Guillermo Fernández Vara

«Clama al cielo todo lo que tiene que ver con la tomadura de pelo del tren»

Guillermo Fernández Vara agota su tercer mandato al frente de la Junta y aspira a un cuarto en un momento en que asegura que el futuro de Extremadura pasa por la energía verde y la creación de empleo que llevarán asociados los proyectos industriales

m. DOMÍNGUEZ / P. CALVO

Sábado, 21 de enero 2023

Es lunes por la tarde, y el presidente de la Junta de Extremadura viste jersey y zapatillas, listo para viajar cuando acabe la entrevista hasta ... Navalvillar de Pela para participar en la fiesta de la Encamisá. Las elecciones están próximas, pero hace tiempo que Guillermo Fernández Vara (Olivenza, 1958) es omnipresente en la agenda pública de actos. Agota, así, una legislatura de corte más presidencialista que nunca, en la que ha podido opacar por la misma razón a un equipo de consejeros de perfil bajo, más allá del titular de Sanidad por razones de la pandemia. «No ha sido intencionado en absoluto, pero puedo asegurar que a Begoña (García Bernal, consejera de Agricultura) la conocen perfectamente en el sector agrario, o que a Olga (García, de Transición Ecológica) la conocen en el sector energético». Esa presencia pública, asegura, no tiene por objeto llegar hasta Madrid en el caso de que a Pedro Sánchez le vaya mal en las generales. Admite el análisis de que su perfil puede ser apreciado por quienes echan de menos un PSOE más centrado, pero procura no ir ni un paso más allá.

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–Finaliza una legislatura extraña, que comenzó con una mayoría absoluta inesperada, siguió con una pandemia y termina con buenos datos de empleo, pero la cesta de la compra disparada. ¿Se puede poner nota?

–No me atrevo a ponerme nota, eso lo deben hacer los demás, pero, efectivamente, no ha sido una legislatura normal. Con mi experiencia puedo decir que ha sido con diferencia la más difícil, pero también ha sido la más apasionante y tengo la sensación de que ha sido la más más importante de mi vida política, porque por primera vez he podido ver que las cosas pueden ser de otra manera en el futuro para esta tierra.

–Para rematar el mandato, la encuesta del CIS pone por delante al PP y le suspende la gestión. ¿A qué lo achaca?

–En la provincia de Cáceres, que es donde se da ese resultado, se han hecho solo 90 encuestas, es una muestra que tiene cierta dificultad de interpretación con tan pocas preguntas. No obstante, no coincide con las que nosotros tenemos y no coincide con las que a mí me consta que tienen otros. Ninguna encuesta me dio mayoría absoluta en 2019. Las encuestas son un buen refugio para quienes no tienen otra manera de convencer a la gente.

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–Tampoco es habitual una legislatura con crisis de gobierno tras cesar a su portavoz (Isabel Gil Rosiña). ¿Era necesario, se han cerrado las heridas?

–No llega a ser una crisis política. Interpreté que para el último período de legislatura era bueno tener a alguien que se dedicara exclusivamente a la comunicación y por esa razón hice los cambios. Yo a las personas en las que confío, me gusta darles confianza hasta el final. Pero no lo planteo como una herida, todas las personas somos instrumentales, al final lo que importa son las instituciones a las que servimos.

–Pronosticó que el mandato acabaría con 75.000 parados y estamos en 82.000. Extremadura va a necesitar mano de obra como ha dicho, ¿de qué tipo? Hay jóvenes que se siguen yendo.

–Cuando llegue el final de legislatura sí vamos a estar cerca de esos 75.000. Vamos a necesitar mano de obra, estoy convencido, y se necesitará sobre todo lo que tenga que ver con el sector industrial, muchos ingenieros, por ejemplo, mucha mano de obra cualificada y de cualificación media, muy vinculada a la Formación Profesional. Extremadura ya tiene déficit de mano de obra en la construcción, en carpintería, en hostelería... eso es una evidencia. En dos o tres años pasaremos de ser una región de emigración a otra de inmigración, porque las previsiones de demanda de empleo en corto son de 30.000 puestos, y esos no los tenemos aquí. Muchos de ellos espero que sean de extremeños que retornen, sobre todo para los empleos más cualificados.

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–¿Pero esos empleos están ligados a todos los proyectos industriales anunciados?

–Más que a los proyectos, al concepto de la industrialización. Europa ha decidido recuperar su soberanía industrial por la guerra de Ucrania y por la pandemia, y eso casa con nuestra estrategia de aprovechar al máximo nuestra capacidad de producción de energías renovables. Es decir, la industria viene a Extremadura porque aquí hay energía a menor coste. Para bien o para mal, ese cambio que se ha producido en el mundo es hacia prioridades que aquí las tenemos. Y, además, no solo tenemos una oportunidad para instalar fuentes de energía, sino también toda la industria auxiliar: los transformadores eléctricos, las propias placas fotovoltaicas... Como decía el presidente del Cluster de la Energía (Vicente Sánchez), las renovables nos meterán en la revolución industrial del siglo XXI.

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–¿Como el hidrógeno verde?

