Cercano. Con facilidad de palabra y buen conversador. En más de una ocasión, Ismael Clemente (Valencia del Mombuey, 1970), ha explicado que de sus ... padres, ambos docentes, aprendió la importancia de entender y escuchar a las personas. Él lo hace y tiene la virtud de generar buen ambiente a su alrededor. Reconoce que siempre le ha resultado sencillo llevarse bien con la gente. «Un hombre normal», se definía a sí mismo en una entrevista.
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Ese carácter, más allá de lo que le haya aportado en sus relaciones personales, ha ayudado a este empresario en su carrera profesional. Un ejemplo que él mismo ha contado: Clemente –consejero delegado de Merlin Properties, la mayor inmobiliaria cotizada de España,– consiguió su primer empleo a través de su profesor de Dirección Financiera en Icade con el que su forma de ser le llevó a conectar durante las clases.
En este centro de la Universidad Pontificia Comillas cursó Derecho y Administración de Empresas, pero en varios foros ha mencionado que realmente le marcó su formación en el colegio jesuita San José, de Villafranca de los Barros. Además, esta congregación le ayudó mediante una beca para poder completar sus estudios superiores en Madrid. Pocas son las intervenciones públicas en las que Clemente repasa su trayectoria y no menciona su agradecimiento a los Jesuitas.
Orgulloso de sus orígenes, este empresario no ha hecho ningún esfuerzo por perder un acento extremeño que mantiene prácticamente intacto pese a sus años fuera de la región. Su contacto con Extremadura es constante, aunque menor del que le gustaría, y no duda que su jubilación será en su tierra. Posee una finca en Talarrubias, en la que, como expuso en una entrevista publicada por HOYen agosto del año pasado, se piensa retirar «cuando mi empresa me ponga en la calle».
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Esa frase, pronunciada en tono jocoso, como recuerda el periodista Antonio Tinoco, ha adquirido un significado diferente esta semana. El consejo de administración de la empresa que Clemente fundó en 2014 trató su destitución en una reunión extraordinaria.
Esa intentona, impulsada por Javier García Carranza, presidente del consejo y representante del Banco Santander –que controla el 22% de Merlin– en el mismo, no logró los apoyos necesarios.
Por el momento, Clemente continúa en el cargo. Y lo hace con el respaldo del equipo directivo y de la totalidad de la plantilla, que firmaron un comunicado en el que criticaban con dureza los movimientos del Santander y rechazaban «los comportamientos abusivos y feudales por parte de los accionistas minoritarios».
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Esta guerra con los minoritarios no es nueva para el CEOde Merlin. Tampoco parece que, a pesar de su momentánea victoria, haya terminado. Según ABC, fuentes cercanas al consejo de administración afirman que el Santander volverá a buscar el relevo de Clemente.
El extremeño llevó a la empresa a cotizar en bolsa en un tiempo récord. Precisamente, los mercados bursátiles también han mostrado su preferencia por el actual consejero delegado de Merlin. Las acciones de la compañía cayeron un 6,3% al trascender la división interna y se movieron ligeramente al alza tras conocerse que Clemente mantenía el control.
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Claro y directo en sus intervenciones públicas, este empresario, un desconocido en el sector inmobiliario antes de fundar Merlin, fue ganando presencia en los medios a partir de la cotización de la compañía. Desde ese momento ha recibido varios premios por su labor empresarial, como el de mejor empresario del año en 2016.
La inmensa cantidad de activos que maneja Merlin, así como el sueldo de Clemente, que supera los seis millones de euros anuales, saltaron a los medios.
Además, la inmobiliaria posee casi un 14,5% de Distrito Castellana Norte, la promotora que está detrás de Operación Chamartín. Se trata de un gran proyecto urbanístico que prevé la construcción de más de 10.000 viviendas en la zona norte de Madrid y que ha otorgado aún más visibilidad a Clemente.
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Casado y padre de seis hijos, a sus 51 años no parece tener ninguna intención de abandonar la empresa que fundó. Y eso que el campo le «gusta más que comer con los dedos», como también señaló tras ser nombrado directivo del año.
Trabajador, constante y exigente consigo mismo y con los demás en el ámbito laboral, Clemente ha salido vencedor cuando todo apuntaba a su destitución. Va a dar batalla y estos días está reforzando su equipo legal para tratar de blindar su posición en la empresa ante la previsión de nuevos intentos del Santander para prescindir de él.
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Del resultado de esta guerra por el control de Merlin dependerá la cercanía del futuro de este empresario en su finca de Talarrubias. Algo que, por el momento, tendrá que esperar.
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