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José Manuel Garrido, físico, ha seguido su carrera en Madrid. HOY
«Por qué me fui de Extremadura»

«Por qué me fui de Extremadura»

Emigrar. La mayoría de los mejores expedientes de la UEx de hace 5 años están fuera. Su diagnóstico desde la distancia es claro: «La región ofrece poco empleo y mal pagado»

Domingo, 29 de noviembre 2020, 07:36

La sección de Cartas a la directora de HOY publicó el 5 de marzo de este año una titulada 'Mi hijo biotecnólogo, ¡a Madrid!'. En ella, Juan Francisco Muñoz Corredor, de Badajoz, contaba el caso de su hijo: licenciado en Biotecnología por la Universidad de Extremadura (UEx), con dos másteres y dos idiomas (inglés y portugués), había tenido que emigrar para encontrar un trabajo acorde a su formación, pese a que él prefería quedarse en su tierra.

No es ni mucho menos un caso único. Desde hace años, ese perfil de emigrante resulta cotidiano. De hecho, la propia UEx lo sabe y lucha contra ello. Antonio Hidalgo declaró en su toma de posesión como rector, en enero del año pasado, que la retención del talento era una prioridad. Y lo repitió 18 días después, en el tradicional acto por la fiesta de Santo Tomás de Aquino, patrón de la universidad, que ha creado un programa para intentar retener el talento.

Y más cerca en el tiempo: el pasado jueves se reunió en Mérida la Mesa sobre Ciencia y Tecnología, para analizar el documento final del Pacto por la Ciencia y la Tecnología de Extremadura, en el que a petición de Comisiones Obreras se incluirá un Estatuto del personal investigador. Recogerá mejores condiciones económicas para estos jóvenes, buscando un estímulo para que no se marchen.

De cada cien jóvenes que en el curso 2014/15 terminaron sus estudios en la UEx, 82 estaban trabajando a los cinco años, una cifra cuatro puntos inferior a la media nacional y solo mejor que la de tres regiones, según el INE, que ha obtenido estas cifras a partir de los datos de afiliación a la Seguridad Social. De los que acabaron sus estudios en el año 2014 y a los cinco años estaban trabajando, 31 lo hacían fuera de la comunidad autónoma.

En el camino de la universidad al trabajo, ser el mejor de la clase no garantiza nada. Se comprueba al tomar el listado de los mejores expedientes de la UEx del curso 2014/15 y comprobar qué ha sido de ellos pasado un lustro, dónde están, qué hacen. Sus historias y sus opiniones son todo un diagnóstico.

Silvia Gutiérrez.

Silvia Gutiérrez | Química

«La UEx es muy buena, pero sales de ella y no hay opciones»

Silvia y los dos testimonios que figuran a continuación, José Manuel y Alejandro, fueron los mejores expedientes de su promociones de la UEx en el curso 2014/1015. Los tres están ahora fuera de la región con una beca de FPU (Formación del Profesorado Universitario), que les permite hacer el doctorado, dar sus primeras clases y cobrar algo más de mil euros netos al mes.

«Yo salí de la UEx con muy buen nivel», afirma Silvia Gutiérrez (La Roca de la Sierra, 27 años), doctorando en el Instituto Tecnológico de Química, un centro de la Universidad Politécnica de Valencia y el Centro Superior de Investigaciones Científicas. Su tesis, que espera leer en enero, se centra en el desarrollo de catalizadores para procesos industriales, en concreto en la producción de hidrógeno y oxígeno a partir de agua.

¿Y el futuro? «Una opción es seguir investigando, pero hay que tener en cuenta que en la investigación postdoctoral es casi una obligación pasar unos años en el extranjero. Lo exigen para acceder a los programas de ayudas más conocidos, como el Juan de la Cierva o el Ramón y Cajal. Además, hay que tener claro que en España, dedicarse a la investigación supone encadenar contratos cortos y cambiar de ciudad con frecuencia». Las otras alternativas son «opositar para ser profesor o seguir investigando pero en una empresa».

