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Fernández Vara durante la entrevista en su despacho el pasado martes. BRÍGIDO
Fernández Vara: «Cerrar las autonomías no vale para nada»

Fernández Vara: «Cerrar las autonomías no vale para nada»

El presidente extremeño advierte que si la pandemia arrastra a España a unos niveles excesivos de deuda, puede peligrar incluso el actual modelo sanitario

Pablo Calvo

Cáceres

Sábado, 31 de octubre 2020, 08:46

«Cerrar las comunidades autónomas no está valiendo para nada. No quiero criticar a nadie, pero lo hacen solo para decir que están haciendo cosas, que además se solapan unas con otras y no hay manera de saber si funcionan». Así de tajante se muestra el presidente de la Junta Guillermo Fernández Vara, cuando se le pregunta por el motivo de que Extremadura sea la única comunidad peninsular sin restricciones de movilidad a personas de otros territorios. Asegura que los responsables de Salud Pública «no me han pedido» cerrar la región, y defiende el modelo extremeño que se ha quedado como referencia única: mantener las fronteras abiertas, pero actuar dentro con determinación para que se cumpla el confinamiento nocturno y el resto de medidas que permite el estado de alarma. «Los cuerpos y fuerzas de seguridad están donde tienen que estar, que no es en los accesos de las carreteras, sino haciendo posible el toque de queda en las ciudades». «Se lo he dicho a un presidente de comunidad –añade Vara– la culpa del virus no es como tú crees de los madrileños que llegan, es que los tuyos pueden hacer dentro lo que quieran y también contagian».

–El estado de alarma ha dado origen a cinco tipos distintos de restricción de la movilidad según la comunidad de la que hablemos. ¿No se debería haber aplicado un criterio único en todo el país para evitar esta sensación de desmadre?

–Probablemente, se podía haber evitado. Lo de Madrid por ejemplo me parece de traca. Por eso es por lo que yo defiendo que en el Consejo Interterritorial de Sanidad no se vote, que se tomen las decisiones según posiciones consensuadas.

–La cifra de fallecidos por covid desde la última entrevista se ha multiplicado por 10 en la región. ¿Cuál va a ser la cifra final de fallecidos?

–No lo sé. Espero que seamos capaces de pararla. Sí puedo decir que para mí está siendo el momento más duro de mi vida política, se están muriendo amigos míos y estoy dando estos meses muchos pésames.

–En marzo dijo que no se podía permitir ser ni optimista ni pesimista, que tenía que ser realista. Siendo así: ¿cómo estamos hoy: regular, mal, muy mal...?

–Estamos diferentes, entonces teníamos el problema importante de la falta de material y de capacidad diagnóstica y eso hoy está superado, hay suficiente material de protección y lo que me produce un cierto nivel de confianza es que hacemos pruebas PCR a todos los sospechosos y a todos los contactos. La capacidad de rastreo es muy grande, aunque es verdad que hay un porcentaje amplio de personas asintomáticas, que también contagian.

–¿Imaginaba que en octubre tendríamos estado de alarma?

–Cuando después del confinamiento las cifras de contagio cayeron, yo dejé de plantearme cuándo iba a ser la segunda oleada, pero este virus ha demostrado que va subido a lomos de la movilidad. Y una vez que hay movilidad, 20 días después comienzan los casos. Lo que tenemos ahora es consecuencia directa del inicio del curso universitario.

–Sabiendo cosas que en febrero no se tenían tan claras, ¿qué ha fallado?

–No ha fallado nada, es que no se puede reproducir el confinamiento. No se trata de estar todo el día haciendo equilibrios entre la salud y la economía, es más sencillo: sin salud no hay economía, pero sin economía no habrá salud. Hay que empezar a hablar con claridad y saber que eternamente no vamos a poder recurrir a deuda ni a los fondos europeos, así que de esta situación o salimos pronto o mantener el actual sistema sanitario no será posible. Si no hay economía, la salud se deteriorará porque no podremos mantener los niveles que tenemos en estos momentos. Hoy tenemos unos fondos extraordinarios que van a condicionar de forma clara varias generaciones de la Unión Europea porque una parte de este dinero que nos llega lo vamos a tener que devolver. Puede darse una caída tan brutal de la economía que se empiecen a deteriorar los servicios de salud, así que no da igual una caída del PIB del 10 que del 20 como algunos dicen.

Vigilancia

– Han anunciado que la Policía intensificará la vigilancia para que los positivos y contactos cumplan la cuarentena. ¿Le ha decepcionado la ciudadanía con sus comportamientos?

–No es la mayoría, la mayoría silenciosa está cumpliendo, pero hay que aplicar el principio de movilidad mínima durante los próximos días porque no estamos en una situación de normalidad. No estoy decepcionado porque soy consciente de que a la generación de nuestros hijos les ha tocado vivir un papelón. No juzguemos con tanto dureza al estudiante de segundo de carrera que de pronto le dijeron en marzo que se metiera en casa y además tenía que estudiar como no había hecho nunca sin acudir a clases ni poder salir.

