Sánchez, ante un mechero petrolífero en la Amazonia ecuatoriana. Hoy

Un extremeño contra los 'mecheros de la muerte'

Antonio Sánchez (Mérida, 1981) plasma en una novela su experiencia como abogado medioambientalista en Latinoamérica

Domingo, 17 de diciembre 2023, 08:30

Uno de los primeros párrafos del libro cuenta que «para cuando (los cofanes) quisieron reaccionar ante la ocupación, el petróleo ya brotaba y sus comunidades ... estaban cercadas por carreteras, tuberías y plataformas». Casi sin darse cuenta, ese pueblo ecuatoriano se encontró con que las máquinas de los americanos le habían abierto a su selva una cicatriz. El extremeño Antonio Sánchez Gómez (Mérida, 1981) conoce esta historia porque ha pisado ese suelo y ha hablado con la gente que lo habita desde siempre. Él es jurista especializado en asuntos medioambientales, ha trabajado en Ecuador y Bolivia, y acaba de recoger esas experiencias latinoamericanas en 'Derrotero' (Sigilo, 224 páginas, 18 euros), su primera novela. Habla en ella de humildes y poderosos, ilegalidades y desprecios, de salud pública, de acoso a los defensores de la Naturaleza, de buenos y malos...

Publicidad

Lo hace para tejer una historia que surgió a partir de un viaje difícil por el río Napo (más de 1.100 kilómetros entre Ecuador y Perú), un afluente del Amazonas por el que Sánchez navegó en el año 2019, mientras vivía en Lago Agrio (Ecuador, provincia de Sucumbíos). Llegó hasta allí para ayudar a redactar una denuncia contra 'los mecheros de la muerte', como muchos llaman a las antorchas metálicas de fuego que se ven en la selva amazónica ecuatoriana, usadas por las empresas petrolíferas dentro del proceso de extracción de crudo. Solo en Ecuador hay más de cuatrocientas, y todas expulsan gases tóxicos que se propagan por el aire y el agua y dañan la salud de los habitantes de esas zonas y también el medioambiente.

Ha trabajado en denuncias por delitos contra los ecosistemas y la salud en Colombia, Ecuador y Bolivia

«Yo había estado antes –retrocede el extremeño– como pasante en una organización colombiana dedicada a litigios medioambientales y que llevó la denuncia de unas niñas contra la contaminación en la Amazonía, un caso que alcanzó repercusión internacional porque la sentencia reconocía a los ríos amazónicos como sujetos de derechos».

«Un año después –sigue–, contacté con el abogado Pablo Fajardo, que había llevado el caso de la petrolera Chevron/Texaco en Ecuador, e hicimos una denuncia similar contra los mecheros, extrapolando a Ecuador la denuncia de Colombia, centrándonos ahora en los derechos a la salud, el agua, a la soberanía alimentaria y a vivir en un ambiente sano. Ganamos el caso. La sentencia dictada hace dos años obligó a las petroleras a retirar los mecheros más cercanos a zonas pobladas, pero esa orden no se ha cumplido, como ocurre tantas veces con los litigios medioambientales».

Publicidad

Vertidos mineros

Más tarde, el emeritense trabajó en Bolivia, en una demanda contra los vertidos mineros que han secado el lago Poopó. El Constitucional de ese país les dio la razón pero solo parcialmente, al no encontrar relación causa-efecto entre los vertidos y sus posibles afecciones a la salud de las aguas y las personas. La sentencia ordenó hacer análisis a unas y otras, para verificar si hay un nexo entre los vertidos de la minería extractiva y la salud de los residentes del lugar y las aguas. «Los resultados se han conocido hace poco y demuestran que en el agua hay muchos más metales pesados de los que pensábamos, entre ellos el boro, y también en las personas, en las que se ha llegado a detectar arsénico». «La situación es mucho más grave de lo que creíamos», resume Sánchez, que en Mérida estudió en el Instituto Trajano, se graduó en Derecho por la Universidad de Salamanca y es funcionario de Justicia en Barcelona.

'Derrotero' supone el debú literario del extremeño. Hoy

En la capital catalana está ahora, una vez concluida su experiencia latinoamericana. Por el momento, porque tiene en cartera un nuevo caso en la Patagonia chilena. Hace unas semanas, cuenta por teléfono, estuvo en Extremadura, y volverá a Mérida para pasar la Navidad con su familia.

Publicidad

Portada del libro, editado en España por Sigilo. Hoy

Una parte de su experiencia en Ecuador está en 'Derrotero', que su autor concibe como «una forma de dar más visibilidad a lo que ocurre allí». En el libro «hay mucho de realidad, desde todos los escenarios, hasta algunos personajes y testimonios», desgrana el abogado, al que han editado Sigilo en Argentina, Chile y España, Tierra Nueva en Perú, y próximamente Alectrión en Ecuador y 3600 en Bolivia.

Novela, testimonio y crónica

«Novela, testimonio y crónica se mezclan en este libro único que nos revela la belleza natural y humana de un territorio trágicamente explotado», define la editorial Sigilo. «'Derrotero' –añade– es el relato conmovedor de un encuentro reflexivo y sensitivo con la selva y las personas que siempre la han habitado».

Publicidad

Encauzan el relato cuatro defensores del medioambiente que asisten a una convención en Largo Agrio. Proceden de distintos lugares y culturas, pero les une haber conocido de cerca las secuelas de las minerías extractivas. Escrito en primera persona y en tiempo presente, casi al modo de un diario y con una prosa en ocasiones con un aire poético, el debú literario del jurista extremeño propone a partes iguales entretenimiento y reflexión, a partir de un río largo y ajetreado, y de unos mecheros que prenden vidas.

«Allí conocen los daños de la minería mejor que en Extremadura»

Antonio Sánchez aprecia algunos paralelismos entre lo que él ha conocido en Latinoamérica y los proyectos mineros que están gestándose en Extremadura. «Allá la población está muy concienciada y ya es difícil engañarla con las bondades de la minería, como están tratando de hacer en nuestra comunidad autónoma», afirma el jurista emeritense. «La gente –continúa– sabe por experiencia que es un modelo que trae poco trabajo y que cuando las empresas han esquilmado los recursos del territorio y levantan el vuelo, solo dejan pasivos ambientales y enfermedad. Además de más pobreza, porque con la minería se cierra el paso a otros modelos económicos».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.

Publicidad