«Un día después de cogerme la baja se cerró toda la hostelería»
Raúl Pino Sánchez | Camarero ·
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Raúl Pino Sánchez | Camarero ·
Es un habitual tanto detrás de la barra tirando cañas y poniendo cafés como con bandeja en mano sirviendo en la terraza. Es Raúl Pino ... Sánchez, uno de los camareros de la Cafetería Restaurante Sandra en Trujillo. En su memoria está grabada una fecha, el 7 de enero de 2021. Ese día supo que se había contagiado de coronavirus. «Un compañero de trabajo se puso malo y se hizo la prueba. Al saber que era positivo, nos llamó por teléfono, para decírnoslo. Me fui y me hice la prueba y también di positivo», explica este trabajador.
A raíz de este foco, se cerró el bar porque otros cuatro compañeros del trabajo de distintas tareas se habían contagiado. Recuerda que la plantilla, además, tuvo que darse de baja, puesto que todos tuvieron que guardar cuarentena, bien por ser positivo bien por ser contacto estrecho. No obstante, «al día siguiente, cerró toda la hostelería», detalla este camarero. Fue una de las medidas que se tomaron por la alta incidencia de covid que había en ese momento en la ciudad trujillana. No se volvió a abrir hasta el 19 de febrero, cuando esos números bajaron.
Raúl Pino reconoce que los contagios llegaron con las navidades y con la afluencia de personas. Considera que el virus se transmitió en el propio trabajo. «Aunque tengamos nuestras precauciones, estamos tocando muchas cosas, como el dinero de unos y de otros, y es complicado». Tanto sus compañeros como él llevan siempre puesta la mascarilla y se respetan las normas de seguridad. Sin embargo, insiste: «Siempre estamos tocando algo, vamos de un sitio para otro y está claro que riesgo siempre hay en este tipo de trabajos», opina.
Cuando se conocieron los positivos, explica que uno de los responsables dio la voz de alarma y a mediodía, se tuvo que desalojar el local. «Se dijo que se cerraba el bar porque había dado positivo uno de los camareros», remarca. Así también lo asevera un cliente que vivió ese momento. Ese mensaje se transmitió a las personas que tenían previsto comer en la zona del restaurante.
Junto a Raúl, también se contagiaron su mujer y sus dos hijos, así como sus padres. «Mi madre es persona de riesgo». A pesar de todo, «hay que dar gracias» porque todos estuvieron bien, sin síntomas o con muy pocos, apunta. De hecho, con cara sonriente, asegura que él no notó nada. Su mujer si tuvo alguna afección. Estuvo constipada y sufrió pérdida del olfato.
Su cuarentena la pasó en el campo, solo. El resto de la familia estuvo en el hogar, sin salir. «Soy una persona muy nerviosa y no hubiese podido aguantar en el piso», recalca.
No obstante, no todos en el Sandra lo pasaron de forma tan cómoda como Raúl. Este camarero detalla que su compañero Miguel estuvo más días de cuarentena y con más síntomas. «Aunque tenía patio, no me apetecía salir, me encontraba cansado», sostiene este compañero.
Ahora, Raúl Pino tiene anticuerpos contra la covid y confía en que le protejan hasta que le puedan vacunar.
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