–Las conexiones de hidrógeno con Enagás nos dejan en un sitio extraordinario. Vamos a tener conexión norte sur y este oeste, y las comunidades que mejores conexiones tengan, más producción tendrán. Eso es así. La fabricación de hidrógeno verde va a ser una industria muy potente en el futuro en Extremadura.

Quejas a la Sanidad

«Si el médico no te da cita por la mañana, te ve por la tarde en la Atención Continuada»

–¿Tenemos todos los huevos puestos en esa cesta de la energía verde?

–Sí, el futuro pasa por la energía verde, pero también los tenemos puestos en la cesta digital. Y eso significa educación. El dato del que más orgulloso me siento es que el fracaso escolar ha pasado del 35 al 12 por ciento desde que asumimos las transferencias educativas, ese ha sido el cambio más tremendo, y el que se ha producido en el PIB es también consecuencia de eso y de la apuesta que hizo Juan Carlos (Rodríguez Ibarra) por la educación.

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Derrotismo

–¿Y por qué esta nueva realidad de Extremadura no cala en los ciudadanos? ¿Se debe a un sentimiento derrotista, a que son plazos muy largos y lo que se anuncia no cuaja?

–Porque hemos tenido que sufrir muchos desencantos a lo largo de nuestra historia, no solo en los últimos 20 años. De esta región se fue la mitad de la población porque no tenía esperanza ni proyecto de vida, y tienen que pasar generaciones para que eso se pueda corregir. Pero puedo asegurar que el cambio va a ser enorme y la gente lo va a poder tocar. En febrero, se inaugura el macromatadero y probablemente comiencen las obras de la fábrica de semiconductores de diamantes de Trujillo; en marzo empieza la fábrica de supercondensadores en Badajoz; en abril, la gigafactoría, que va a estar terminada antes que la de Sagunto; la azucarera de Mérida debe comenzar en este semestre...

–¿Elysium?

– Sí, también Elysium va a ser una realidad. Ha sido un proceso de gran exigencia con tres años de petición de documentación y ya es un proyecto autorizado. Ahora tienen que elegir qué operadores les interesa más trabajar.

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–Esa es la cuestión: la Administración parece que cumple su parte, incluso legislando si es preciso, pero lo que se requiere es que esas inversiones lleguen.

– Es que no son inversiones de 10 millones de euros, estamos hablando de que en los próximos cinco años se va a invertir en Extremadura el equivalente a nuestro PIB, 20.000 millones. Obviamente, una vez que tienen los permisos, deben ir a los mercados a lograr la financiación, pero en el mundo lo que sobra es dinero.

Balance

«No ha sido una legislatura normal, pero ha sido la más importante de mi vida política»

–Dijo que el desprecio hacia Extremadura se lo iban a meter por el culo. ¿Qué le llevó a decirlo?

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–Me llevó a decirlo lo que sentimos, la realidad, el que se pongan en duda cosas como que en Extremadura tengamos la mejor ingeniería electrónica. Lo que yo vengo a decir ahora es que van a seguir teniendo sorpresas, y la mayor se la va a llevar el INE, no se va a cumplir ninguna de sus previsiones para el 2030 porque las hace como si no estuviera ocurriendo nada en el mundo ni aquí. Va a cambiar la realidad y va a suceder una cosa importante, que es la subida de los salarios. Para mí lo más doloroso de todo son los salarios medios bajos, porque eso te produce pensiones bajas y nivel de vida bajo. Eso se soluciona con la industria, que tiene el mejor convenio colectivo.

–¿Está dispuesto a vencer el rechazo social que tienen los proyectos de las minas y asumir el posible coste político?

–Lo que hay que ver es el beneficio que pueda producir a la población, que va a ser evidente, y que sean proyectos medioambientalmente aceptables; tienen que superar ese trámite. Si tiene costes políticos para mí, que los tenga, si eso significa a cambio que la gente tenga mejores trabajo, mejores salarios y sean más felices. Me coge con la esquina de la vida doblada, así que lo que vaya a ocurrir conmigo me trae al pairo, lo que me interesa es que le vaya bien a esta tierra.

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–¿Lo de Renfe con Extremadura clama al cielo?

–Sí. Clama al cielo todo lo que ha tenido que ver con la tomadura de pelo y la desvergüenza del tren. Lo que intentaré es que se acabe cuanto antes lo que falta, no puedo negar que en los últimos años se han invertido 1.700 millones pero no han sido suficientes. En este semestre se terminará la electrificación y ese será un salto importante. Las obras del tramo Plasencia-Oropesa también van a buen ritmo y no dejaremos de ver mejoras.

Proyectos

«El mundo ha cambiado y coincide con nuestra estrategia de energías renovables»

–¿La electrificación hubiera sido mejor momento para llevar a cabo esa parafernalia de inauguración?

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–Probablemente. Yo no era partidario pero las empresas públicas como Adif y Renfe tampoco querían inaugurar 1.700 millones a hurtadillas, de forma clandestina. Pero yo no lo hubiese hecho ni hubiera traído al Rey ni al presidente del Gobierno.

–Las incidencias han ido bajando, pero en el 2022 aún fueron una cada dos días.

