«Aquí me gusta estar con amigos y pasarlo bien»

La idea de su madre fue que había que hacer todo lo posible para que David estuviera bien, sin más. Se quedó viuda siendo joven, a cargo de seis hijos. Y él era el pequeño. Movió todo lo posible para que tuviera un lugar en el que mejorar sus capacidades, no estar solo y seguir hacia adelante.

En Aemis siempre dicen que necesitan visibilidad porque saben lo bien que puede venir una asociación de este tipo. En pleno reportaje, los que en algún momento no hablaban, por fin se atreven a preguntar. Saludan a los periodistas, cada vez que entran por la puerta, como si les conocieran de toda la vida. En otros momentos de su vida, quizá, eso habría sido más complicado.

Entrevistar a Díaz es, como diría él mismo, «otra cosa». Con su música siempre encima, le gusta pasear, ir de un lado a otro. De casa de su madre a Aemis y viceversa, día sí, día también. Cuando se abre un tema de conversación, él es quien pregunta. «¿Cómo está la familia? ¿Habías tenido una hija? Qué bien, qué bien…».

Él forma parte del grupo que está disponible para formarse, pero no para reinsertarse laboralmente. No le preocupa en absoluto: sigue con sus actividades ―aunque le gustan más unas que otras, apunta― en programas de mejora y cualquier cosa que se le ponga por delante.

Eso sí, sus momentos favoritos son los de ocio. Tiene unos cuantos amigos. «David, Lucas, Fernando… Esos son mis amigos, suelo estar con ellos, hablamos, jugamos, nos lo pasamos bien».

Cuando se le pregunta qué es lo que más le gusta de Aemis siempre reitera que, además de los amigos, está lo de «pasarlo bien». También hacen los ejercicios y «unas cuantas cosas más. Porque también jugamos a veces al futbolín o al dominó, que me gusta mucho. Hacemos excursiones. Vamos, aprendo cosas, que es lo importante. Y nos dan la merienda por la tarde».