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El rey, en su viaje por la comarca, en una captura del documental 'Las Hurdes, país de leyenda'. campúa
CENTENARIO DEL VIAJE DE ALFONSO XIII A LAS HURDES: Etapa 4: Fin del viaje e inicio del cambio
CENTENARIO DEL VIAJE DE ALFONSO XIII A LAS HURDES

Etapa 4: Fin del viaje e inicio del cambio

casares de las hurdes-la alberca ·

El último día de Alfonso XIII en Las Hurdes deja varias anécdotas recordadas, entre ellas la de una mujer que quiso pagar al médico por atender a su marido enfermo

Martes, 10 de mayo 2022, 07:16

Amanece en el campamento real de Casar de Palomero y junto a las tiendas de campaña esperan su turno hombres, mujeres y niños. Se sienten enfermos y quieren que les vea alguno de los médicos que integran la comitiva de Alfonso XIII, que este 24 de junio de 1922 afronta la cuarta etapa de su viaje a Las Hurdes.

Atiende a los vecinos el doctor Valera, en pijama de rayas según muestran algunas de las fotos que hace un siglo retrataron la primera visita de un rey a la comarca extremeña, «rincón triste en el que todo es desdicha, hambre y salvajismo», decía ABC el 5 de junio de ese año, o sea, quince días antes de que el monarca partiera de Madrid para seguir la ruta trazada por el placentino Gregorio Manglano Dean.

Pasada la consulta a pie de tienda, el séquito regio echó a andar. En rigor, a cabalgar, que es como se movían todos por el paisaje hurdano, particularmente abrupto en la parte más cercana a Salamanca, lo mismo hace un siglo que ahora. Ese paisaje sin domesticar también le sirvió al ilustre visitante la oportunidad de disfrutar mirando. «El panorama que desde allí se domina es magnífico, pues se divisan todas las Hurdes, las Batuecas, la sierra de Francia y Candelario», decía la crónica del diario monárquico.

Un paisaje fuera de lo común

Quizás ese sitio con tan buenas vistas fuera el actual mirador de las Carrascas, un balcón extraordinario acondicionado al pie de la carretera que une Casares con Riomalo de Arriba, la población que fue la primera parada del día en la penúltima etapa de esta expedición real.

El despacho que el ministro de Gobernación envió al subsecretario de ese departamento contaba que «la entrada en Riomalo (de Arriba) fue conmovedora». «Hombres, mujeres y niños rodeaban al Rey, algunas personas le besaban las manos llorando y decían que nunca hubieran podido creer que el Monarca hubiera podido llegar hasta allí, por las dificultades del viaje».

La comitiva de Alfonso XIII, por una senda en Casares de Las Hurdes. campúa

Riomalo de Arriba no figura en la agenda de Felipe VI para este jueves, porque el actual monarca irá solo a Pinofranqueado, lo que ha motivado alguna queja entre quienes esperaban que se dejara ver en más poblaciones, como hicieron sus padres en 1998. Pero si el actual monarca se diera un paseo por ese pueblo, igual servía para que alguien tomara conciencia de su estado.

Todavía hoy aparece Riomalo de Arriba reseñado en algunas guías como un lugar de visita aconsejable porque conserva algunos buenos ejemplos de la arquitectura de pizarra que fue tan típica en la zona. Y sí, quedan viviendas con fachadas antiguas, pero echadas a perder la mayoría. Un empresario pretendió convertir el pueblo en un destino turístico rural sobrado de casas tradicionales en las que alojarse, pero la iniciativa se quedó a medias y hoy, Riomalo de Arriba ofrece una imagen triste.

Antes de iniciar la etapa, mujeres, hombres y niños acuden al campamento real en Casares pidiendo que les vea un médico

La población depende de Ladrillar, que hace un siglo era «la mayor alquería» de la comarca. «Téngase en cuenta –situaba el despacho de Gobernación– que esta es la mejor región de Las Hurdes, y que sus habitantes presentan un aspecto distinto y no piden más que trabajar».

El rey entró en la iglesia de Ladrillar bajo palio, y en casa del cura párroco tomó un refresco antes de enfilar el camino hacia Cabezo, donde ocurrió una de las anécdotas que suelen referirse para ilustrar cómo vivían los hurdanos de hace un siglo. En esta alquería, «una mujer se acercó al monarca, y enterada de que le acompañaban dos médicos, le pidió que uno de ellos visitase a su marido –contó ABC–. El doctor Marañón vio al enfermo y dijo que se trataba de una pulmonía, recetó y al despedirse de la mujer, esta intentó darle diez céntimos».

