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Miguel Duarte

Historia de la provincia de Badajoz en 12 piezas del Arqueológico Provincial

El director y los conservadores seleccionan una docena de vestigios para repasar el legado pacense desde el Paleolítico

Miércoles, 6 de diciembre 2023, 13:41

Comenzamos un viaje por la historia de la provincia de Badajoz. El Museo Arqueológico Provincial es una ventana al pasado que permite conocer el legado de quienes poblaron estas tierras desde el Paleolítico Inferior (750.000 a.C) hasta el siglo XVI d.C.. Su ... director, Francisco Javier Heras, y los conservadores Andrés F. Silva Cordero y Diego Sanabria Murillo, han seleccionado para los lectores de HOY doce piezas que resumen los tesoros que guardan sus salas. Han abierto las vitrinas para mostrar hallazgos representativos de cada época

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Bifaz hallado en Orellana la Vieja. C. Moreno / Vídeo: A. J. Sánchez

750.000-100.000 años Orellana la Vieja

Bifaz paleolítico

Nuestra línea de tiempo arranca en el Paleolítico. Para conocer los vestigios que dejaron sus pobladores en la provincia accedemos a la primera sala del museo, siguiendo el orden cronológico. Los arqueólogos han elegido como pieza representativa de este periodo un bifaz hallado en Orellana la Vieja, una piedra tallada por ambas caras para obtener un filo cortante. «Es la herramienta por excelencia del Paleolítico y este bifaz destaca por ser la pieza más canónica. Estéticamente, es la mejor», indica Diego Sanabria Murillo, arqueólogo de la Junta y uno de los conservadores del museo que acompañan a HOY en la visita. Esta herramienta está realizada sobre un canto rodado de cuarcita. Era un útil tremendamente versátil, «servía para cortar, romper huesos para obtener el codiciado tuétano, descuartizar, raspar, excavar o perforar otros materiales».

Ídolo de Rena. C. Moreno Vídeo: A. J. Sánchez

Calcolítico (III milenio a. C.) Valle del Guadiana

Ídolo de Rena

El Ídolo de Rena data del III milenio a. C., es de piedra caliza marmórea y se halló en el Valle del Guadiana. «Por su conservación y por lo bien hecha que está, es una de las mejores representaciones de ídolos antropomorfos calcolíticos de la península ibérica», asevera Sanabria Murillo. Representa una figura humana masculina con los brazos en ángulo a la altura de la cintura. Los ojos y las marcas faciales están realizados mediante incisiones y hundimientos; las marcas de la cara podrían considerarse una especie de «tatuajes faciales».

La figurilla de Rena otorga cierta importancia a la representación esquemática de los ojos, rasgo común a otras muchas piezas de este período, caso de los ídolos oculados. Además de en el Valle del Guadiana, se han hallado otras en el suroeste ibérico. El Arqueológico de Badajoz custodia varios ejemplos de este tipo de representaciones hallados en distintos puntos de la provincia, como Solana de los Barros.

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«Que estas piezas tengan rasgos comunes compartidos con otros elementos del sur peninsular nos está indicando que debió existir algún tipo de código de comunicación y también de creencias compartidas entre las personas que los crearon; todo ello nos indica que pertenecerían a una especie de círculo cultural común. El hecho de que siempre se elija el mismo tipo de piedra, con unos atributos o formas de representación similares y que sean objetos muy diferenciados, les está dando un significado especial», apostilla Sanabria Murillo.

Vaso gallonado de la Minitas. C. Moreno / Vídeo: A. J. Sánchez

Edad de Bronce medio (1.500 a. C.) Almendralejo

Vaso gallonado de Las Minitas

Este vaso gallonado -con protuberancias- se encontró en una actuación arqueológica de urgencia en 1994 en Almendralejo. La construcción de una calle en un polígono afloraron la necrópolis de cistas de Las Minitas. El yacimiento atesoraba un vaso cerámico bruñido, cocido, y decorado con nervios verticales y gallones. El conservador Diego Murillo Sanabria ofrece más datos. «La pieza forma parte de un ajuar funerario y se encontró en un contexto ritual-simbólico.

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Puede ser una pieza que nunca se llegó a usar o, si se usó, fuera en actos especiales«, y añade que se han encontrado restos similares en el castillo de Alange o en Valencia del Ventoso. Sanabria Murillo precisa que en esta época los enterramientos ya no son colectivos. «En el Bronce Medio los individuos con diferenciación dentro de la sociedad ya aparecen en sus tumbas, con algunos objetos de cierto prestigio. Son piezas espectaculares y este vaso de Almendralejo es un ejemplo. »Sus paredes fueron tratadas con una especie de bruñido o alisado muy cuidado; y se le aplicó una decoración con gallones o costillas que recuerda al repujado de algunos vasos metálicos», prueba de que «se estaba queriendo imitar objetos lujosos, de prestigio».

