Panel con los nombres de los desaparecidos, en el cementerio de Orduña (Vizcaya). gobierno vasco

El Gobierno vasco cita en Castuera a familiares de extremeños víctimas de la Guerra Civil

La consejera de Igualdad visitará el sábado el pueblo de cuya prisión franquista procedían 127 extremeños fallecidos en Orduña, donde se han exhumado restos de 71 represaliados

Lunes, 23 de enero 2023, 13:36

Representantes del Gobierno vasco viajarán el próximo sábado a Extremadura para presentar los avances realizados en su programa de búsqueda de restos de víctimas de la Guerra Civil española, que ha permitido exhumar 71 cuerpos, de los que un número aún por precisar pertenecen a extremeños ... . Todos los cadáveres han aparecido en el cementerio de Orduña, localidad vizcaína en cuya prisión fallecieron entre 1937 y 1941 un total de 125 pacenses y dos cacereños. La mayoría de ellos llegaron allí procedentes de la cárcel que el régimen franquista habilitó en Castuera (Badajoz).

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Esto explica que haya sido esta última localidad la elegida para acoger el acto que tendrá lugar el sábado día 28 a las 11 horas en el Museo del Turrón (calle Huertos), y al que asistirá una delegación encabezada por Beatriz Artolazabal, consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales. «La visita tiene un doble objetivo: informar sobre los trabajos de recuperación de restos realizados hasta la fecha y ampliar la toma de muestras genéticas a familiares que podrían culminar en la identificación de los restos», sitúa el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos (Gogora). Es el organismo encargado de coordinar estas tareas que buscan poner nombres y apellidos a los restos hallados.

41 familias contactadas

Para ello, explica, ha contactado ya con 41 familias de víctimas de la prisión de Orduña, con las que ya ha gestionado la toma de muestras de ADN. Algunas de estas familias ya han confirmado su presencia en el acto del sábado, al que también asistirán miembros de cuatro asociaciones de memoria histórica de la zona. Todas ellas, indica el Instituto, «están colaborando activamente en la difusión de este llamamiento para encontrar familiares de víctimas».

Excavaciones en el cementerio de Orduña (Vizcaya), el pasado diciembre. gobierno vasco

«Los esfuerzos del Instituto de la Memoria –explica el propio organismo público– se concentran ahora en el proceso de identificación de los restos, y para ello es fundamental encontrar entre los descendientes de los fallecidos a quienes puedan donar una muestra de ADN válida para el cotejo con la obtenida de los restos exhumados».

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«El tiempo transcurrido desde su muerte y el grado de parentesco –continúa–, así como la calidad de la muestra genética que se pueda extraer de los restos óseos, determinará en gran medida que se pueda o no llegar a la identificación». Por este motivo, «Gogora hace un llamamiento a familiares de personas presas fallecidas en la prisión de Orduña, para a que se pongan en contacto, bien para asistir a la presentación, bien para informarse sobre el proceso de identificación». Lo pueden hacer llamando al teléfono 944 032 845 o escribiendo al correo electrónico gogora.idazkaritza2@euskadi.eus.

Esta iniciativa se enmarca dentro del programa ‘Búsqueda de desaparecidos de la Guerra Civil’, que el Gobierno Vasco puso en marcha desde del 2003 a través del convenio con la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Los restos de extremeños han sido hallados en las campañas de excavaciones desarrolladas en el cementerio de Orduña en junio del año 2014 y el pasado diciembre.

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Labor investigadora

De forma paralela, se ha realizado una labor investigadora que ha permitido reconstruir qué ocurrió en esa localidad vizcaína, a cuya prisión llegaron entre 1937 y 1941 al menos 1.940 personas procedentes de la prisión de Castuera. En Orduña, explica Gogora, «en el colegio de los padres jesuitas, se estableció un campo de concentración de prisioneros de guerra y posteriormente, en octubre de 1939, una prisión central donde fallecieron al menos, 255 personas, 24 de ellas en el campo de concentración». «Algunos de los cautivos –sigue– fueron utilizados como trabajadores forzosos para realizar tareas de construcción en la zona».

El campo de concentración de Orduña comenzó a funcionar en julio de 1937, «cuando el bando sublevado pone en marcha una red de campos para concentrar de forma masiva a los combatientes republicanos apresados, y los utiliza para clasificarlos dependiendo de su grado de responsabilidad en favor de la República».

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«En todos ellos –apunta el Gobierno vasco–, la arbitrariedad y las condiciones de vida infrahumanas eran el denominador común: hacinamiento, humillaciones, hambre, frío, enfermedades y muertes». «La mayoría de estos campos se clausuraron en 1939 salvo algunos, como el de Orduña (1939-1941), que pasaron a ser prisiones. Finalizada la guerra, Orduña se incorporó al engranaje de la política penitenciaria del franquismo, especialmente diseñada para quienes perdieron la guerra».

Entonces, «el perfil de los presos cambió, y p asaron a provenir de lugares alejados. Así es como se conoce que la mayoría de las personas que fallecieron estando cautivas en Orduña eran naturales de Extremadura, Andalucía, Castilla la Mancha y Cataluña».

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