Sobre esta última posibilidad, la extremeña no pierde de vista al Cicytex (Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura), que depende de la Junta y donde ya preguntó al graduarse. Le dijeron que lo mejor era que primero hiciera la tesis doctoral, y aunque en este organismo tendría difícil desarrollar el campo de trabajo concreto al que ella dedica su tesis, sí sería una opción profesional a considerar. Sopesará pros y contras llegado el momento, porque lo que tiene claro es dónde le gustaría estar. «Extremadura –afirma– es mi sitio, es donde están mi familia y mis amigos».

Más allá del Cicytex, la oferta laboral de la comunidad para un perfil como el suyo es enana frente a la de otras partes del país. «En mi opinión –expone la joven–, si Extremadura no es capaz de retener a sus mejores expedientes no es tanto por culpa de la Universidad como de la propia región. La UEx intentó que yo me quedara a hacer la tesis, pero no se logró financiación suficiente. De nuestra universidad sales muy bien preparado, y si no fuera así no estaríamos en este centro de Valencia tres exalumnos suyos, cada uno de ellos de los mejores de su promoción».

José Manuel Garrido

José Manuel Garrido | Físico

«El sistema de ayudas a la investigación penaliza a las universidades pequeñas»

José Manuel Garrido (Badajoz, 27 años) hizo al acabar la carrera un máster en Energía –becado por Iberdrola– y otro en Formación del Profesorado, los dos en la Complutense, donde sigue a día de hoy. «A la hora de conceder las becas FPU –apunta–, que son muy solicitadas por los investigadores, el Ministerio analiza el currículum académico y el grupo de investigación del solicitante, y aunque en la UEx hay muy buenos grupos, otras universidades más grandes los tienen mejores».

Él, de hecho, prefería quedarse en la región. «Era reacio a salir de Extremadura, donde estaba muy a gusto. Me fui porque quería una especialización que la carrera no te da», cuenta Garrido, cuyo currículum incluye dos estancias de un mes cada una en Oxford, prácticas en la Agencia Estatal de Meteorología y en Solute Ingenieros, la empresa donde se quedó a trabajar un compañero de la UEx.

Él optó por seguir su carrera de investigador, aún consciente de que es un ámbito marcado «por la precariedad y la incertidumbre, que requiere pasar al menos dos años en el extranjero y que suele implicar cambios de residencia y sueldos bajos». «Yo no sé lo que haré al acabar la tesis (sobre la física de la atmósfera). Valoraré si oposito para ser profesor o si sigo investigando», anticipa el joven extremeño, que se crió en el barrio pacense de La Paz y estudió en el colegio Piloto Guadiana y en el IES Rodríguez Moñino.

En Badajoz sigue su familia, y algunos de sus amigos, los menos. «La mitad de los compañeros de clase del instituto están en Madrid, y de la otra mitad, unos están en otras regiones y otros en el extranjero. En Extremadura quedan pocos», detalla el joven físico. «Hay dos formas principales de retener o atraer el talento: las líneas de trabajo de los grupos de investigación y las condiciones laborales–analiza–. El sistema de ayudas a la investigación en España penaliza a las universidades pequeñas, que no disponen de medios suficientes como para que sus grupos de investigación puedan entrar en la rueda del acceso a estas ayudas. Además, en estas más pequeñas, como la UEx, los profesores tienen más carga docente, y por lo tanto menos tiempo para dedicar a la investigación. Esto puede ayudar a solucionarlo la Junta, invirtiendo en la UEx de forma decidida y mantenida en el tiempo. Por lo demás, nuestra universidad tiene profesores buenísimos, nada que envidiar a otras».