–¿Qué ha influido para que no adoptara antes el toque de queda?

–Se hace cuando hemos sabido que están ahí los contagios. Nada de lo que está organizado ha originado contagios:no los ha habido en el teatro, ni el fútbol, ni en las plazas de toros, ni en las bodas, ni en los restaurantes, ni en la hostelería organizada... Los contagios se producen en lo que no está organizado. Por eso mi opinión es que las fuerzas de seguridad deben estar es en las ciudades, sobre todo en las que tienen población universitaria.

–Antes del 15 de agosto, el consejero Vergeles ya anunció que estábamos en la segunda ola. ¿por qué se ha esperado dos meses y medio, por el miedo a fastidiar la economía y buscar su equilibrio con la salud?

–Claro, claro. Eso no es un baladí. Aquí está pesando que podemos tardar cinco o veinticinco años en recuperarnos. Hay que tener mucho cuidado. ¿Por qué hacemos las cosas? Pues porque lo contrario nos mete en unos niveles de deuda que son inasumibles. No podemos endeudarnos eternamente y decir a la gente que tendremos dinero para pagar los nuevos tratamientos, eso es engañar y yo no voy a hacerlo.

–¿Vamos hacia el confinamiento en domicilios otra vez?

–Creo que no. Esta es una foto dinámica, pero yo creo que no porque no lo aguanta la economía del país.

–Hubo precipitación en la desescalada para no dañar más la economía del turismo?

–Sí, probablemente, todo el mundo estaba pensando en el 1 de julio. Algunos hasta adelantaron esa desescalada, pero aquí retrasamos por ejemplo una semana más el ocio nocturno y fuimos criticados.

«Cuando los jueces nos han tumbado decisiones tenían más razón que un santo»

«No es tan importante el número de camas en las UCI como la rotación»

«Debe mejorar la atención presencial, pero sería peor tener que cerrar un centro de salud 14 días»

«Cerrar las comunidades autónomas no está valiendo para nada, lo hacen por hacer»

–¿Peligra el Estado del Bienestar?

–El Estado del Bienestar está en peligro si no somos capaces de tomar las decisiones que debemos para hacer frente a esta pandemia y a la crisis económica que lleva consigo, claro. Es que el Estado del Bienestar significa que con los ingresos puedes producir gastos que genere una educación, una sanidad, unas pensiones, una dependencia, y a mi juicio también un derecho a la vivienda. Pero si no tienes recursos... Los Presupuestos Generales del Estado se han podido presentar porque tienes los fondos europeos, son ingresos extraordinarios que dentro de seis años desaparecen y la mitad además hay que devolverlos.

Fondos europeos

–¿Cuánto le va a corresponder Extremadura de esos fondos?

–Lo iremos viendo con el tiempo, lo que debemos tener son proyectos, y para eso estamos trabajando. La agenda para la reactivación que presenté en el debate del estado de la región, y que agradezco que el resto de grupos apoyara sumando cosas, la hemos adaptado a las líneas que nos ha trasladado la Comisión Europea. Hay transición ecológica, transformación digital, cohesión social y territorial e igualdad de género. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, nos los dijo tres veces esta semana: que el esfuerzo que se va a hacer por parte de la Unión Europea es de tal envergadura que se tiene que notar en 2021, no dentro de seis años. El año que viene tiene que haber impacto directo en el empleo y crecimiento del PIB. Un ejemplo es el de la rehabilitación, se van a meter 4.700 millones en España.

–¿Qué proyectos va a presentar Extremadura?

–Tenemos muchos, todo lo que tiene que ver con el turismo, las renovables... El 50% los vamos a ejecutar las comunidades porque son competencias nuestras, todo lo que tiene que ver con medio ambiente y sostenibilidad, con cuidados, con la dependencia, con la educación y FP, donde se va a hacer un esfuerzo enorme. A mí me da igual que lo hagamos nosotros o el Gobierno de España, lo importante es que se haga y que seamos capaces de que dentro de dos años el 5G haya llegado, por ejemplo, a todo el territorio extremeño. Sería la primera vez que una revolución llega a la par aquí también.

–Ese es el escenario de que toda crisis abre nuevas ventanas de oportunidad...

–Indudablemente.

–Pero todavía estamos en el tsunami. Por ejemplo, la Atención Primaria: ¿el porcentaje del 30% de atención presencial no se puede mejorar siete meses después de iniciada la pandemia?

–Claro que se puede mejorar y se debe mejorar, aunque no es en todos los centros de salud igual, influye mucho la presión. Los profesionales están intentando que el centro sanitario se mantenga libre de covid. Esto puede haber gente que no lo entienda, pero lo peor que puede ocurrir es tener que cerrar un centro de salud durante 14 días.

