Martes, 1 de diciembre 2020, 07:02
La propuesta de armonización fiscal en la que trabaja el Gobierno ha puesto de nuevo sobre la mesa la disparidad de política tributaria entre las comunidades autónomas. Extremadura se mantiene entre las tres regiones con mayor presión fiscal, con varios impuestos en los ... que tiene los tipos más altos.
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La multitud de casuísticas que recogen los distintos impuestos, así como la existencia de bonificaciones y exenciones, dificulta la comparación entre comunidades autónomas. Pero en una visión de conjunto pocas regiones superan a Extremadura en cuanto a carga impositiva entre las comunidades de régimen común (todas excepto País Vasco y Navarra).
Dentro de los tributos cedidos, que son aquellos en los que las comunidades tienen competencia para modificar sus normas, quizá el más destacado por su aportación es el IRPF. Extremadura tiene al mismo tiempo uno de los tipos más reducidos para las rentas bajas (9,5%, mientras que solo Madrid, La Rioja y Canarias aplican el 9%) y uno de los más altos para las más elevadas (25%, con seis comunidades por encima de esa cifra).
Solo cuatro regiones, entre las que no está Extremadura, han mejorado el mínimo personal y familiar, que es el importe por el que no se paga. En cuanto a las deducciones, hay de distintos tipos, lo que dificulta la comparación. Este año se ha llegado a 241.
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Respecto al impuesto de patrimonio, Extremadura tiene, con Cataluña, el segundo mínimo exento más bajo con 500.000 euros. Solo les supera Aragón con 400.000. Esto hace que paguen más contribuyentes. Además, es la región con las tarifas más altas.
La comunidad destaca en dos impuestos que además son muy comunes. Por un lado, el impuesto de transmisiones patrimoniales onerosas, que se liquida por ejemplo cuando se compra una vivienda de segunda mano. En estos casos, Extremadura tiene, con Cataluña, el tipo más alto (11%) para los inmuebles de más valor, mientras que está en un grupo medio (8%) para los más baratos. También existen multitud de deducciones.
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Por otro lado, la región está entre las once comunidades con el tipo más alto para el impuesto de actos jurídicos documentados, que se paga por actos formalizados en escrituras, como la compra de una vivienda. En la región llega al 1,5%.
Extremadura también destaca por un impuesto que no es tan común, el de donaciones, precisamente por su alto coste. Junto con Castilla y León, es la única comunidad que no aplica medidas para reducir el gravamen. Pero contempla bonificaciones por cuestiones como entrega de dinero para comprar una vivienda habitual o transmisión de una empresa familiar.
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Por el contrario, la región está entre las punteras en la otra modalidad de este impuesto, el de sucesiones, para adquisiciones por herencia. Con Cantabria, Murcia, Andalucía y Madrid, prácticamente ha suprimido este gravamen para los grupos de parentesco más cercanos y habituales (cónyuges, padres e hijos).
Por último, la región también destaca por el impuesto sobre determinados medios de transporte, que se paga con la matriculación de vehículos. Es una de las ocho comunidades que ha elevado los tipos y está a la cabeza en cinco epígrafes.
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Para el Gobierno regional, el hecho de que Extremadura esté entre las regiones con la presión fiscal más alta, a lo que suma sus tributos propios como la ecotasa, pone en evidencia el esfuerzo que hace la comunidad para disponer de ingresos.
De ahí que se haya mostrado en varias ocasiones a favor de la armonización para que todas las comunidades tengan las mismas reglas de juego y no se produzca competencia en materia de impuestos, de modo que no haya contribuyentes que paguen sus tributos en territorios fiscalmente más beneficiosos y sigan recurriendo a servicios en la región, como el sanitario.
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La financiación de las comunidades autónomas ya no puede entenderse sin las aportaciones de los mecanismos extraordinarios del Gobierno, entre los que se encuentra el Fondo deLiquidez Autonómico (FLA). El Ejecutivo nacional acordó el viernes el último reparto de fondos correspondiente al 2020, destinado a financiar el exceso de déficit del pasado año. De una remesa de 1.704 millones de euros corresponden a Extremadura 42,25 millones. Con esa aportación, la región habrá recibido este año un total de 778,6 millones con cargo al FLA, 270 millones más que en 2019.
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