–Le hemos pedido a Renfe que dé las incidencias que ha habido en todas partes, y se comprobará que sí las hay, pero en todos los sitios. Aquí lo que pasa es que las estamos monitorizando, y no me parece mal.

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–Con la carretera Cáceres-Badajoz se está siendo lento.

–Bueno, las obras no son fáciles. Hay que hacer la autovía, aunque depende de donde lo digas te aseguran que ya están conectadas las dos capitales de provincia. Mi experiencia me dice que cuando las cosas ya están en el cajón de salida irá un tramo después del otro. Será una carretera que servirá mucho para unir Cáceres y Badajoz, y eso será bueno para la región.

Minas de litio

«Si tiene coste político para mí, que lo tenga si a cambio la gente logra mejores trabajos»

–En alguna ocasión ha dicho que la sanidad no da ni quita votos, pero hemos tenido la pandemia que ha afectado mucho a la Atención Primaria.

–Lo que digo es que nadie tiene una varita mágica, otros partidos han gobernando y lo hemos visto. Lo más importante de la sanidad es que sigamos metiéndole recursos y por eso se ha incrementado un 12% el presupuesto. Deben seguir aumentando los estudiantes de Medicina, pero ya no nos hace falta acreditar más plazas de MIR porque no deberíamos tener problemas si todos los que hacen la especialidad se quedan aquí. La falta de profesionales es el origen de toda la cuestión, y obviamente la pandemia ha tensionado el sistema.

–Hasta el punto que hoy llama el ciudadano a su centro de salud y no le dan cita hasta dentro de 10 días. ¿Hay que resignarse a que eso sea siempre así?

–Claro que no, pero no pensemos que eso se resuelve metiendo más médicos.

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–¿Cómo se resuelve?

–En la Atención Primaria se creó la Atención Continuada precisamente para no esperar 10 días, no hay que esperar nada porque si el médico no te puede ver por la mañana, te tiene que ver el médico de Atención Continuada por la tarde. Luego a eso le hemos acabado llamando también urgencias, pero en realidad es una continuidad en la atención. Hay que seguir además con la medicina preventiva, con programas de revisión para personas que están sanas; y luego vamos a ser honestos: un sistema como el nuestro es de demanda ilimitada, y cuando mejor lo prestes, más demanda vas a tener. Eso lo hemos visto con algunas especialidades. No obstante, el sistema sanitario hay que cuidarlo mucho y de hecho yo defiendo que la sanidad debería tener una financiación independiente, que los ciudadanos entenderían perfectamente que este y el otro impuesto se dediquen íntegramente a sanidad. A mí me preocupa mucho, por ejemplo, poder seguir incorporando los medicamentos de última generación, sobre todo en patologías oncológicas, y eso tiene un coste muy por encima del IPC. Debería haber un amplio consenso social para destinar a la sanidad el dinero que necesita, como ha sucedido con las pensiones.

–Hay convocada una huelga de médicos, ¿tienen motivos?

–Siempre voy a entender las huelgas, separo lo que son las reivindicaciones laborales de lo que es el sistema. Vamos a intentar llegar a un acuerdo, pero sé que no se convoca por hacer una huelga contra mí.

Partido Popular

«De María Guardiola no tengo nada que decir; cuando tenga un proyecto, podré hablar»

–¿Descarta motivaciones políticas en precampaña?

–Yo creo que no las hay, ellos lo han pasado muy mal en la pandemia y yo me pongo en su lugar. Vamos a hacer lo posible para alcanzar de cara al futuro un buen acuerdo, no solo con Simex, que no haga necesaria la huelga.

–En Extremadura cada vez vivimos menos personas, ¿la despoblación se puede corregir?

–Es un problema grave, en Extremadura fallecen 12.000 personas y nacen 7.000 cada año. Eso ocurre en todas partes, también en Madrid, pero esa brecha vegetativa la cubren con la inmigración. Eso es lo que tenemos que hacer aquí también, pero para que vengan inmigrantes tiene que haber puestos de trabajo. Todos los mandamientos se resumen en dos: empleo y vivienda. Pero se confunden quienes creen que la natalidad se ha caído solo por el factor económico.

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–¿Valdecañas seguirá en pie?

–Tengo la obligación de hacer todo lo posible para que así sea. Por dos razones: por lo que supondría para las arcas públicas de la Junta y por lo que significaría para la imagen de que aquí no se puede desarrollar nada porque al final te lo tiran. Para mí ha sido una gran decepción que el PP se haya desmarcado en los términos que lo ha hecho (de la proposición de ley del PSOE). Estoy convencido que José Antonio (Monago) no lo hubiera hecho, el interés general a veces te obliga a hacer cosas que tal vez no le vengan bien a tu partido pero sí a tu región.

–¿Confía en lo que decida el Tribunal Constitucional con la nueva mayoría, ahora progresista?

–Sí, pero a mí no me gusta nada todo este juego que hemos visto de mayorías y minorías porque eso ya ha instaurado en la mentalidad colectiva que el Constitucional es como el Congreso y el Senado, y que se nombra en función de las afinidades y no de la categoría profesional. Eso es grave.

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