Alejandro Acebes

Alejandro Acebes | Ingeniero Informático

«Aquí hay menos empresas, y eso significa menos actividad»

Al acabar la carrera, Alejandro Acebes Cabrera (Cáceres, 27 años), se quedó unos meses en el grupo de investigación Quercus, en el que ya estaba. Después se fue a Madrid, donde trabaja como desarrollador en Autentia Real Business Solutions. «Estoy muy contento», afirma sin dudar. «En informática hay trabajo casi en cualquier sitio, pero yo salí de Extremadura porque quería probar en Madrid –apunta–. Me fui con la idea de estar unos años y volver, pero ahora no tengo claro que eso vaya a ser así, porque aquí tengo mi vida y estoy muy a gusto».

«En nuestra región –continúa– podría haber encontrado trabajo, pero limitado a unas pocas empresas o a la universidad, mientras que en Madrid hay muchas más opciones y también más actividad relacionada con mi profesión. En nuestra región hay menos gente y menos empresas, y esto significa menos eventos, menos actividad, y también menos personas con las que puedas crecer, que para mí también es algo importante».

Él tiene claro que si la comunidad autónoma no es capaz de retener el talento se debe sobre todo a la falta de empresas. «Yo estoy contentísimo con mi experiencia en la UEx. Tiene profesores muy buenos, algunos reconocidos a nivel nacional. En ningún sentido me he sentido menos preparado que gente de otras universidades».

Cornelio Nze Miko Nzang

Cornelio Nze Miko Nzang | Economista

«Debería haber un seguimiento a los mejores alumnos»

«Solo sé que no quiero vivir un día sin tener un reto». Es la declaración de principios que encabeza la página en Linkedin de Cornelio Nze Miko Nzang, el mejor expediente del Grado en Economía de la UEx en el curso 2014/15. Su currículum incluye un máster en Economía, Finanzas y Computación en la Universidad Internacional de Andalucía, cuatro meses trabajando en Caja Rural de Extremadura y otros cuatro en Serrano 41 Auditores, además de casi dos años como economista en la Agencia Nacional de Guinea Ecuatorial, su país natal. Ahí trabaja desde 2019 como economista local para el Fondo Monetario Internacional.

«Mi experiencia en la UEx fue maravillosa, tuve el apoyo de todo el personal y de los compañeros, me sentí como en casa», dice de entrada. De hecho, él cree que «la acogida y la integración» son las principales fortalezas de la universidad extremeña. Por contra, opina que su mayor debilidad es «el seguimiento curricular a los estudiantes». «Pensé que la facultad tendría un plan de seguimiento a sus mejores estudiantes, que les haría recomendaciones o que la propia comunidad autónoma haría algo, pero no hubo nada, más allá de una simple ceremonia de entrega de reconocimientos».

Su experiencia fue muy positiva durante la carrera, pero no tanto una vez terminada. «Busqué trabajo en la región, pero no tuve ninguna oportunidad –cuenta Cornelio Nze–. Claramente, hay más oportunidades en otros sitios de España y en otros países, aunque no sé si mejores ofertas. Ahora bien, esta situación se debe al nivel de actividad de la región, y en mi caso también influyó que mis años en Extremadura fueron los más difíciles de la crisis económica».

¿Qué tendría que mejorar la región para lograr retener su talento? «No puedo decir que haya algo a mejorar, porque no hay nada –afirma Nze–. No hay un plan de retención del talento, ni mucho menos uno de atracción. Y si lo hay, lo desconozco. En esto, la UEx y la región están conectadas».

Marta Ledesma

Marta Ledesma | Relaciones Laborales y Recursos Humanos

Casi todas mis amigas con carrera están en otra región»

En los cinco años que han pasado desde que se graduó en Relaciones Laborales y Recursos Humanos, a Marta Ledesma (28 años, Herrera del Duque) le ha dado tiempo a hacer un máster sobre Consultoría Laboral en Sevilla y el de Formación del Profesorado en la UEx. Y a aprobar en dos categorías (técnico y graduado superior) las oposiciones del Sexpe. Y a trabajar en Nestlé Waters y en una empresa en Badajoz. También a presentarse a la bolsa de empleo del ayuntamiento de su localidad.