Con el traje típico charro

Ahí, en Cabezo, y también en Las Mestas, que fue la siguiente parada, muchos de los que recibieron a los ilustres visitantes vestían el traje típico del campo charro, prueba de la influencia salmantina sobre estas tierras.

«Desde al menos el siglo XVI, Las Hurdes sufrió un dominio feudal aplastante: por un lado, el de La Alberca (Salamanca) sobre la zona alta de la comarca, y por otro, el de Granadilla sobre la zona baja», contextualiza Luciano Fernández, historiador extremeño experto en Las Hurdes. «El dominio de La Alberca fue más rígido que el de Granadilla, se impedía hasta el aprovechamiento de los ríos mediante la pesca», sigue el especialista, que explica también que «en general, la comarca tenía un problema con el sistema de propiedad». «Dominaba un minifundio extraordinario, con parcelas mínimas, a veces solo tres o cuatro árboles», concreta Luciano Fernández, para quien el viaje de Alfonso XIII «fue el punto culminante de las iniciativas regeneradoras que habían comenzado en el siglo XVII».

Mirador de las Carrascas, que ofrece una vistas espectaculares. hoy

«Tuvo efectos positivos y negativos», opina Casto Iglesias, estudioso de todo lo que tenga que ver con la comarca en la que nació. Entre las consecuencias buenas, cita las factorías –edificios con escuela, consulta médica y cuartel de la Guardia Civil construidos en Caminomorisco, Las Mesas y Nuñomoral– o que «por fin se tomó conciencia de la situación de abandono en que vivían los hurdanos, un territorio dejado de la mano de Dios, sin carreteras, escuelas ni médicos».

En lo negativo, «y de gran calado», Iglesias menciona «el gran efecto mediático». «Se impulsó la llamada leyenda negra, la visión de unas Hurdes pobres desde el punto de vista material, cultura, intelectual y moral, una imagen distorsionada y que tanto nos duele a los hurdanos». Esta percepción negativa, añade, «fue catapultada al escenario internacional» con ‘Tierra sin pan’, el documental de Luis Buñuel , que visitó la comarca once años después del viaje de Alfonso XIII.

«La visita real tuvo efectos positivos, pero también negativos, entre ellos que impulsó la leyenda negra»

casto iglesias duarte

Experto en Las Hurdes

Los dos se hospedaron en el monasterio de San José de las Batuecas, ya en Salamanca. Se cuenta que a Buñuel le fascinó tanto ese remanso de paz que ofreció de 150.000 a 200.000 pesetas por él (la cifra varía según la fuente).

Hasta el lugar llega hoy una carretera encajada a ratos entre paredes naturales tan altas que le quitan el sol durante buena parte del día. En la puerta del recinto, un folio enmarcado en cinta americana pone en situación. «El Monasterio de San José de las Batuecas –se lee– es uno de los últimos reductos de vida eremítica en el mundo. En él aún habitan religiosos que llevan la máxima ‘ora et labora’. Este monasterio no es visitable (las tres últimas palabras en negrita y subrayadas)». Otro cartel al lado informa de que los padres carmelitas descalzos ofician misa los domingos a las once menos cuarto de la mañana.

El rey llega al monasterio

Las siete de la tarde eran cuando Alfonso XIII llegó a este lugar el 24 de junio de 1922. En su jardín cenó, y pasada la medianoche se retiró a la celda que le habían preparado. En el desayuno de la mañana siguiente, «el monarca –recogía el parte de Gobernación– expresose satisfecho por haber realizado el viaje, pues así ha tenido ocasión de ver de cerca tantas desdichas, y esto le servirá de estímulo para procurar su remedio cuanto antes».

Ese mismo año nació el Real Patronato de Las Hurdes, «una institución de beneficiencia destinada a remediar la situación material, social y moral en la que se encontraba la zona por estar al margen de la preocupación gubernamental», define José Pedro Domínguez, director del Centro de documentación de Las Hurdes, donde este jueves estarán los Reyes.

Allí verán una exposición sobre la histórica visita real de hace un siglo. Alfonso XIII llegó a la comarca a caballo. Su bisnieto lo hará en coche o en helicóptero. Aquel la recorrió durante cuatro días y paró en una veintena de poblaciones. Este estará cuatro horas y solo se detendrá en una. Y quizás estas diferencias resumen bien lo que ha ocurrido en Las Hurdes en el último siglo.

El monarca y su séquito entran al monasterio de San José de Las Batuecas. campúa

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