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Reportaje de HOY de 1978.
El general sin miedo asesinado en Olivenza

El general sin miedo asesinado en Olivenza

Crónica negra en Extremadura ·

1965. Un militar portugués, opositor a la dictadura de Salazar, fue secuestrado y ejecutado por la policía secreta lusa cuando estaba escondido en Badajoz

Sábado, 9 de enero 2021, 07:45

En febrero de 1965 un juez extremeño abrió un proceso por estafa contra un hombre y una mujer portugueses que, según el denunciante, se habían marchado de sus habitaciones en un hotel de Badajoz sin pagar aunque dejando un equipaje valioso. Un procedimiento aparentemente pequeño se convirtió en un caso internacional con policía secreta, dos dictadores implicados, un proceso judicial con identidades falsas y ninguno de los principales acusados en la cárcel. Fue el asesinato del general sin miedo, Humberto Delgado, y ocurrió en Extremadura.

La pareja que desapareció en Badajoz no se fue sin pagar. Fueron secuestrados y asesinados en Olivenza. Sus cuerpos aparecieron dos meses después en Villanueva del Fresno. Eran Humberto Delgado, un militar portugués opositor a la dictadura de Salazar, y su secretaria, la brasileña Victoria Arajaryr Campos. Durante muchos años el misterio rodeó ambas muertes, pero en la actualidad se sabe que Delgado, que estaba exiliado en Argel, fue engañado para entrar en España y asesinado por el PIDE, la policía secreta portuguesa.

En el 65 Portugal estaba bajo la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar, que ya llevaba 33 años como primer ministro de su régimen autoritario, el Estado Novo. Humberto Delgado era un militar de prestigio que, en principio, defendió el ideario salazarista, pero que cambió de opinión y abogó por la democracia. En el 58 se presentó a la elecciones presidenciales contra el candidato de Salazar, pero hubo fraude electoral. En el 61 lideró un intento de derrocar el régimen, pero fracasó y Delgado tuvo que exiliarse.

En el exilio siguió trabajando contra la dictadura y en el 64 contactó en París con un supuesto opositor a Salazar que le convenció de viajar a España para hablar con otros aliados y organizar la caída del Estado Novo. Fue una trampa.

El general sin miedo llegó a Badajoz el 12 de febrero de 1965 procedente de Argel con su secretaria. Se alojaron en el hotel Simancas y, como no se producía la esperada reunión, decidieron comprar un billete de autobús a Sevilla. Nunca pudieron usarlo. Un comando de la policía secreta portuguesa entró en España en su busca. Un agente del PIDE al que conocía Delgado les hizo creer que les llevaba a un encuentro secreto y subieron a su coche. Cuando estaban en Olivenza, el general opositor se percató de que se trataba de un secuestro e intentaban llevarlos a Portugal. Se cree que se resistió con fuerza y sus captores lo mataron y también a Victoria Arajaryr.

Las víctimas.

Durante años la información sobre el hallazgo de los cuerpos, la identificación o la identidad de los sospechosos fue tabú en España, donde también se vivía bajo una dictadura, pero poco a poco todos los detalles salieron a la luz, en parte, gracias a los testimonios de los extremeños que se atrevieron a decir lo que habían visto.

En 1978 HOY publicó una reconstrucción de los hechos basada en las pruebas. Todo indica que Delgado y su secretaria se subieron a un coche conducido por el agente del PIDE que les tendió la trampa a las tres de la tarde del 13 de febrero del 65.

El coche en el que viajaron fue noticia años después. Fue encontrado abandonado y subastado. Lo compró un empresario de Santa Amalia porque era un modelo americano de gran tamaño, difícil de encontrar en España. Sabía lo que había ocurrido en el interior porque encontró manchas de sangre que limpió, marcas de golpes e incluso un impacto de bala que decidió mantener.

Salieron de Badajoz con este vehículo y pararon cerca de Olivenza. Llegó otro coche en el que, supuestamente, había un coronel disidente que en realidad era Antonio Rosa Casaco, el líder del comando del PIDE.

Rosa Casaco se bajó del coche junto con otro agente, Agostinho Tienza. Humberto Delgado se dio cuenta de la trampa. En este punto las versiones divergen sobre quién disparó, pero el resultado fue la muerte del general. El fallecimiento de su secretaria, según los informes, fue brutal. Fue apaleada durante más de hora y media y finalmente estrangulada.

Dos niños encontraron los cuerpos enterrados en cal el 24 de abril. Los menores estaban buscando nidos y descubrieron una cabeza que sobresalía de la tierra. Era la de Victoria, a unos pocos metros fue hallado el militar, identificado porque llevaba un anillo con sus iniciales.

Artículo sobre el coche del crimen.

Sin justicia

La familia de Humberto Delgado recriminó muchas veces a España que no juzgase a sus asesinos. La justicia española se defendió e indicó que habían seguido el procedimiento. En febrero de 1966, un año después del asesinato, comenzó en Badajoz un procedimiento judicial contra los responsables, aunque fueron investigados con sus identidades falsas. En el 67, sin embargo, todo se paró por ser declarados en rebeldía, ya que Portugal no los extraditó a España.

En 1977, con ambas dictaduras desaparecidas, se intentó reactivar el caso, pero hubo enfrentamientos burocráticos entre ambos países. En el 83 la familia del asesinado logró que la Interpol se interesase y consultó a Badajoz si continuaban vigentes las órdenes de detención. Se determinó entonces que el caso había prescrito.

En 1978 Portugal decidió juzgar los hechos, aunque con los principales acusados huidos del país. El proceso se alargó 3 años y fueron condenados Casimiro Monteiro a 19 años de cárcel, Antonio Rosa Casaco a 8 y Lopes Ramos y Agostinho Tienza a 22 años y 14 meses.

Delgado, sobre el que se han escrito numerosos libros, volvió a los titulares en 1998 cuando fue detenido en Madrid el organizador de su muerte, Antonio Rosa Casaco, ya octogenario. Se desveló que Franco protegió a este hombre tras la caída de Salazar y que había estado viviendo entre Brasil y España. No fue procesado aquí y pudo volver a Portugal, donde supo en 2002 que se había cancelado el proceso contra él. Murió en Cascais en 2006.

No tuvo justicia, pero 55 años después es reconocido por su valor en Portugal, que le ascendió a título póstumo a mariscal de la Fuerza Aérea. Su cuerpo fue enterrado en Villanueva del Fresno, pero posteriormente trasladado al Panteón Nacional de Portugal.

En España también ha sido recordado, especialmente en Extremadura. La familia de Humberto Delgado y las autoridades portuguesas han visitado en numerosas ocasiones el lugar donde fue encontrado su cadáver. Se trata de la Alameda de los malos pasos donde un dolmen homenajea al general sin miedo.

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