porque había causado muchos problemas. Martín era un hombre fuerte y grande que, según sus compañeros de trabajo, solía meterse en peleas.
El dueño del cortijo afirmó que el 29 de abril de 1919 José Martín llegó a la casa que había en la finca y se encontró en ella sola a la mujer del propietario. Este operario le exigió a la mujer dinero para marcharse y ésta fue capaz de salir y pedir ayuda. Dos operarios y el patrón escucharon la llamada y salieron corriendo hacia la vivienda. Juan huyó campo a través y le persiguieron.
Según el patrón, este agricultor sacó una pistola y les disparó varias veces, pero nadie resultó herido. El dueño del cortijo también afirmó que, cuando alcanzaron a su antiguo empleado, lo detuvieron y lo enceraron en un habitación del cortijo. Al día siguiente, cuando llegó la Guardia Civil a esta finca, abrieron la puerta y se encontraron a José Martín muerto con dos golpes en la cabeza.
El Correo de la Mañana no dudó en poner en duda la versión del dueño del cortijo y sus empleados. Indicaron que la principal hipótesis era que al alcanzarle golpearon al malhechor y lo encerraron, por lo que murió por sus heridas esa noche.
La otra posibilidad es que, estando en una estancia cerrada, alguien entró en la habitación y le asesinó de noche, pero era una posibilidad más enrevesada.
«Si la Benemérita que intervino en este caso llegó en ocasión de estar vivo José Martín (cuyos antecedentes hasta ahora no nos ha confirmado nadie) no le será difícil averiguar quién o quienes fueron los verdaderos autores de su muerte. Si, por el contrario, cuando intervinieron, este ya estaba muerto, tiene que reconocerse la culpabilidad en los del cortijo y en este sentido debió darse conocimiento a las autoridades».
Tras esta publicación no hubo más sobre el muerto misterioso durante 20 días. En Badajoz había interés e incluso hubo artículos de otros periódicos burlándose de El Correo de la Mañana, al que acusaban de acobardarse y no escribir más sobre el tema, probablemente por poner duda la versión del patrón.
El 30 de mayo, sin embargo, El Correo de la Mañana recuperó el tema. Denunció las burlas de la competencia y aseguró que se habían callado por no interferir en la investigación, no por miedo a las presiones de los poderosos o de la Guardia Civil.
En esta noticia contaron que el patrón y los operarios habían sido detenidos por la muerte de José Martín, pero que el juzgado había determinado su puesta en libertad bajo fianza. El periódico, dando muestras de valentía, puso en duda la decisión de la justicia. «Por muy legal que esa fianza pueda ser y por muy pocos temores que puedan abrigarse de los libertados traten de huir, la naturaleza del hecho revela su excepcional importancia, causa legítima de la alarma pública, que condena justamente tan bárbaro suceso».
La insistencia de este periódico para pedir justicia por el crimen de José Martín, que ellos mismos habían sacado a la luz, no tuvo éxito. Nunca se juzgó el caso del muerto misterioso.
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