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Dos agentes del escuadrón de la Guardia Civil recorren un olivar en Mérida. J. M. ROMERO

Los guardianes de la aceituna en el campo

Dispositivo. La Guardia Civil despliega agentes, drones, caballos y hasta un helicóptero para intentar evitar los robos de un producto que abunda esta campaña y además se paga muy bien; también actúa en los puestos de compraventa

Domingo, 24 de diciembre 2023, 08:12

Hace un mes, en La Parra (1.300 vecinos, comarca de Zafra), un camión cargado con 29.000 kilos de aceituna fue retenido. La Guardia Civil lo paró en un puesto de recogida de aceitunas. No se podía justificar de qué olivares procedía el producto, y por tanto si eran de parcelas recolectadas por sus dueños o eran robadas. Esta ha sido la única operación de gran envergadura de la que ha informado el Instituto Armado dentro del dispositivo desplegado este año para evitar los robos de aceitunas en los campos extremeños. Hay mucha y a gran precio. Un gran aliciente para su recogida.

Sobre las seis de la mañana, en el cuartel de Mérida, la Guardia Civil activa una jornada de trabajo que le lleva a movilizar a distintos tipos de agentes y medios por tierra y por aire. Caballos, coches, drones y un helicóptero que cada cierto tiempo sobrevuela parcelas.

«Esta es la zona a seguir hoy. Nos moveremos por el entorno del parque natural de Cornalvo. Cerca de Trujillanos. Por la zona de El Chaparral. El helicóptero de Sevilla está a punto de llegar», avisa el teniente Raúl Martínez, en la planta alta del cuartel de la Guardia Civil de Mérida a una decena de agentes a través de una gran pantalla. Algunos conocen la zona pero para otros es ubicación extraña, lo que implica que se necesita una mayor coordinación entre ellos.

En esa reunión matinal, a una hora en la que todavía no ha salido el sol, se explicita la hoja de ruta de un amplio dispositivo. Un equipo de HOY ha acompañado a los guardias civiles para trasladar cómo desarrollan su plan de actuación contra el robo de aceitunas. Este acabará el 28 de febrero, cuando se dará por finalizada la campaña con «la total recogida y traslado del fruto», explica la Benemérita.

A diario y en varios frentes

Manuel Rubio Leal, portavoz de la Oficina de Comunicación Periférica de la Comandancia de la Guardia Civil de Badajoz, detalla lo que mueve este plan. Se pone en marcha todos los días y abarca explotaciones agrícolas, vías de comunicación y puntos de recogida, los puestos de compraventa.

«En primera línea de actuación están las unidades territoriales de seguridad ciudadana, apoyados con los equipos Roca (que fueron creados contra robos en el campo)», señala Leal.

Los Roca cuentan en la provincia pacense con siete equipos en Badajoz, Mérida, Villanueva de la Serena, Talarrubias, Llerena, Zafra y Jerez de los Caballeros. Hay seis en la provincia de Cáceres, en sedes de Cáceres, Trujillo, Navalmoral de la Mata, Plasencia, Coria y Valencia de Alcántara», relata Leal.

En una segunda línea se implica a la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (Usecic), unidades del Seprona y de la Agrupación de Tráfico, añade el portavoz. En Mérida está la única escuela de agentes de tráfico de la Guardia Civil de España.

Y finaliza que, como dispositivo especial, se cuenta con unidades del Escuadrón de Caballería (agentes a caballo), servicio aéreo (helicóptero) y drones propios del Cuerpo benemérito (pertenecientes al Seprona y al equipo Pegaso).

A un par de kilómetros del casco urbano de Trujillanos (1.400 vecinos), tras salir por la antigua N-630, los agentes del equipo Roca localizan a varios jornaleros recogiendo aceitunas. Hablan con su responsable. Todo en orden, comentan a HOY.

Los trabajadores son ciudadanos rumanos, con contratos regularizados de trabajo. El encargado es español. «Aquí se está haciendo una labor conjunta importante no solo de vigilancia en el campo por nosotros, sino por parte de la Inspección de Trabajo y de inspectores sanitarios en los puestos de recogida de aceitunas. Todo suma para obtener los mejores resultados posibles», reseña el teniente Martínez.

