Garganta la Olla es el municipio más lluvioso de Extremadura. Cuando una borrasca barre la península de oeste a este, es frecuente que este pueblo, ... de 984 habitantes enclavado en la comarca de La Vera se cuele en los titulares de las localidades que más agua recogen en España. Esto se debe «a su especial orografía: está a bastante a altitud (587 metros) y tiene la orientación suroeste del valle del Tiétar», explica el meteorólogo Marcelino Núñez, delegado de la Aemet en Extremadura.
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El pueblo cacereño se encuentra al abrigo de la Sierra de Tormantos, al norte, y al sur se extienden los llanos de Navalmoral. «Esta circunstancia hace que los vientos del suroeste sean muy efectivos cuando entra una borrasca o varios frentes asociados por el Golfo de Cádiz, que es el principal mecanismo generador de lluvias a la región».
En esta zona de la provincia de Cáceres se recoge una media anual de 1.200 litros por metro cuadrado, más del doble que la media regional, de unos 500 litros, y casi tres veces más que en comarcas pacenses como La Serena o Tierra de Barros. «Si la orientación de Garganta la Olla fuera hacia el este, como sucede en Las Villuercas, no llovería tanto», añade Núñez. Los máximos diarios que se recogen en este pueblo pueden llegar a 100 litros por metro cuadrado en 24 horas, y esos episodios pueden darse seis o siete veces al año. «Es algo habitual».
No obstante, a pesar de su elevada pluviometría, Marcelino Núñez aclara que el pueblo no queda encuadrado dentro de la España húmeda, pues regiones como Galicia, País Vasco o Asturias recogen más de 2.000 litros anuales.
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«En Garganta la Olla tenemos una especie de microclima. A veces sucede que en Jaraíz, que está a seis kilómetros, calienta el sol y aquí está diluviando. Los vecinos estamos acostumbrados a que llueva mucho, y tampoco es algo nuevo para quienes suelen visitarnos. Muchas veces estamos dentro de los 3 o 4 municipios más lluviosos de España», asegura el alcalde, Antonio Muñoz Sánchez.
El regidor recuerda que antiguamente se llegaban a encadenar dos y tres meses lloviendo sin parar. Hay un dicho muy extendido entre los vecinos más viejo del pueblo que dice «la luna de octubre, si entra con agua, siete lunas cubre».
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En la misma comarca también suelen tener muy buenos registros municipios como Madrigal de la Vera.
A pesar de la cercanía, su situación orográfica difiere de la vecina comarca del Valle del Jerte, con municipios que también suelen marcar picos de lluvias, como Piornal o Tornavacas. «El Jerte está conformado por un único valle, y allí las nubes se encajonan y llueve cuando van subiendo en altitud».
Otra de las características de La Vera es que aprovecha muy bien el agua que cae en sus tierras porque «sus gargantas son muy amplias, de ahí que tengan más capacidad para encauzar los caudales hacia el río Tiétar hasta llevarla a las distintas presas, como la de Rosarito, y de ahí a los embalses del Tajo», explica el delegado regional de la Aemet. Por eso el terreno absorbe muy bien la humedad «y no hay problemas de inundaciones, como sí puede suceder en el Jerte, donde todo acaba en ese río».
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Una explicación que corrobora Antonio Muñoz Sánchez, el alcalde. «Hace poco hicimos un estudio de inundabilidad y no hay ningún problema. Aquí tenemos la garganta mayor y la garganta chica, que son muy profundas, y suelen aliviar bien el agua. Cuando la chica se llena puede llegar al pueblo, que está más abajo, y afectar a cuatro o cinco casas, pero no más».
A pesar de sus generosas lluvias, el regidor reconoce que la situación climática del pueblo ha cambiado en las últimas décadas y ha llegado a sufrir periodos de sequía, a lo que se suma la escasez de nieve en invierno. «Antes, todos los años teníamos dos o tres nevadas buenas y ahora prácticamente solo vemos la nieve en la cima de Tormantos». Recuerda que aquellos copos recargaban los acuíferos y aseguraban el riego para todo el año, pero ahora los agricultores no son ajenos a las escasez de agua para sus cerezos, que son viables gracias a los bancales. Esto se ha ido solventado con la captación directa desde los arroyos y gargantas, «pero ya ha habido algunas multas; la situación va a tener que cambiar pues se acaba de constituir la comunidad de regantes por sugerencia de la Confederación del Tajo».
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Cuando se hayan realizado todos los trámites burocráticos, empezará la creación de infraestructuras hídricas como balsas para poder garantizar un buen aprovechamiento.
Marcelino Núñez cita otro ejemplo de elevada pluviosidad singular en la zona sur de España. Es la sierra gaditana de Grazalema. También este pundo tiene una especial orografía propicia para la captación de agua. «Además de su altitud recibe vientos de levante y de poniente, y está como en una especie de acantilado interior». Sus cifras anuales de lluvias sí se aproximan a las de la España húmeda, pues superan los 2.000 litros por metro cuadrado.
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