Procesión de la Virgen de Guadalupe por el claustro mudéjar. JORGE REY
Guadalupe vive un 8 de septiembre como los de antes
Día de la patrona de Extremadura ·
La imagen volvió a recorrer este jueves el claustro mudéjar del Monasterio tras dos años sin procesión por la pandemia, arropada por la emoción de los fieles que se trasladaron a la Puebla
Carmen Baltasar, de 87 años, acudió este jueves puntual a un ritual que repite cada 8 de septiembre desde que era joven. Acompañó descalza a la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura, en su recorrido por el claustro mudéjar del Monasterio de la Puebla. «Hice, hace ya muchos años, la promesa de que vendría siempre que pudiera», detalla. Antes participaba en la procesión de rodillas pero los achaques de la edad la obligan ahora a ir de pie. Como ella, otras setenta personas acompañaron sin zapatos a la imagen en el espacio reservado dentro del desfile claustral para aquellos fieles que han hecho promesas. Otros 30 realizaron el recorrido de rodillas. La mayoría, visiblemente emocionados.
Ha sido un día especial para Carmen, que es de Guadalupe de toda la vida pero reside en Alcorcón, porque al fin podía acompañar a la Virgen después de dos años en los que esta procesión no se ha celebrado por la pandemia. Al fin, Guadalupe vivió su fiesta grande sin restricciones. Atrás quedan las imágenes de mascarillas (alguna había en el templo) y las distancias de seguridad entre los asistentes. Eso sí, los habituales a esta cita coincidían en señalar que había menos público de lo habitual, una circunstancia que achacan a que la festividad de Extremadura ha caído entre semana.
La procesión claustral puso el broche a una celebración religiosa que arrancó a las once de la mañana en la basílica del Monasterio y que estuvo presidida por el arzobispo de Toledo, el extremeño Francisco Cerro Chaves, anterior obispo de Coria-Cáceres. Durante su homilía, que se prolongó durante doce minutos, Cerro Chaves propuso tres nuevas advocaciones «inventadas» para la patrona de Extremadura: Nuestra Señora de Guadalupe del Agradecimiento, Nuestra Señora de Guadalupe de la Humildad y Nuestra Señora de Guadalupe de la Confianza «en tiempos difíciles». Cerro recordó, además, que el próximo sábado tendrá lugar la clausura del año jubilar, que se ha prolongado de manera extraordinaria en el tiempo por la pandemia.
El arzobispo de Toledo, favorable a que Guadalupe pase a depender de una diócesis extremeña «cuando sea el momento»
Como viene siendo habitual, Cerro Chaves estuvo acompañado por los obispos extremeños en el altar. Para Jesús Pulido, su sucesor en Coria-Cáceres, ha sido su primer día de Extremadura como prelado. Estuvo además Celso Morga, arzobispo de Mérida-Badajoz, y Ciriaco Benavente, que en la actualidad ejerce como administrador apostólico de la Diócesis de Plasencia hasta que el nuevo obispo, Ernesto Brotóns, tome posesión de su cargo el próximo 15 de octubre.
En el acto, que se pudo seguir además por las pantallas que había instaladas en el interior del templo, también participó como anfitrión Fray Guillermo Cerrato, guardián y custodio del Real Monasterio de Guadalupe y de la comunidad franciscana que vive en su interior, compuesta en la actualidad por nueve frailes. Fray Guillermo no podía ocultar su alegría por el hecho de que la programación de esta cita, marcada en rojo en el calendario religioso de la región, haya recuperado su pulso.
Imagen. Vista general de la basílica del Monasterio de Guadalupe.
JORGE REY
La Virgen de Guadalupe, según la información facilitada por el guardián, lució el manto de la cenefa marrón, también conocido como el manto de Isabel Clara Eugenia, que fue quien obsequió con este regalo a la imagen cuando era embajadora de los Países Bajos. Está considerado el tercer manto rico de la Virgen, que ostenta una valiosa colección que asciende a medio centenar de piezas.
Hasta Guadalupe viajó el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y el consejero de Sanidad, José María Vergeles. Tampoco quiso faltar a la cita religiosa el expresidente José Antonio Monago. Los Caballeros de la Virgen de Guadalupe, los presidente de las diputaciones provinciales y un puñado de autoridades se sumaron a la convocatoria.
Desde muy temprano, mucho antes del inicio de la misa, María Paredes estaba en el puesto de socorro que las Damas de Guadalupe tienen junto a la tienda de recuerdos del Monasterio. Aquí llegan los peregrinos para que voluntarias como María les laven y les curen los pies después de una larga caminata. La mañana estuvo tranquila.
«El día ha estado flojito al caer entre semana. Pero los peregrinos siguen viniendo. Lo que ocurre es que cada vez vienen mejor preparados y no necesitan que les curemos», detalla. Atendió, en concreto, a un matrimonio joven de Valdecaballeros. Ha habido más afluencia durante los días previos, apostilla María.
Al colectivo de las Damas de Guadalupe pertenece también Nemesia Bautista, vecina de la localidad. «Creo que todavía la gente tiene miedo a las aglomeraciones», resuelve sobre la vuelta a la normalidad de la celebración. Ella no quería perderse por nada del mundo el recorrido de la patrona por el claustro. «Para un guadalupense la Virgen lo es todo. Si estás lejos, la echas de menos».
Vítores y aplausos
Durante la mañana no cesaron ni los vítores, ni los aplausos a la patrona de Extremadura. No hubo referencias explícitas a la reivindicación para que Guadalupe, que depende en la actualidad de Toledo, pase a hacerlo de una diócesis extremeña. «Yo ya he dicho lo que tengo que decir», respondió Cerro Chaves tras ser preguntado por este diario en la sacristía, minutos antes del inicio de la misa. «He dicho que sí, cuando sea el momento», apostilló sobre su postura favorable a la petición realizada desde Extremadura. Más extenso en su respuesta fue Jesús Pulido, deslumbrado por la belleza del Monasterio.
«Que yo sepa no hay novedad. Es un tema recurrente y que siempre sale en las reuniones de los obispos extremeños. Es una cuestión que está sobre la mesa, no está muerta, y hay un seguimiento continuo», dijo el nuevo obispo de Coria-Cáceres. La decisión depende de Roma.
Cruz Roja realizó 15 atenciones durante la misa y la procesión. Una persona tuvo que ser traslada en ambulancia al sufrir un síncope y otra al dañarse el menisco.
Al igual que Carmen Baltasar, los hosteleros de la localidad también pudieron recuperar ayer su particular 8 de septiembre con las terrazas llenas de público a mediodía.
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