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Mucho movimiento. Extremadura está de moda, por lo menos el ámbito rural. Los datos de compraventa de fincas así lo reflejan. Durante el año ... 2021 se produjeron 6.800 transacciones de propiedad, lo que supone la cifra más elevada de la última década. «Y 2022 ha empezado con bastante expectación; tenemos bastantes consultas», reconoce Cecilia Calderón, gerente de Rústicas y Urbanas, inmobiliaria especializada en este sector.
Ese número supone un incremento del 12,7% respecto al año 2019. Un porcentaje superior al que se produjo a nivel nacional y muy por encima del registrado en las regiones limítrofes con Extremadura. En Andalucía se quedó en el 10,7%; en Castilla-La Mancha, en el 1,4%, y en Castilla León se produjo una caída del 3,2%. «En Extremadura y en Andalucía sigue habiendo fincas de gran extensión, que son las que demandan algunos compradores para utilizarlas como cotos de caza», expone Calderón sobre la actividad en el mercado regional.
Es cierto que el efecto rebote puede explicar, aunque no en exclusiva, el elevado volumen de compraventas que hubo el año pasado en Extremadura. En 2020 solo se vendieron 5.338 fincas en la región, 697 menos que en 2019. Parte de las operaciones que se cerraron en el último año fueron las que no pudieron hacerse a causa de la pandemia.
Aunque hay otras causas para entender el interés que despiertan las fincas rústicas de la región. «Está habiendo más movimiento en la provincia de Cáceres», dice la gerente de Rústicas y Urbanas. Los números le dan la razón. En Badajoz, siempre en la comparativa con 2019, aumentó un 6% la compra de fincas y en Cáceres lo hizo un 25%. «El norte de la región está más cerca de Madrid, de donde proceden muchos compradores, y también de Salamanca, donde se han ido parcelando las fincas grandes que había y las pocas que quedan son muy caras, por lo que hay gente que mira hacia la región», detalla Calderón.
Cecilia Calderón
Rústicas y Urbanas
Sin embargo, el volumen total de transacciones fue más alto en la provincia de Badajoz, 4.127, que en la de Cáceres, 2.673. Pero mientras que el número cacereño fue el más elevado de la década, en Badajoz ya hubo más compraventas tanto en 2017 como en 2018.
Las fincas que más se demandan en Extremadura se pueden agrupar en dos tipos: las de pequeño tamaño, entre seis y veinte hectáreas, y las de gran extensión, por encima de las 500 hectáreas, que es el mínimo necesario para poder se utilizado como coto de caza mayor.
En la zona norte de Cáceres, las fincas son, en su mayoría, de tamaño más reducido. En la comarca de La Vera, por ejemplo, donde se está moviendo mucho el mercado, Calderón detecta que hay «inversores de fuera de Extremadura que están comprando terreno para poner en marcha proyectos novedosos relacionados con la agricultura».
El precio de estas fincas se mueve, por término medio, entre los 3.000 y los 5.000 euros por hectárea. Son costes que no son fáciles de asumir para agricultores y ganaderos, ya que suponen inversiones muy elevadas que complican la rentabilidad de la explotación.
6.800 fincas rústicas se compraron en 2021, según recogen los datos del INE; esta cifra supone un incremento del 12,7% respecto a 2019, un porcentaje ligeramente superior a la media nacional y varios puntos por encima del registrado en las regiones limítrofes.
Más caras se están vendiendo las que piensan dedicarse, principalmente, para recreo. Según comenta Calderón, dependiendo de las infraestructuras que tengan –como edificaciones o charcas– pueden estar entre los 8.000 y los 12.000 euros por hectárea. La zona del valle de Táliga, en la provincia de Badajoz, donde tiene, por ejemplo, una finca de El Juli, se mueve en esos márgenes.
La demanda de este tipo de fincas en el sur de la región no está creciendo tanto como en Cáceres y una de las razones es la cercanía de Andalucía, donde también hay una oferta parecida.
Dentro de los motivos están detrás del aumento del aumento de las ventas en la región también se encuentra el interés de inversores en terrenos que pueden acoger proyectos de generación de energía renovable, sobre todo solares, y la posibilidad de que en un futuro se aprueben subvenciones para zonas que tienen cierto grado de protección medioambiental.
Por el momento, los precios no han subido pese a la demanda. «Se han mantenido estables; sí hubo un incremento durante el 'boom' inmobiliario porque llegó mucho capital de otros sectores con la intención de comprar», rememora Calderón.
No suelen llegar al mercado. «En cuanto algo se vende se lo quedan los agricultores cercanos que son los primeros que se enteran», afirma Cecilia Calderón, gerente de la inmobiliaria Rústicas y Urbanas, sobre las fincas de regadío que cambian de propietario en la región. «Muchas veces nos enteramos cuando ya se ha hecho la operación, no de que estaba en venta un terreno», añade.
Los precios que alcanzan las fincas de regadío son mucho más elevados que cualquier otro terreno rústico que se venda en Extremadura. «Son la joya más buscada», insiste Calderón, que señala que una hectárea de regadío en Las Vegas Altas o Las Vegas Bajas ronda entre los 30.000 y los 40.000 euros.
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