«Estoy contenta de cómo me han ido las cosas desde que acabé la carrera –hace balance–, pero también es verdad que ha sido a costa de un gran esfuerzo por mi parte y también por la de mis padres, que me pagaron los dos másteres». «En este tiempo me he movido mucho, no he dejado de estudiar y buscar trabajo», añade la joven extremeña, una de las pocas que sigue en la región. «De mi grupo de amigas, casi todas están fuera –cuenta–. Una hizo Enfermería, otra Pedagogía y otra Administración y Dirección de Empresas».

Guadalupe Arenas

Guadalupe Arenas | Ingeniería Forestal y del Medio Natural

«Debería haber más opciones de investigación posdoctoral»

Guadalupe Arenas (Plasencia, 27 años) no solo fue la número uno de su grado en la UEx. Recibió también un premio equivalente a escala nacional. Tras acabar la carrera, hizo el máster en Investigación en Ingeniería y Arquitectura, y luego el de Formación del Profesorado, y ahora está elaborando su tesis.

Su facultad, la de Ingeniería Forestal y del Medio Natural, tiene una acreditación EUR-ACE, que es un sello internacional de calidad, y el grupo de Investigación Forestal al que pertenece es una referencia en España, lo que le allanó el camino para lograr un contrato FPU. «Veo que esta etapa se acaba y que el tejido investigador de la región no me ofrece un panorama de estabilidad», reflexiona Arenas, que trabaja también en un proyecto pionero que la llevará a dar una conferencia en Oxford (Inglaterra). «Debería haber más opciones de investigación postdoctoral –añade–. Los investigadores no nos quejamos tanto del salario como de la inestabilidad. Casi que solo podemos aspirar a encadenar contratos cortos».

David Palomeque

David Palomeque | Ingeniero de Electrónica

«No notas salto de calidad con respecto a otras universidades»

En el verano de 2015, David Palomeque Mangut salió en el HOY por ser el creador del 'Dispositivo Alma', una herramienta que permitía a las víctimas de violencia de género avisar discretamente si estaban en peligro. Ese mismo año había terminado la carrera de Ingeniería Electrónica y Automática (rama industrial). Obtuvo el premio al mejor expediente. Luego recibiría otras dos distinciones: mejor trabajo fin de grado, y mejor trabajo fin de máster.

«Al acabar la carrera –explica el ingeniero, de 26 años–, me quedé en la UEx como becario de apoyo técnico a la investigación y a la vez empecé el máster de Investigación en Ingeniería y Arquitectura. Después de tres meses como becario, me quedé como técnico investigador en la UEx, en un grupo buenísimo. Buscaron financiación para que hiciera ahí la tesis, pero no fue posible, porque en la investigación en España hay mucha competencia y no sobran los recursos».

La universidad no pudo retenerle pero le echó una mano para encontrar un buen destino. «Había contactos entre la UEx y la Universidad de Sevilla, y me ayudaron», cuenta David, que está en el Instituto de Microelectrónica de Sevilla, un centro mixto de I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) de la Universidad de Sevilla y el CSIC. Allí hace el doctorado, con una beca FPU (Formación del Profesorado Universitario), que implica dar clases.

«Me gusta la vida académica, y aunque no me importaría trabajar en la empresa privada, hay que tener en cuenta que no hay mucho tejido productivo. En Extremadura solo está BioBee, una 'spin-off' de la UEx, y ya estuve en ella», apunta el ingeniero de Badajoz, que estudió en el colegio Lope de Vega y en el IES Rodríguez Moñino. De su paso por la universidad guarda muy buen recuerdo. «Tanto el grado como el máster me parecieron buenos. En la UEx encontré unas instalaciones decentes y buenos profesores. Yo no he notado ni mucho menos que otras universidades supongan un salto de calidad. Pero lo que sí ocurre es que al salir de la UEx encuentras en la región un tejido productivo muy pequeño. Está la central nuclear, la Deutz, Gallardo, las fotovoltaicas y alguna pequeña empresa. Poco más. Creo que la situación podría mejorar con dinero, en concreto en industria y en I+D+i».