La Guardia Civil y la Junta de Extremadura (Servicio de Salud Pública y Calidad Alimentaria, así como de la Consejería de Agricultura), intensifican y coordinan conjuntamente las inspecciones en los puntos de recepción de este fruto.

Sobre las fincas, el Instituto Armado no solo verifica que haya papeles que justifiquen la recogida de aceitunas en un determinado olivar, además de que las personas que lo están haciendo lo pueden hacer. También comprueba el material empleado, como vibradores, de los que toma nota la serie, marca y modelo. Se trata de verificar que la maquinaria usada no es robada.

«Los agricultores están con miedo a que le roben la aceituna porque vale mucho, hay mucha y en otros sitios de España donde debería haberla no la hay. Así que Extremadura es un punto de referencia para esta campaña de aceituna», comenta un agente del equipo Roca a este periódico mientras empieza a sonar el ruido de un helicóptero.

Reunión efectiva

Con salida desde Sevilla, el helicóptero de la Guardia Civil no pasa desapercibido por despejado el cielo de Trujillanos. Está equipado con tecnología de visión nocturna y cámara térmica. «Es un apoyo importante en cada jornada de trabajo», apunta el teniente Martínez mientras el autogiro da unas cuantas vueltas a la finca. Los pilotos no dan novedades porque no las hay. Nada sospechoso a la vista.

El teniente Martínez, en el cuartel de la Guardia Civil, informa de la zona de vigilancia. J. M. R.

Es la mejor noticia. El helicóptero mantiene su plan de vuelo y recorre otras zonas de las Vegas del Guadiana y Tierra de Barros antes de regresar a su base sevillana. Esta es la rutina.

Los agricultores agradecen el trabajo que se está realizando desde la Administración central y la autonómica para minimizar daños y detener si es posible a sus autores.

«A principios de campaña, estábamos con el verdeo según recuerdo, pedimos una reunión al delegado del Gobierno (entonces Francisco Mendoza). Y le comentamos que para esta campaña de aceite había que actuar con más medios porque el aceite está a muy buen precio y había aceitunas, señala Miguel Monterrey.

«Puedo decir ahora que, aunque haya robos, han disminuido. Lo importante es actuar, que la gente vea que se interviene con decisión», sentencia. Es el presidente del grupo cooperativo VIñaoliva, el principal recolector y comercializador de aceite de oliva extremeño. Es también el grupo agroalimentario extremeño que más factura cada año, afianzado por encima de los cien millones de euros.

«La clave es actuar sobre los puestos de compraventa de aceituna. Si el ladrón de aceitunas no tiene dónde llevarlas ni nadie que se las pague, no va a haber robos. Esto está claro», apostilla Monterrey.

Apunta el agricultor que la presencia de guardias civiles a caballo por el campo y la presencia de drones son otros aspectos muy positivos para intentar evitar que se robe aceituna y se logre venderse.

El presidente del grupo Viñaoliva reclama también la colaboración de los ciudadanos ante cualquier sospecha de robo o presencia «extraña» en los campos. «Cuanta más ayuda haya, mejor que mejor, que el campo es muy grande», finaliza.

Es el mismo mensaje que emite la Guardia Civil, consciente, subraya el teniente de Mérida, «de que no se le puede poner puertas al campo».

Los agentes trasladan a la opinión pública que se les debe informar «por el medio más rápido a su alcance de cualquier robo así como de la presencia de personas o vehículos que por su actitud puedan inducirle sospechas».

Se pide que se tenga a mano y se facilite los teléfonos de contacto con la Guardia Civil y se use la aplicación Alertcop. A través de ella, el ciudadano puede facilitar en tiempo real, ubicación, imágenes y vídeos.

También se recalca que se debe informar rápidamente a los agentes de cualquier actividad comercial «dudosa» con aceituna, o con maquinaria o utensilios empleados en la recolección para que se pueda investigar.

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