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Estela femenina de Capilla. C. Moreno / Vídeo: A. J. Sánchez

Bronce Final (siglo VIII a. C. ) La Serena

Estela de Capilla

La estela de Capilla se encontró en la finca Berrocal y Piedra Santa, en la margen derecha del Guadalmez, poco antes de su unión con el río Zújar. En la piedra aparece grabada una figura femenina dotada de tocado o diadema, de ahí que se catalogue como «estela diademada». Pertenece a una zona de la provincia de Badajoz donde proliferan los hallazgos de estelas de guerrero, comunes también en municipios como Cabeza del Buey, Peñalsordo, Zarza-Capilla o Esparragosa de Lares.

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La figura de la estela de Capilla es muy esquematizada, rasgo común de estas producciones de la Edad del Bronce final, «por eso es difícil su interpretación, pero hay algunos objetos que nos permiten encuadrarlas en su contexto histórico», señala Diego Sanabria Murillo. En este caso, luce diadema o tocado en disposición radial, formado por dos líneas concéntricas, compartimentadas por 27 trazos lineales. «Estos motivos recuerdan a la joyería del Bronce final y a la siguiente, del periodo orientalizante». Abundando en su estudio, los arqueólogos Juan Javier Enríquez Navascués y Sebastián Celestino Pérez indican que «esta estela parece situarse a caballo entre las estelas-guijarro de carácter avanzado y las típicas de guerrero del sudoeste, marcando una evolución que enlaza unas con otras».

Caballo de bronce de Cancho Roano. C. Moreno / Vídeo: A. J. Sánchez

Época Postorientalizante (Siglo V a. C.) Zalamea de la Serena

Caballo de Cancho Roano

El caballo de bronce fundido de Cancho Roano fue hallado durante las excavaciones de 1990, dirigidas por el arqueólogo Sebastián Celestino, en la actualidad al frente de la excavación del Turuñuelo de Guareña. La figura, de 20 centímetros de alto y 1.3 kg de peso, se encontró en una de las estancias del palacio-santuario, en mitad de una dehesa de Zalamea de la Serena. Del ingente material rescatado de Cancho Roano, el conjunto de los bronces, al que pertenece esta pieza, «es uno de los más destacados». Lo sostiene el conservador Andrés F. Silva Cordero, quien destaca otros detalles de una obra «sobresaliente». El caballo, «enjaezado para monta, está fabricado en la técnica de la cera perdida, en dos piezas que posteriormente fueron ensambladas. Conserva pequeñas evidencias del jinete que lo montaba».

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La presencia del caballo es una constante en Cancho Roano, un animal que debió tener un potente valor simbólico en este momento histórico en el suroeste peninsular, como prueban otras piezas expuestas en diferentes vitrinas del museo. Algunos son objetos de atalaje o partes de carros, mientras que en otros casos se trata de representaciones del animal. Además, en el foso perimetral del edificio, junto al arroyo Cagancha, se encontraron restos de diecisiete equinos, un paralelismo con los hallazgos del Turuñuelo. La cultura de la época postorientalizante (siglo V a. C.) «es una mezcla de tradiciones peninsulares con tradiciones orientales: Fenicia (en la actual zona del Líbano), Egipto, Grecia,..., que establecieron contacto con las comunidades peninsulares, mucho más atrasadas», sostiene Andrés F. Silva.

El yacimiento es visitable y cuenta con centro de interpretación.

Vaso calado de Capote. C. Moreno / Vídeo: A. J. Sánchez

II Edad del Hierro (siglos V-IV a.C. al siglo I d.C.) Higuera la Real

Vaso calado de Capote

Este vaso calado se halló en el Castrejón de Capote, en Higuera la Real. Los expertos le atribuyen un posible uso ritual o litúrgico, por ejemplo, para portar algún fuego ceremonial o quemar hierbas aromáticas. «Sorprende por su factura, porque es difícil de hacer. Primero se moldea la pieza y, con la arcilla fresca, se van recortando trocitos hasta que queda así, y luego ya se mete al horno, siendo fácil que se rompiese o deformase». Hasta nuestros días han llegado más vasos calados procedentes del mismo yacimiento, pero este es el mejor conservado.

