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Ana B. Hernández
Jueves, 27 de marzo 2025, 07:22
La muerte de Belén Cortés en un piso en Badajoz para el cumplimiento de medidas judiciales ha puesto de manifiesto las dificultades a las ... que hacen frente trabajadores del sector social. En ellos se incluyen los ATE-cuidadores de los dos centros residenciales que atienden a usuarios con discapacidades severas en la región, que reclaman más personal para hacer su trabajo en condiciones más seguras, y al menos dos profesionales por las noches.
Estos centros, los antiguos CAMP (Centro de Atención a Minusválidos Psíquicos) se reconvirtieron en centros residenciales para que la permanencia de los usuarios en ellos fuera posible más allá de los 18 años. Hay dos en la región: el centro Nuestra Señora de las Cruces, en Don Benito, y el centro María Jesús López Herrero, en Plasencia. En el primero trabajan 81 cuidadores y en el segundo, 40. Pero su queja es conjunta: «Nos sentimos desprotegidos y abandonados».
ATE de ambos complejos aseguran que la situación en la que vienen trabajando no es nueva y que, por eso, llevan tiempo reclamando más personal, porque los perfiles de sus usuarios han ido cambiando con el paso de los años. Ahora, en un momento en el que la Junta ha adelantado que mejorará las condiciones en las que los trabajadores del sector social realizan su trabajo, los cuidadores de estos centros «no queremos que se nos siga ignorando, necesitamos que se nos escuche porque el desgaste físico y mental que tenemos es cada vez mayor», explican a través de un escrito los ATE de los dos centros.
Reclaman más personal, «trabajamos bajo mínimos», para mejorar la atención a los usuarios y también la seguridad de residentes y trabajadores. Explican que, por un lado, sus residentes presentan cada vez más complejidades asociadas a la edad y, por otro, que el traslado a sus centros de «usuarios agresivos, con otras patologías, para las que no estamos preparados ni nosotros ni los centros, hace que trabajemos con mucha inseguridad».
Los cuidadores piden a la Junta que se actualice la valoración de los internos en los centros de Don Benito y Plasencia y, en base a ella, la ratio de trabajador por usuarios. «Cuando estos residentes empezaron en estos centros eran niños y adolescentes con graves discapacidades; estaban aquí porque su integración no es posible en otros centros», explican los ATE. «Con el paso de los años, a sus severas discapacidades se han sumado las complicaciones que conlleva la edad, nuevas patologías que hacen que ahora hablemos de personas con una gran dependencia, que no se ha valorado nunca».
Pero, además, «se ha abierto la puerta a otros usuarios con discapacidades y también con problemas psiquiátricos, de conducta y que que son agresivos». Internos, dicen, procedentes de la Unidad de atención a personas con discapacidad intelectual y alteraciones de conducta graves (Udac), con sede en el sociosanitario de Plasencia. «Allí pueden estar un máximo de un año y después son derivados a nuestros centros», explican los ATE. «Pero requieren una atención para la que no estamos preparados».
Es el motivo por el que insisten en la necesidad de contar con más personal. «No podemos estar solas por las noches», resumen. En Nuestra Señora de las Cruces, «yo estoy sola para 27 residentes repartidos en dos plantas y con algunos agresivos; hemos pedido que se resuelva esta situación porque es peligrosa». En Plasencia, «la ratio por las noches es de un ATE para unos 15 residentes y no contamos con ninguna seguridad. Con el último brote que sufrió un usuario tuvimos que llamar directamente a la Policía Nacional».
El centro de Don Benito sí tiene seguridad, «pero igualmente insuficiente, porque el guarda está en su garita, si pasa algo es imposible que llegue a tiempo. Necesitamos más personal y más seguridad», concluyen los cuidadores.
Frente a las peticiones de los ATE-cuidadores, la Consejería de Salud y Servicios Sociales asegura que desde el Sepad se están impulsando «actuaciones orientadas a una atención más ajustada a la tipología de usuarios de los centros, con el objetivo de avanzar en la mejora continua de unos modelos que, durante años, han permanecido prácticamente inalterados».
En este sentido, indica que se han puesto en marcha nuevas estrategias de formación fundamentadas en metodologías activas y procesos de inmersión, que persiguen la transformación progresiva de los modelos de atención en los centros de discapacidad y sociosanitarios. «Las líneas de trabajo para abordar las diferentes problemáticas detectadas en estos recursos son diversas y se están desarrollando de manera paralela».
Y, en relación con el centro de Don Benito, Salud dice que desde el mes de enero la dirección mantiene un diálogo abierto con el colectivo de ATE-cuidadores con el fin de valorar posibles modificaciones en las planillas de trabajo, conforme a las recomendaciones del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales. «Entre las propuestas trasladadas, se contemplaba un refuerzo del personal en turno de noche, que no fue aceptado por el colectivo, y se solicitó la presentación de alternativas u otras propuestas de organización, sin que hasta la fecha se hayan recibido».
En cualquier caso, concluye, «desde el Sepad se continúa trabajando en el diseño y desarrollo de actuaciones que permitan garantizar tanto la seguridad y condiciones laborales del personal como una atención centrada en la persona usuaria, conforme a los principios de calidad y mejora del servicio público».
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