«Con muchas ganas de abrazar a mi mujer y a mi hijo y de reencontrarme con la familia y amigos después de estos seis intensos meses». Así responde desde Líbano el extremeño José Antonio Madera González desplegado con la Brigada Extremadura XI. En esta ... misión ha ocupado el cargo de suboficial mayor del contingente desplegado en Líbano para la Operación Libre Hidalgo, compuesto por 612 militares, 472 de ellos de la Brigada Extremadura XI.
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Madera tiene 52 años y es natural de Badajoz, «concretamente del barrio de San Fernando, donde me he criado y donde continúo residiendo», aclara. Pocos conocen la BRI XI como él. «Toda mi vida militar está ligada a Bótoa, en concreto a la Brigada Extremadura XI, en la que he pasado desde que salí de la Academia Militar, 31 años de servicio con dos breves paréntesis, uno de cuatro años en el que estuve destinado en la Agregaduría de Defensa de la Embajada de España en Lisboa (Portugal), y otro de aproximadamente un año en el que estuve destinado en la Dirección de Personal del Ejército de Tierra en Madrid», recuerda.
Esta misión en Oriente Próximo es la quinta en la que participa el militar pacense. La primera fue hace 30 años, en 1994. «El hecho de llevar tantos años de servicio en una unidad operativa como lo es la Brigada Extremadura XI te da la oportunidad de participar en prácticamente todos los escenarios en los que se ha desplegado el Ejército de Tierra español».
A poco más de un mes para que partiera la misión de la Brigada de Extremadura a Líbano tuvo lugar el ataque de Hamás a Israel que ha puesto en tensión a la zona. El sábado 7 de octubre el grupo islamista palestino mató a 1.400 personas y secuestró a más de 200, y desde entonces se cifra en 34.600 palestinos el número de muertos en la Franja de Gaza por la respuesta de Israel.
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«Te cambian las expectativas generadas antes de empezar la misión. Hay que tener en cuenta que una gran mayoría del personal que estamos desplegados en Líbano ha participado en esta misión en ocasiones anteriores, hasta dos y tres veces, por lo que, aunque no quieras vienes con una experiencia previa que inevitablemente te lleva a comparar. El cambio en la situación general que rodea a la misión te obliga a adaptarte y a modificar tus expectativas», sostiene Madera González.
Se da la circunstancia de que Madera González ha participado en el primer y en este último despliegue en Líbano de la BRI XI, la primera en 2007 y la sexta misión durante 2023 y 2024, lo que le da perspectiva sobre cómo ha cambiado la región. «La situación es completamente diferente, tanto en lo personal, en la anterior ocasión dejé a mi mujer y a mi hijo con 4 meses y ahora ya tiene 16 años, como en lo profesional en la que he asumido el desafío de un nuevo puesto (suboficial mayor del contingente)».
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Blue Line Se trata de la línea que separa Líbano de Israel, establecida por las Naciones Unidas el 7 de junio de 2000.
En esta ocasión ha sido «una misión muy exigente por las circunstancias tan difíciles en las que se ha desarrollado con enfrentamientos continuos y diarios entre los actores del conflicto que tienen su reflejo en las localidades más próximas a ambos lados de la Blue Line que se encuentran prácticamente desiertas y muy castigadas», detalla el pacense.
«El deterioro en el área de operaciones indudablemente condiciona nuestro día a día, modifica nuestros horarios de comida, de sueño, de tiempo libre, de desarrollo de las actividades operativas que desarrollamos… pero es un error pensar que estamos de alguna manera 'acuartelados' sin realizar nuestras misiones y que la presencia de UNIFIL (Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano, en inglés United Nations Interim Force in Lebanon) no se siente por la población local. Mire, diariamente realizamos más de 240 actividades operativas por toda nuestra área de responsabilidad, tanto en horario diurno como nocturno, y es tan sólo en el momento en el que las condiciones de seguridad empeoran cuando siguiendo los protocolos de protección de la fuerza que tenemos establecidos, interrumpimos nuestras misiones para retomarlas posteriormente cuando la situación ha mejorado», puntualiza el suboficial mayor.
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Los 472 militares han tenido que soportar bombardeos contantes y, según contaban en el aeropuerto de Badajoz algunos de ellos tras aterrizar esta semana, han pasado 179 horas metidos en el búnker para protegerse de los ataques. Esto es más de una semana encerrados de los seis meses que dura la misión.
Al ser cuestionado sobre qué hacen en esos momentos de encierro explica que hay aficiones para todos los gustos. «Cada uno pasa el tiempo como puede, leyendo, jugando a juegos de mesa, escuchando música, charlando con los compañeros, en fin… matando el tiempo».
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Tras pisar tierras extremeñas este pacense tiene claro lo que quiere hacer tras ver a familiares y amigos. «A la espera del consenso familiar, haremos una escapada al Valle del Ambroz, pues, aunque ya conocíamos el 'Otoño Mágico', el año pasado disfruté de una semana de verano maravillosa en Hervás, que estoy deseando volver a repetir». Un bonito lugar para un merecido descanso tras una misión complicada en Oriente Próximo.
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