A 1.352 metros de altitud. El lugar ofrece una de las mejores vistas de la región. A.J.A.
El epicentro extremeño del parapente
Un rincón con encanto | Pico Pitolero ·
Nuevo acceso. A 1.354 metros de altitud, desde el Pitolero se ve media Extremadura, un lujo ahora más accesible que nunca porque acaban de arreglar la dura subida
El paisaje desde el pico Pitolero abruma. Se ve todo. El embalse de Gabriel y Galán a la derecha y el de Jerte-Plasencia a ... la izquierda, Cabezabellosa, la autovía A-66, los molinos del parque eólico de la sierra del Merengue, el único de Extremadura... Y eso en este punto en concreto que Tenerfly ha elegido para despegar en esta tarde de calor llevadero y buen viento para el parapente. Van a darle en el gusto a la pareja joven que ha pagado 120 euros cada uno para probar qué se siente al moverse a casi un kilómetro y medio del suelo, más cerca de los buitres que de los humanos. «¡Qué pasada!», se le oye a la chica por el 'walkie' que usan los pilotos para hablar con quienes se han quedado en tierra.
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Estamos en un sitio especial. Ya lo es Cabezabellosa, por su ubicación, a casi 840 metros de altitud y a medio camino entre los valles del Jerte y el Ambroz. Y más aún el Pitolero, un pico fetiche para quienes practican parapente o ala delta, y también para los ciclistas. Ya lo era antes, pero ahora más. Hasta hace unas semanas, subir era una aventura, pero 300.000 euros han permitido cambiar la pista de tierra y piedras por una de hormigón que comparada con lo anterior, es una autovía a estrenar. No han desaparecido los rampones del 20% que no se suben a pedales sin ración doble de paciencia y cuádriceps, pero ahora el viaje es más seguro y rápido, y se puede hacer en cualquier vehículo, no como antes.
De camino. Cada equipo biplaza pesa unos 24 kilos, y sobre 16 el individual.
A.J.A.
Nueva pista de despegue
La Diputación de Cáceres ya ha anunciado que su intervención en este espacio tan singular no se quedarán en el arreglo de la subida. La mejora del entorno continuará con una nueva inversión –de Diputación y Ayuntamiento– para habilitar una pista de despegue, que evitará tener que caminar haciendo eses entre la vegetación de montaña –ahora, aulagas sin florecer– hasta llegar al sitio idóneo para lanzarse. Una vez en el aire, el piloto busca las térmicas buenas, las que permiten volar a placer e ir reparando en lo que hay mucho más abajo de los pies.
Que aquí hay negocio en torno al parapente queda claro al conocer que la empresa que hoy se mueve por el cielo extremeño es de Tenerife y se instala en el norte cacereño por temporadas, consciente de las bondades del lugar para la práctica de esta disciplina para valientes. A diferencia de otros lugares altos, el Pitolero no tiene una o dos orientaciones posibles, sino tres (norte, sur y oeste), lo que incrementa el número de días que se puede volar y la dirección a tomar (Valle del Jerte, Ambroz y Tierras de Granadilla). Yregala también estupendas condiciones de viento y térmicas, y el desnivel exigido para asegurarse un buen punto de aterrizaje. «Es el mejor sitio de Extremadura para esto», comenta alguien que lleva 25 años volando y lo ha hecho en medio país. Si todo va como piensan los que conocen el paño de este deporte, el Pitolero ha enfilado el camino hacia la fama entre los parapentistas españoles.
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