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«En comparación con la provincia de Cáceres, el castro de Castrejón es uno de los pocos establecimientos prerromanos de tipo castreño documentados en la provincia de Badajoz. Este tipo de asentamientos son recintos amurallados, levantados en lo alto de un cerro, con un curso de agua bordeando, buscando una función defensiva en una época de continuos enfrentamientos, explica Andrés F. Silva. Este yacimiento está datado en la II Edad del Hierro, con una cronología que va desde los siglos V-IV a.C. al siglo I d.C. En concreto, el poblado prerromano amurallado, atestiguado desde el siglo V a.C., fue abandonado en el siglo II a.C, cuando llegan las legiones romanas, y caen esos poblados, que siguen funcionando, ya romanizados.

El yacimiento de Castrejón de Capote es visitable y también cuenta con centro de interpretación.

Escultura de Juno. C. Moreno / Vídeo: A. J. Sánchez

Época romana (siglo II d. C.) Casas de Reina

Escultura de Juno

La escultura de Juno es un ejemplo de reciclaje de piezas en épocas históricas diferentes. En el patio porticado del museo se exhibe esta deidad romana separada en sus dos partes para mostrar las vicisitudes que sufrió hasta volver a unirse. La parte inferior, sus piernas, llegaron a los fondos del museo en la década de los ochenta, sin poder ponerles rostro. Esa pieza había estado formando parte de un escudo nobiliario en el convento de San Buenaventura de Llerena, como puede aun apreciarse en su parte posterior. Fue al desmontar la pieza heráldica cuando se descubre que es un bloque de mármol que formó parte de una estatua sedente romana. El Ministerio de Cultura lo compra a un anticuario de Cáceres, y en 1989 el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz lo incorpora a su exposición.

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Habría que esperar a 2010 para el reencuentro con el torso. Al excavar el foro del yacimiento de Regina, en la Campiña Sur y a pocos kilómetros de Llerena, se halla el torso de la esposa de Júpiter, que presumiblemente presidiría uno de los tres templos existentes en el foro en el siglo II d. C. El olfato arqueológico del conservador Andrés F. Silva ayudó a completar el puzzle. «Cuando llega al museo entiendo que ambas partes pueden ser de una misma escultura, pero tuve que demostrarlo. Las dos venían de muy cerca (Regina y Llerena), así que me puse a tomar medidas de ambas piezas y compararlas; y coincidían, al igual que el tipo de pliegue y las herramientas utilizadas para esculpirlas. El tipo de mármol también es el mismo, procedente de Borba-Estremoz. ¿Más evidencias? Es complicado, pues le falta una parte intermedia y las piezas no encajan completamente».

El yacimiento de Casas de Reina, en el que continúan las campañas de excavación, es visitable.

Mosaico de Orfeo. C. Moreno / Vídeo: A. J. Sánchez

Época Romana (Siglo IV d. C.) Pueblonuevo del Guadiana

Mosaico de Orfeo

Este mosaico fue hallado en los años ochenta en la villa romana del Pesquero, en Pueblonuevo del Guadiana, junto al río. La villa, perteneciente al territorio Emeritense, se estableció hacia mediados del siglo I d.C. y los ricos mosaicos se colocaron en el siglo IV, según la datación del museo. Esta espectacular pieza que nos da la bienvenida al acceder al recibidor representa el momento en el que Orfeo se retira al Monte Ródope para cantar sus penas por la muerte de Eurídice, y tan bello es su canto que se acercan a escucharle animales y plantas.

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En El Pesquero había más estancias con mosaicos, pero destaca el de Orfeo por adornar el suelo de una gran sala, de más de 150 m2, ubicada al fondo del peristilo. «Tanto el tamaño, como la factura, como el lujo de la estancia, indican que tenía para sus propietarios una importancia excepcional». Esta sala comunica con otra estancia importante, de planta octogonal, también decorada con otro mosaico polícromo, que también se conserva, expuesto en el patio del museo. Parte de las estancias de la villa, parcialmente desaparecida por el desplazamiento del curso del Guadiana, debieron tener una función de representación, lo que apunta a que su dueño sería una persona relevante.

Estela de Pascencio. C. Moreno / Vídeo: A. J. Sánchez

Época tardoimperial (Siglo V d. C.) Pueblonuevo del Guadiana

Estela de Pascencio

La estela funeraria de Pascencio encierra «una interesante historia de poder y religión», explica el director del Arqueológico, Francisco Javier Heras. Nos sitúa en un «tiempo muy convulso en la política imperial romana», durante la primera mitad del siglo V. En extensos territorios de Hispania, Roma ya no lograba imponer su control y habían quedado en manos de esos pueblos, que los romanos reconocían como «bárbaros».

