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Felipe Vela (FV) se ha presentado a las elecciones municipales por el PP, por Foro Ciudadano y ahora será el candidato de Levanta Cáceres, que engloba a Cacereños por Cáceres, Extremadura Unida y Extremeños, partidos que, algunos de ellos, han ido a elecciones con PP, ... con PSOE o con Podemos. Pero todo esto es secundario. Da lo mismo si FV se presenta por Levanta Cáceres o por Acuesta Cáceres porque FV es en sí mismo un partido.
Ha bastado que se conozca su aspiración a la alcaldía para que la política local cacereña se haya removido, su persona protagonice tertulias de desayuno, aperitivo y sobremesa y las estrategias políticas municipales se rediseñen porque FV es un candidato-partido transversal que araña votos de todos los sitios.
Para entender lo que significa FV en Cáceres, basta recordar a un desconocido que me paró un día por la calle para decirme: «Le voy a dar un tema sobre Felipe Vela para que escriba, que seguro que usted le saca punta: El Barrio acaba de sacar disco nuevo y se llama 'Duermevela', no me diga que ahí no hay materia». Pues sí, hay materia.
Su imagen es la de un señor fino y atractivo de derechas, pero cuando la derecha de verdad, esas familias con poder de la avenida de España, se reunieron con el equipo de gobierno tripartito de Carmen Heras para imponer su criterio de que su avenida no se tocaba para hacer un parking debajo, FV se rebotó y denunció que aquel lobby sobrado de poder presionando a los representantes democráticos le recordaba al 23F.
FV no ha parado desde los 14 años, cuando murió su padre y tuvo que compaginar sus estudios con el trabajo para ayudar a sus ocho hermanos. A los 19 años, era hombre para todo en el colegio Paideuterion y lo mismo cogía la escoba que sustituía a los profesores de baja o entrenaba a baloncesto consiguiendo que, por única vez en la historia, el Paideuterion, con dos canastas rotas y un balón como único equipamiento, fuera campeón de baloncesto de Cáceres en lugar del todopoderoso San Antonio. Además, fue número uno de España en los exámenes para entrenadores y seleccionado por Lolo Sainz con otros 15, entre los que estaban Aíto García Reneses o Mario Pesquera, para un curso especial.
Con 22 años, acaba la carrera de Comercio y deja el colegio. Tras 15 meses de mili, empezó su carrera como asesor y empresario. Entre sus negocios, un mito, el Drink Pub, que fue para una generación de cacereños lo que fueron los bailes de La Rosa, los cafés de Jámec y las películas del cine Norba para la generación anterior. Drink, Bols, Faunos, Fara, Metropol, Cursilandia, Catetolandia y los bares de la calle General Ezponda, espacios míticos de los 70 cacereños, la etapa justamente anterior a la movida.
Cuando lo entrevisté hace años, definió a los cacereños como pacíficos, tranquilos, entrañables, con falta de iniciativa... Y clasificó la estructura social de la ciudad en tres grupos: las familias de clase social alta por herencia noble o porque han ganado dinero; el mundo de la cultura y de la universidad en su gueto elitista de poseedores del conocimiento y los de a pie, los que andan por la calle con naturalidad y no están en los otros dos grupos ni quieren estarlo. «Yo estoy con los de a pie», confesaba.
También me dijo que nunca había tenido la tentación de meterse en política, pero Saponi reaccionó al fichaje del arquitecto Miguel Hurtado como independiente por el PSOE tentando a FV. Y la experiencia le gustó porque va a pecar por tercera vez. El periodismo y la ciudadanía se lo agradecemos: nos esperan tres meses muy entretenidos.
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