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Domingo, 24 de febrero 2019, 10:31
Junto a la estación de Marvão-Beirã sigue en pie y casi intacta la cantina y el restaurante que daba servicio a los pasajeros que salían o se apeaban del tren. Esta casa fue testigo de una de las reuniones secretas que Franco y Salazar, los dos dictadores ibéricos, mantuvieron durante la II Guerra Mundial. Ambos llegaron en tren, se cuenta en la aldea, y estuvieron reunidos en el restaurante, que aún conserva el techo de madera, la azulejería en sus paredes y una enorme chimenea en el centro. Hoy, este lugar histórico se ha reconvertido en una casa de huéspedes. No es este el único episodio histórico que vivió el Lusitania. Durante los años de exilio de la familia real en Estoril, el hoy emérito rey Juan Carlos I, entonces príncipe, cogía este tren para viajar de Madrid a la ciudad portuguesa que acogió a los Borbones durante la dictadura.
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El Diario Montañés
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