Marta Macarena Rodríguez

Marta Macarena Rodríguez | Médica

«Acabé mi etapa de MIR en Sevilla y una de mis opciones es volver a Extremadura»

Marta Macarena Rodríguez acabó hace unos meses el contrato como MIR de Pediatría y sus áreas específicas en Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, ciudad que eligió porque le daba la posibilidad de formarse como pediatra «en un hospital grande, con distintos niveles de complejidad y en el que podía ver una gran diversidad de patologías». También «por conocer la oferta sociocultural de una ciudad diferente».

«Ahora que he finalizado la residencia –explica la joven de Jerez de los Caballeros–, me planteo opciones laborales en distintas regiones, entre las que incluyo por supuesto Extremadura». «Las oportunidades laborales en estos momentos no difieren mucho entre el sistema sanitario andaluz y el extremeño –continúa–. En cuanto al trabajo en hospitales públicos, que es donde me gustaría continuar, las opciones no son muchas, por lo que actualmente sólo puedo continuar con mi formación, con la ilusión de conseguir el trabajo al que aspiro».

La doctora no cree «que el título al mejor expediente implique un talento a retener, pues es solo una nota, y ser un buen médico va más allá». «A mí el título me llegó por correo, porque a los pocos días de la entrega tenía el examen MIR, así que no pude ir. –recuerda– Lo guardé en una carpeta y ahí quedó, sin ninguna repercusión social, académica o laboral. No quiero decir que no se tenga que reconocer a los mejores, pero creo que la UEx debería contactar con los exalumnos y brindarles la oportunidad de ampliar su actividad docente e investigadora». «Lo que tengo claro tras mi corta experiencia es que nadie va a ir a buscarte a casa para ofrecerte una oportunidad, independientemente de los méritos que tengas.

Marisa Grande

Marisa Grande | Derecho

«Tras estar fuera, valoro más la calidad de vida de la región»

Marisa Grande Harto siempre quiso ser jueza, «una profesión que me fascina desde muy pequeña», afirma. Y ya lo es. Ha cumplido su sueño profesional. Tras estudiar Derecho en Cáceres, Madrid (con una beca Séneca) y en Hungría (con una Erasmus), se fue de nuevo a la capital del país, al colegio mayor César Carlos, en el que todos los residentes son opositores. «Para no tener que preocuparme de nada más que de estudiar los temas», explica la joven, que después de tres años y medio preparándose, se sacó la plaza y se marchó a Barcelona, a la Escuela Judicial y desde septiembre está en Cáceres. Hace las prácticas en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3, y cuando acabe ahí pasará a hacerlas al número dos.

«La verdad es que me gustaría trabajar en Extremadura –reconoce–. Después de tanto tiempo fuera, he aprendido a valorar la calidad de vida tan elevada que hay en nuestra región, y creo que también es un lujo añadido poder tener a toda mi familia cerca».

En cuanto a las razones por las que buena parte de los mejores expedientes de la UEx salen de la región, advierte que no tiene certezas pero formula algunas hipótesis. «Puede deberse en parte a las ganas de volar del nido que tenemos todos los jóvenes, o a que en ciudades más grandes, las oportunidades de ascender laboralmente, la oferta de trabajo, los salarios o el abanico de formación al que se puede acceder son mucho mayores que en Extremadura, al menos para los que hemos estudiado Derecho».

