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«Están abriendo ahora», confirma con alivio Lorenzo Ramos, productor de flor cortada, sobre las margaritas y los crisantemos que tiene en los invernaderos de su explotación.
Se acerca el puente de Los Santos, una de las épocas fuertes del año para este sector, y ... los agricultores han vivido con cierta preocupación las últimas semanas ante la lentitud en la floración. «Las flores necesitan fresco y con las olas de calor del verano y que las temperaturas continúan siendo altas, ni siquiera por la noches bajan, la producción va a ser algo floja», reconoce Ramos.
lorenzo ramos
Agricultor
María Luisa González
Propietaria de la floristaría Bouquet
Eso no impide que estos sean días de mucha faena en su explotación de Valdelacalzada para sacar a la venta toda la producción de margaritas y crisantemos, que son flores que tienen una única cosecha al año. «Esta campaña representaba el 70% de lo que se podía hacer durante todo el año», detalla este agricultor. Esto ha cambiado. La tradición de acudir a los cementerios, adecentar las tumbas y ponerles flores va a menos; por el contrario, cada vez son más personas las que prefieren la incineración y no todas las cenizas se conservan en columbarios. Todo esto se nota negativamente en las ventas de flores.
Algo muy similar detecta María Luisa González, propietaria de la floristería Bouquet, en Cáceres. «Cada vez vendemos menos en este puente, no solo viene menos gente también vemos que los clientes compran menos», señala.
En los últimos años está ganando peso en el negocio de la flor cortada el día de la madre, en mayo, que ya es el de más ventas según los productores. También es importante para el sector el día San Valentín, en febrero. «En Semana Santa se compran muchas flores para adornar los pasos de cara a las procesiones», declara Ramos.
Sin embargo, ese negocio no repercute tanto en las floristerías. «Habitualmente las cofradías compran directamente a los invernaderos sin pasar por el comercio local, por lo que nosotros tenemos más trabajo en verano con los eventos y las bodas», indica González.
El distinto precio de las flores influye en el volumen de negocio para las diferentes fechas, porque las margaritas son las más baratas y las rosas, las más caras. Estas últimas se utilizan más para regalar que para colocar en las tumbas.
En este sentido, las floristerías ya están comprobando el aumento de los precios de las flores que les llegan desde los invernaderos. «Hasta un 15%», calcula la propietaria de la floristería Bouquet, que considera que es una subida demasiado grande como para repercutirla de golpe en sus clientes. «Entiendo que se debe a los costes de transporte», dice.
Ella, para el día de Todos los Santos apenas ha tocado los precios. «Además de vender flores, preparo vasos y jardineras para colocar en las lápidas que vendo a 25 y 35 euros, respectivamente», comenta. Tiene bastantes encargos para el fin de semana, porque al caer el festivo en martes, mucha gente aprovechará el sábado y el domingo para acudir al cementerio, sobre todo aquellos que tienen que desplazarse a otras localidades.
Crisantemos, margaritas, claveles y rosas son las flores que más se venden y una gran parte llegan hasta Extremadura desde fuera de la comunidad y del país. «De Colombia y de Ecuador vienen rosas y claveles, pero también recibimos mucha flor de Holanda», detalla la González.
No es extraño que la producción extremeña de flores no sirva para satisfacer la demanda regional. El número de explotaciones dedicadas a este sector es muy bajo, según la Consejería de Agricultura, que no aporta el número exacto. Sí tiene contabilizada la superficie que se destina al cultivo de flor cortada: 17,5 hectáreas en toda la región. La inmensa mayoría de los invernaderos están en la provincia de Cáceres, con 15,5, mientras que en Badajoz apenas hay dos hectáreas.
En cerca de la mitad de la superficie total –poco más de ocho hectáreas– se producen gladiolos y en otras cinco hectáreas hay peonías. Los crisantemos, tan típicos de estas fechas, apenas ocupan 0,2 hectáreas en toda la comunidad. Son datos de 2021.
En definitiva, el peso económico de la flor cortada en el sector primario regional es muy reducido.
Se entiende, por tanto, que la región importe flores. «No crece la superficie de flor cortada que se cultiva aquí desde hacer varios años», confirma Ramos, que es secretario general de UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos).
En su caso –lleva tres décadas con la explotación de flor cortada– ha diversificado para mantener la rentabilidad. «Tenemos plantas ornamentales y vivero de frutales», especifica.
Entre los motivos que Ramos detecta para que el sector no crezca están la cuantiosas inversiones que se deben hacer y las cosechas constantes. «La infraestructura de los invernaderos es muy cara y siempre hay que hacer algo, porque flores como los claveles hay que cortarlas durante todo el año; eso hace que sea complicado que un agricultor lleve solo un invernadero de 1.000 metros cuadrados y no es fácil sacar rentabilidad para pagar sueldos», asegura.
Incluso, el secretario general de UPA advierte que esta situación está llevando a que en Chipiona (Cádiz), localidad donde se produce un alto porcentaje de la flor cortada de España y desde donde se abastecen muchas floristerías extremeñas, estén quitando muchos invernaderos.
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