–La presión hospitalaria se está dejando notar, las camas de UCI empiezan a llenarse, ¿cómo está respondiendo el sistema extremeño?

–El problema de la primera ola es que las estancias en UCI se alargaron mucho tiempo, vamos a ver ahora. No es tan importante cuántas camas tengas de UCI, que también, sino cuánto pueden rotar. Eso es clave.

–¿De qué depende esa rotación?

–Depende de la realidad de la gente a la que le está afectando, se supone que ahora son más jóvenes y eso significa que habrá menos estancia media en UCI. Eso lo iremos viendo en próximas semanas.

–En primavera una crítica seria, incluso se han judicializado algunos casos, es la decisión de no trasladar a determinados pacientes por su edad a los hospitales.

–Eso no ocurrirá. Cosa diferente es que busques el aislamiento en el mejor entorno posible para el paciente. Además, en los meses posteriores al confinamiento hemos tenido la posibilidad de mejorar también nuestras dotaciones de residencias.

–¿Hay que cambiar el modelo asistencial de residencias?

–Tiene que cambiar el modelo de atención y de cuidados, pero habrá que ir poco a poco. Se están medicalizando, y eso ha permitido que lo que empezó siendo en marzo la eclosión de la primera oleada en las residencias, ahora ha llegado de forma más controlada. Hay que cambiar el modelo de masificación de los centros, más pequeños, más numerosos y mejor distribuidos, y un nuevo sistema en el que la persona a lo mejor puede ser propietaria de su habitación. Hay cosas que cambiarán, desde luego. Lo que nosotros llamamos el modelo Pescueza, es decir, mantener a los mayores en su entorno, con centros de días, cuidados domiciliarios, etcétera, es un buen modelo porque además genera bastante mano de obra.

–¿Está incómodo con el estado de alarma hasta mayo?

–Eso es mejor que estar todo el día discutiendo si tenemos que declarar o no el estado de alarma. No estoy incómodo. Los jueces han hecho un esfuerzo enorme por entendernos, es verdad que nosotros también nos hemos esforzado en que nos entiendan, presentando documentación, y cuando nos han tumbado las decisiones tenían más razón que un santo, pero lo que no podemos es forzar las circunstancias para poner a los jueces al borde del abismo. Ojo, dentro de un mes o dos se puede quitar el estado de alarma si la cosa mejora de manera clara, pero ya tienes ahí la percha.

–Pero eso ya es una decisión que pasa a depender del ejecutivo, es distinto.

–Sí, pero tienes el paraguas. Si vas a decirle a la gente que se tiene que quedar en su casa una cuarta parte del día, lo necesitas clarísimamente. Hombre, si me dicen que hay un acuerdo de 300 diputados para poner tres meses en lugar de seis, pues encantado.

–¿Con qué incidencia acumulada estará más tranquilo?

–Hay que luchar hasta que sea 25 por 100.000 habitantes (Extremadura supera esta semana los 500). Mientras tanto, no podremos bajar la guardia. El problema está en las siete u ocho ciudades, donde se están moviendo los muchachos.

–¿Qué le dice al sector de la hostelería?

–Como sé que están cumpliendo, por eso hemos dejado hasta las 12 de la noche.

–Me refiero más al ocio nocturno, pubs, discotecas...

–Pues para esos, y otros sectores, tenemos que prorrogar los ERTE y los créditos ICO durante un año para poder sobrevivir. Si hay vacuna en la primavera y, por tanto, el verano puede ser más o menos normal, hasta esa fecha hay que mantenerlos.

–¿Cuál será el impacto en el empleo en Extremadura?

–Nos pasará como nos pasa siempre en las crisis (se entra más tarde y se sale también más tarde que el conjunto nacional). Con datos de la EPA, antes de la crisis estábamos a ocho puntos de la medida española y ahora estamos a cuatro. No me complace, pero los niveles de destrucción de empleo aquí, por la propia idiosincrasia de la economía, serán inferiores.

–¿Hay algún plan extra para ayudar a las familias que perderán ingresos por la covid, más allá de la habitual atención social?

–El ingreso mínimo vital es una buena respuesta.

–Hay que gestionarlo mejor porque casi no se está pagando.

–Tiene su complejidad y a veces se descubren casos de personas a las que no les corresponde. Pero es un buen instrumento unido a nuestra renta básica, sobre todo si somos capaces también que la ley de dependencia se cumpla de verdad y no seamos nosotros los que estemos pagando el 80%

–Los PGE contemplan para la dependencia un incremento del 46%, ¿se cumplirán las cuentas o lo aguanta todo el papel?

–Espero que sí, y nos permitirán tener las nuestras en enero.

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