Cita también el hecho de que «trabajar en una gran ciudad, donde hay mayor competitividad, puede ayudarte a mantenerte más activo profesionalmente y a no estancarte, y esto es algo que muchos jóvenes tienen en cuenta». Sin embargo, hay otra realidad que también aprecia. «A medida que van pasando los años –apunta la joven jueza–, veo cómo cada vez más gente de mi entorno tiene ganas de volver a Extremadura. Supongo que es también una cuestión relacionada con las etapas de la vida».

«Habría que hacer más hincapié –propone– en las ventajas de vivir en una ciudad pequeña, porque muchas veces es algo que se olvida. También dar más publicidad a programas de apoyo a los jóvenes que quieren acceder a su primer empleo o que desean emprender. Y cómo no, también sería necesario que Extremadura mejorara sus comunicaciones, para acercarnos más al resto de España».

Ángel Pino | Comunicación Audiovisual

«Sin duda, hay muchas más oportunidades en otros sitios»

Badajoz, Madrid, Barcelona, Australia y Barcelona. Es la trayectoria de Ángel Pino Pérez, mejor expediente del grado en Comunicación Audiovisual de la UEx en el curso 2014/15, que ni siquiera necesitó terminar sus estudios para tener un empleo. «Antes de acabar la carrera –recuerda–, me llegó una oferta de una agencia de consultoría y publicidad digital que buscaba alguien con mi formación pero sobre todo, que fuera aficionado al automovilismo, como es mi caso».

Empezó con una beca, luego hizo las prácticas, y al final le hicieron un contrato indefinido. Pasó de ser community manager para un cliente a integrarse en un equipo especializado en publicidad digital del que acabó siendo manager. Fueron cuatro años en la misma empresa, hasta que se fue a trabajar a Australia, de donde tuvo que regresar antes de lo esperado. Con el avance de la covid-19, el gobierno de aquel país «puso en marcha restricciones que afectaron drásticamente al mercado laboral, lo que unido al cierre de fronteras de Australia y las restricciones en otros países, suponía que corría el peligro de quedarme atrapado allí sin ingresos por tiempo indefinido y con dificultades serias para regresar en el caso de que mis ahorros se agotaran». Finalmente logró un billete de avión, «uno de los últimos a precio razonable», y se volvió a España. Tras unos meses con la familia en Extremadura, regresó a Barcelona, donde trabaja como responsable de Paid Social Media en una agencia de medios, además de cursar un máster en comunicación corporativa en la Barcelona School of Management de la Universidad Pompeu Fabra.

«Indudablemente, hay muchas más oportunidades fuera de Extremadura, y fuera de España normalmente el trabajador está mejor valorado», reflexiona Pino, que también apunta un factor a tener en cuenta: «En Barcelona o Madrid, el alquiler de una habitación ya se lleva gran parte del sueldo».

Natural de Villanueva de la Serena, califica su experiencia en la UEx como «muy buena». «El plan de estudios fue muy completo, los profesores me parecieron extraordinarios, y quizás eché en falta más prácticas, pero esto requiere material, es decir, presupuesto. Con lo que había, los profesores hacían maravillas».

De hecho, él cree que si el talento de la UEx emigra no es por la universidad sino por la región, que ofrece «poco empleo y de mala calidad». «En la economía extremeña pesan mucho el empleo público, el sector primario y el de los servicios, y ninguno de ellos genera valor añadido ni demanda una alta especialización. Además, y este es un tema de más calado, la región está muy maltratada: el Estado no invierte en infraestructuras y los distintos gobiernos autonómicos no han peleado por ellas, lo cual promueve su aislamiento». «Es un problema que viene de lejos –concluye Pino– y que nadie parece dispuesto a solventar».

Llegado el momento de saltar al mercado laboral, a él no le importa tanto dónde vivir cómo dónde trabajar. «Lo más importante es que el trabajo te guste, te emocione y que estés cómodo y te sientas valorado en la empresa. Al final, dedicas casi todo el tiempo de tu vida a trabajar, y con veintitantos años no es mentalmente saludable levantarse un lunes pensando 'Ojalá llegue rápido el viernes'».

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