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Cuenta el psiquiatra Ignacio Torres Solís, subdirector de Salud Mental del SES, que las cifras de suicidios en Extremadura son dramáticas.
Los datos, públicos y ... accesibles, los da el Instituto Nacional de Estadística a dos años vista. Ahora se manejan los contabilizados en 2020. Según este registro. En Extremadura se suicidaron 92 personas. Trece mujeres y el resto hombres. Aclara el doctor que las estadísticas son fiables y oficiales, pero que no debemos pasar por alto que quizás haya algo de infrarrepresentación.
El suicidio se documenta como un diagnóstico forense, se activa cuando no hay una muerte natural. La valoración forense resulta muy exhaustiva, pero habrá situaciones ambiguas en las que cuesta llegar a una conclusión tan clara. Una salida de carretera por ejemplo.
No siempre se va tener claro que un conductor se sale de la carretera de forma voluntaria y no computará como suicidios.
Insiste el doctor que los noventa y dos del último registro anual supone un registro dramático porque implica un extremeño cad tres días se quita la vida.
Para intentar revertirlas, el SES redobla sus esfuerzos con el Código Suicidio 2.0, un protocolo que pretende involucrar en la prevención a todo el personal del SES y no solo a los profesionales de Salud Mental. Se trata, explica el especialista, de abordarlo desde una perspectiva comunitaria, no solo sanitaria. Que el personal de atención primaria, por ejemplo, también sepa identificar las conductas suicidas y conozca un protocolo concreto de lo qué hacer. También quieren llegar a la población para romper de una vez el silencio social sobre este problema. «La primera idea falsa es que no se puede prevenir. Eso es falso. Los datos son dramáticos pero tenemos que decir alto y claro que se pueden evitar». También se ha extendido la hipótesis de que solo afecta a un grupo concreto, como si hubiera una predisposición previa, y eso, aclara el doctor Torres Solís, también es mentira. «Es algo universal». Y la tercera gran fábula a combatir es que solo lo pueden prevenirlos los profesionales. «Igualmente mentira, cualquier persona que sea red de apoyo de otra puede prevenirlo».
Normalmente, el paso de alguien que decide matarse viene precedido por el dolor, la desesperanza, la pérdida de los vínculos o la visión de que no hay soluciones a lo que le sucede. Pero nunca hay una causa concreta, el doctor aclara que estamos ante el desenlace de un problema multifactorial. Es científicamente falso concluir que alguien se mata voluntariamente por una razón.
El sufrimiento emocional se puede neutralizar si se restablecen los vínculos. «Las personas necesitan sentirse vinculadas y la capacidad de vincularnos la tenemos todos». El subdirector de Salud Mental del SES cree que hay tres elementos que lo definen: universal, silencioso y evitable. La novedad más destacada ahora es que se ha roto el tabú del silencio. Antes, explica, no se hablaba eso ya no ocurre. «Creo que ha dejado de ser silencioso y eso es un paso hacia adelante. La gente cada vez lo habla más y lo comunica más y eso nos ayuda a combatirlo». Sí permanece la idea universal. No hay un perfil concreto del suicida. «Puede afectar a cualquier persona», insiste. Todos estamos expuestos a los factores de riesgo desencadenantes como las pérdidas tempranas, los problemas económicos graves o las adicciones, pero tenemos también factores de protección como la capacidad para resolver problemas personales o de enfrentarse a las emociones y contar con una red de apoyo. Las ideas suicidas pueden brotar cuando fallan esos factores de protección y estamos expuestos a los riesgos.
Al tratarse de algo tan complejo en el que influyen tantos factores y en el que no hay un perfil concreto, el psiquiatra cree que la mejor forma de abordarlo pasa precisamente por sacarlo del ámbito estrictamente sanitario y llevarlo al comunitario. De esta forma se pueden implicar más profesionales en la identificación de las conductas suicidas y se traslada a la sociedad el mensaje de que nos enfrentamos a un problema colectivo en el que todos podemos ayudar.
Que el afectado pueda hablar de ello es el primer paso y el más importante. «El principio de la prevención pasa por contar con otra persona». Al hablarlo, se reactivan los vínculos y se refuerza la red de apoyo. Recuerda el doctor que hay una amplia red de recursos a la que se puede acudir para evitarlos. Desde el servicio de emergencia 112, o el teléfono 024 para atender este tipo de casos, a las consultas presenciales en los centros de salud o en los hospitales.
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