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El arqueólogo Diego Sanabria con el ídolo de Rena, pieza clave del calcolítico en la región. Casimiro Moreno

Los ídolos de Solana de los Barros vuelven a la actualidad

Los expertos reivindican la importancia del yacimiento calcolítico de La Pijotilla, después de que apareciera en televisión debido a un supuesto fenómeno paranormal

Domingo, 29 de septiembre 2024, 13:37

Extremadura ha vuelto a Cuarto Milenio, el inquietante programa televisivo que dirige Iker Jiménez. De nuevo el sensitivo más popular de España, Aldo Linares, al que le atribuyen poderes extrasensoriales, nota presencias extrañas, seres que vienen y van en la oscuridad, que se cruzan con ... él y desaparecen. «Es un crío, está jugando al escondite con nosotros», decía el domingo por la noche cuando lo llevaron a un camino del entorno de Solana de los Barros. Son cosas lo que hay enterrado ahí abajo, no son seres vivos, intuye en mitad de la noche alumbrado por los focos del todoterreno de la productora. «Es un crío viejo», concreta después el supuesto sensitivo refiriéndose sin saberlo a algunas de las joyas del patrimonio arqueológico extremeño.

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Aldo Linares había sido llevado hasta ese punto de la provincia de Badajoz porque dos personas, una mujer y en otro momento un corredor, habían visto un niño vagando descalzo con una especie de túnica romana. Como era de esperar, llegó la tele y no apareció ningún niño. Pero el sensitivo notó algo «sagrado y «pequeño» bajo tierra.

Ya en el 'plató, la periodista y antropóloga Israel Espino, ayudó a interpretar lo ocurrido mostrando una especie de muñeco de apenas una cuarta de altura. Y es que había estudiado el contexto arqueológico de la zona y se topó con La Pijotilla, donde se han realizado las excavaciones calcolíticas más importantes de la península. Espino llevó una réplica del ídolo de Rena (Badajoz), el vestigio más representativo de la época y que fue hallado en un paraje cercano. Pero si hay un lugar donde han aparecido decenas de ídolos datados en esa misma época de la Prehistoria es en la finca de La Pijotilla. Y esa finca está precisamente entre Solana de los Barros y Talavera la Real, donde Aldo Linares dio a entender que podía haber muchos más tallas sagradas bajo tierra.

Cuando le preguntaban por el niño romano, él decía que podía ser más viejo. Y es que el Calcolítico es anterior a la época romana. Se trata del periodo de transición entre el Neolítico y la Edad de los Metales.

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Esta etapa de la Prehistoria se extiende aproximadamente entre los años 3.000 y el 1.700 antes de Cristo y también es conocida como Edad del Cobre. Por citar alguna referencia, fue cuando los seres humanos empezaron a fundir metal para formar objetos, consiguiendo por primera vez mediante el machacado unas puntas de flecha conocidas como palmelas.

Están en el Museo Arqueológico

Víctor Hurtado, natural de Solana de los Barros y profesor de la Universidad de Sevilla fue quien empezó a excavar el lugar a principios de los setenta, cuando tareas de laboreo provocaron la aparición de algunos objetos. El Museo Arqueológico de Badajoz guarda y expone esos ídolos que alimentaron todo tipo de especulaciones en el popular programa de Iker Jiménez.

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De hacerle caso a los supuestos poderes de su colaborador, habría mucho más material enterrado en este paraje ubicado a poca distancia de La Pijotilla.

De momento, en el Museo Arqueológico de Badajoz estos ídolos son una de las figuras que más interés despiertan en el público, reconoce su director, Javier Heras. Los ídolos son parte importante de ajuares funerarios, de los que se han encontrado muchos en este yacimiento de La Pijotilla que, de manera inesperada, ha llegado hasta la pequeña pantalla de la mano de Cuarto Milenio.

Algunos de los ídolos expuestos en el Museo Arqueológico de Badajoz. Casimiro Moreno

Javier Heras, director del Museo Arqueológico, aprovecha para reivindicar la provincia como referencia del periodo calcolítico en la península ibérica. Solo en este recinto guardan más de un centenar y están expuestos una veintena. Los hay de varios tipos, desde oculados a antropomorfos (con forma humana) o falanges decoradas (huesos de animales con forma humana sobre los que luego se tallan detalles marcándole como la cara o el pubis), entre otros que han sido hallados en contextos funerarios junto con cerámicas.

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Sobre los ídolos, que miden entre 10 centímetros los más pequeños y sobre 25 centímetros los de mayor tamaño, según Heras «no sabemos si representan son divinidades o ellos mismos, probablemente lo primero por los ojos».

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