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En Lusitania gobernaba un rey suevo, Requila, que instaló su corte en Mérida, entre los años 439 y 448. Entre tanto, «el cristianismo continuaba su expansión, pero vivía momentos convulsos en su seno, combatiendo corrientes heréticas que se apartaban del credo oficial, como el arrianismo o el priscilianismo. En 445 se denuncia y arresta por estos motivos -herejía maniquea- la presencia de un tal Pascencio en Lusitania, siendo arrestado en Mérida por el obispo Antoninus. Sin embargo, no será juzgado hasta tres años más tarde, en el 448, una vez que Requila, el rey suevo de credo pagano, fallece y le sucede su hijo Requiario, cristiano católico. Se ha querido ver este juicio religioso, seguramente avalado por el propio rey, como una forma de aproximarse a la sociedad y, tal vez también, al poder imperial, ambos cristianos. Del resultado del enjuiciamiento de Pascencio, sabemos que su condena fue el exilio. A partir de ahí, perderíamos la pista de este cristiano, cuyo delito es seguramente pregonar el ascetismo, practicar el celibato o su crítica hacia ciertos comportamientos en el seno de la propia Iglesia«.

«Sin embargo, el extraño nombre de Pascencio -por poco habitual- lo vamos a encontrar en esta inscripción que recuerda su muerte. En ella se habla de devoción y servicio a Dios, de sacrificio y renuncia a los placeres mundanos, pero también de juicio y tribunal, del que resulta su martirio (Dios le concede la palma, el símbolo de los mártires). Lo interesante es que esta inscripción apareció cerca de una lujosa casa de campo alejada de Mérida, la villa romana de El Pesquero. Seguramente éste fue el destino final de este controvertido personaje, acogido en el seno de una familia que le dio cobijo tras su expulsión y que escribió el sentido epitafio».

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Pilastra visigoda. C. Moreno/ Vídeo: A. J. Sánchez

Alta Edad Media (Siglos VI-VII d.C.) Badajoz

Pilastra visigoda

Entramos en la sala de Arquitectura Visigoda donde se expone una de las mejores colecciones de piezas decoradas de los siglos VI-VII d.C. Se han hallado pilastras de este tipo en distintos puntos de la provincia de Badajoz, y muchas de las que atesoran se hallaron precisamente en el interior de la Alcazaba, ubicación del museo. «En esta época conviven diferentes tradiciones culturales, convirtiéndose el Cristianismo -en su dualidad católica (hispanorromanos) y arriana (visigodos)- en estructurador ideológico de la sociedad». Buena parte de las piezas arquitectónicas expuestas en esta sala fueron reutilizadas después en época islámica, circunstancia que se aprecia claramente en la eliminación de los símbolos cristianos como la cruz.

Broche de cinturón de época visigoda. C. Moreno Vídeo: A. J. Sánchez

Alta Edad Media Siglo VI o VII d. C.

Broche liriforme

Esta placa de broche de cinturón, de tipo liriforme y realizada en bronce, está datada en la segunda mitad del siglo VI o siglo VII d.C, en la Alta Edad Media. Pertenece a la época visigoda y es un elemento de adorno personal muy extendido en la península. El Arqueológico Provincial conservan otros de similar factura. En este ejemplo, los motivos decorativos de la placa, que ha perdido la hebilla, se distribuyen en tres campos ornamentales, con la central dividida en dos rectángulos. Dichos adornos reciben influencias centroeuropeas, con motivos curvos vegetales y animales; el más abundante y de mayor expansión geográfica dentro del mundo visigodo, presentando gran cantidad de variantes en su forma y ornamentación.

Tesorillo de plata de Castuera. C. Moreno / Vídeo: A. J. Sánchez

Época andalusí (Siglos XI-XII) Castuera

Tesorillo andalusí

El tesorillo andalusí de Castuera forma parte de la colección del Museo Arqueológico desde 2001. Es un conjunto de joyas de plata, todas ellas de adorno femenino. Lo componen dos «grandes arracadas circulares, un juego de pulsera de hilo en espirales y anillo, otra pulsera semejante, un anillo con cabujón, un colgante que sobredorado y que cuenta con calados y con adornos de filigrana, y cuatro cuentas de collar decoradas y caladas», según detallan los investigadores Juan Javier Enríquez y Francisco González. Las piezas guardan paralelos con el Califato de Córdoba, tanto es así que el conservador Andrés F. Silva apunta que en el Museo Arqueológico de Córdoba se conserva un conjunto de joyería casi idéntico en algunas de sus piezas, aunque más completo.

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