![Los encierros le comen el terreno a las corridas de toros y suman 606 este año en Extremadura](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/10/13/sanjuanes2018-RhaAdZlUHjImABFa0dfDtmM-1200x840@Hoy.jpg)
![Los encierros le comen el terreno a las corridas de toros y suman 606 este año en Extremadura](https://s2.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/10/13/sanjuanes2018-RhaAdZlUHjImABFa0dfDtmM-1200x840@Hoy.jpg)
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Menos toros en las plazas, pero más toros en las calles. Los festejos populares, también llamados menores, han experimentado un subidón tras la pandemia que no conoce precedentes cercanos. Cuando el toro, novillo o vaca brava sale del toril con sus pitones amenazando a todo ... el que se cruce en su camino este es a menudo uno de los momentos más emocionantes del año en muchos pequeños pueblos de Extremadura. Los alcaldes y concejales de festejos se han dado cuenta y las cifras de la Junta de Extremadura, encargada de autorizar este tipo de festejos, confirman un auge en este tipo de festejos.
Si lo habitual desde el año 2000 era dar vía libre a una media de entre 450 y 500 festejos con suelta de reses en las calles, el año pasado se autorizaron 590 y en este 2023, hasta el 28 de septiembre ya se habían celebrado 568, pero hay solicitados 606, ya que nueve aún no se han celebrado en la provincia de Badajoz y faltan 29 por celebrarse en Cáceres, indican desde la Junta. Esto también revela que en la provincia cacereña la tradición de encierros taurinos es mucho mayor.
Valentín Pérez, secretario técnico del Colegio de Veterinarios de Badajoz, calcula que por cada festejo de este tipo que se celebra en la provincia de Badajoz, Cáceres realiza tres o más.
El reglamento que hay que atender para su celebración incluye la presencia de un veterinario. «Durante la lidia asesoramos a la presidencia sobre el cumplimiento de la normativa en espectáculos taurinos y bienestar animal», subraya Juan Antonio Vicente, presidente del Colegio de Veterinarios de Cáceres. Afirma que hasta la pandemia las cifras crecían cada año y en este 2023 han tocado techo. Según explica, «cuando se nota un repunte de festejos es en año preelectoral y electoral», señal de que la suelta de reses funciona también como baza para captar votos. «La tendencia actual será potenciar los festejos taurinos populares donde el público participa más en detrimento los festejos mayores (corridas de toros), que cuesta más organizarlos y son menos atractivos».
Con este razonamiento coincide Jesús Pérez Pérez, de Coria, la ciudad con mayor proyección de la región en este tipo de espectáculos gracias a sus Sanjuanes. Pérez es gerente de Arte y Sur, lleva 22 explotaciones ganaderas y ha participado en la elaboración de numerosos reglamentos para que los pueblos puedan celebrar estas sueltas de reses. «La clave –dice– es que el coste del festejo es mucho menor. El festejo mayor a la administración le da muchos quebraderos de cabeza, ya que cualquier corridilla en pueblo se va a 150.000 euros, dura dos horas y tienes que hacer por que la gente vaya. Pero cuando sueltas un toro en la calle o en la plaza del pueblo es otra cosa. Este festejo popular cuesta diez veces menos y como es gratis va el vecino y también los del pueblo de al lado. Y todos lo disfrutan. Al que le gusta acercarse, lo corre; el que lo quiere ver de lejos, lo ve. Allí está el chaval que lo salta o lo recorta y también el hombre de 70 años agarrado al hierro, al que se le acerca el toro, le da con la gorra y luego lo cuenta porque se siente joven», describe este cauriense, que pone un ejemplo reciente. «En Huertas de Ánimas han soltado cuatro vacas y un toro que costarían unos 10.000 euros. Si le sumas el seguro y el quirófano se te va el coste a 15.000 euros más o menos, que sirvieron para que unas 3.000 personas se divirtieran más de cuatro horas. Hasta una orquesta es más cara y entretiene menos tiempo y eso los alcaldes lo han visto», razona.
Valentín Pérez, del Colegio de Veterinarios de Badajoz, corrobora el auge de estos festejos taurinos populares cuando revisa la lista de municipios de la provincia pacense que dejaron de celebrarlos y en este 2023 lo han recuperado.
«Hace tiempo –asegura– empezó a haber un descenso en este tipo de festejos y algún pueblo lo iba dejando o si soltaban cuatro vacas pues lo hacían con dos o tres. Luego llegó la pandemia y se paró todo. El año posterior anduvo renqueante (45 festejos menores en 2021, según datos de la Junta), pero el año pasado pegó un subidón como en los buenos años (590 en 2022) de principios de los 2000 y este año también ha sido muy bueno (606 peticiones). Ha habido algún pueblo nuevo que se ha incorporado y otros que lo han recuperado, como Orellana la Vieja a finales de agosto, que hacía muchos años que no lo daba. También han vuelto Guadalperales, Usagre, La Roca de la Sierra, Bienvenida, Corte de Peleas y Carmonita.
Los veterinarios son parte activa en estos festejos para velar por el bienestar del animal. Para ello hay que hacer un curso específico e inscribirse en una especie de bolsa desde la que eligen los municipios que querrían atender. Suponen unos honorarios que rondan los 200 euros dependiendo del tipo de festejo.
De los aproximadamente 1.200 colegiados que hay en Badajoz, en torno a 100 veterinarios tienen ese curso de 50 horas, pudiendo hacer más para sumar méritos a la hora de elegir población. En Cáceres, con unos 1.000 colegiados, hay 250 que están habilitados y en disposición de actuar en encierros y sueltas de reses y según su presidente, pese a que cada vez se demandan más para este servicio, todavía no ha llegado el momento de que falten profesionales.
Otra derivada de este tipo de festejos taurinos menores es el empleo que generan, apunta Jesús Pérez Pérez. Está el director de lidia, un perfil que sale de los cientos de aficionados que cada año intentan llegar a torero y no siempre lo consiguen. Su misión es minimizar los riesgos apartando el toro cuando hay alguna cogida. «Luego están los corraleros, los que venden entradas, los que montan y desmontan los hierros de las protecciones, el que conduce el camión y por supuesto las ganaderías de bravo donde cada vez piden toros mejores. Ya no se conforman con cualquier cosa», explica el gerente de Arte y Sur. «¿Que si hay más percances? No tengo el dato, pero supongo que sí porque si cada vez más gente acude el riesgo también es mayor», contesta.
Jesús Pérez Pérez, cauriense y gerente de la empresa Arte y Sur, explica que debido al auge de los festejos menores es posible que no haya reses suficientes la próxima temporada para atender la demanda, ya que quienes las compran ya no se conforman con cualquier animal sino que buscan uno que luzca en las calles y plaza del pueblo. Su razonamiento tiene que ver con la pandemia. «En 2020 empezó la covid, así que se mataron muchas vacas porque se suspendió todo, y a esas madres no se las podía alimentar. En esos dos años, 2020 y 2021, nacieron por tanto la mitad de los animales. Si un toro tiene cuatro años cuando se lidia eso significa que 2024 y 2025 van a ser años muy difíciles, así que cada pueblo se tendrá que llevar el toro que haya y de hecho va a subir el precio de ese toro, no solo por una cuestión de oferta y demanda sino también la inflación que ha encarecido el pasto», explica. Con esta teoría relacionada con la falta de madres tras la pandemia coincide Miguel Moreno, presidente Asociación de Ganaderos de Lidia Extremeños, que considera además que el aumento de los festejos menores está siendo un respiro para muchas ganaderías.
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