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La impresión de protecciones choca contra la homologación
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Particulares hacen máscaras en sus impresoras 3D, pero tienen dudas sobre si lo que hacen es validable,un proceso enel que la UEx ha empezado a avanzarSecciones
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Particulares hacen máscaras en sus impresoras 3D, pero tienen dudas sobre si lo que hacen es validable,un proceso enel que la UEx ha empezado a avanzarHasta hace poco las impresoras 3D eran unas herramientas que pasaban desapercibidas, pero la irrupción del COVID-19 y la necesidad de material de protección ha puesto de repente a funcionar miles de ellas. En Extremadura, como en otras comunidades, se ha activado una legión de voluntarios dedicados a producir máscaras faciales. Se les conoce como 'makers'. Otros con impresoras más sofisticadas hacen piezas de respiradores. Sin embargo, en esta labor altruista avanzan con dudas sobre la homologación necesaria que nadie les aclara.
En la Universidad de Extremadura (UEx) parecen haber hallado el camino correcto para lograr que tanta producción siga una cadena ordenada y segura. Jesús Lozano, ingeniero electrónico de la Escuela de Ingenieros Industriales, explicó a HOY que ya han entregado 1.500 máscaras al Servicio Extremeño de Salud (SES), con el que está en contacto. Unas las producen ellos en instalaciones de la UEx que cuentan con impresoras 3D y otras llegan de particulares a través de un servicio de recogida que realiza Protección Civil y en la UEx las ensamblan. Lo siguiente es hacerlas llegar al SES, que valida el producto revisando los materiales y asegurándose que es desinfectable. Lo siguiente es hacerlo llegar a quienes lo necesitan.
Alberto Fuentes, de Badajoz, lleva días fabricando estas pantallas para la cara que ya se ven en cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en algunos sanitarios, que se pasan por su centro de estudios Tesla para hacerse con esta protección a la espera de obtener alguna homologada. Con los recursos de su academia y de la empresa Phiteca, que impartía cursos de impresión 3D y por eso disponen de cinco impresoras, han realizado casi 200 unidades en una semana, decía el lunes con medio centenar listas para entregar.
Ahora no sabe, sin embargo, si esta actividad el Gobierno la considera esencial. De momento acude a su centro de trabajo con José Antonio Cáceres para seguir produciendo. «Legalmente no somos fabricantes de material médico, aunque dispongo de escritos de hospitales que acreditan lo que hacemos. Hay médicos que nos han hecho llegar pedidos de hasta 11 kilos de PLA (ácido poli-láctico, filamento que sirve de materia prima) y donaciones particulares para comprar material».
Productores como él están conectados a través de Internet. En Extremadura uno de los voluntarios ha organizado una página (covid19extremadura.es) que da una idea de cómo avanza la producción de estas máscaras. El lunes por la mañana esta web hablaba de 14.090 máscaras entregadas, 12.534 pedidos y un stock (fabricadas sin entregar) de 5.982, unas cifras que la página detalla por cada municipio extremeño.
Lozano, desde la UEx, sabe de esta iniciativa y anima a secundarla, aunque entiende que los técnicos del SES deben dar el visto bueno a toda esa mercancía.
Álvaro Indias es uno de estos colaboradores voluntarios desde su casa taller del Casco Antiguo de Badajoz, donde tiene su empresa de diseño gráfico y decoración de interiores 'Arteotro'. Tiene una impresora 3D y arrancó a hacer máscaras hace una semana. «Imprimo viseras y saco una cada hora y media. Para la recepción de PLA no hay problema porque hay empresas nacionales que lo están donando, como Sicmova 3D; tampoco hay problema de suministro de acetato y gomas porque las copisterías lo donan y llega por Amazon. El problema está en que no hay homologación de este material. El personal se busca la vida por su cuenta y las consigue, pero me está llegando que a algunos profesionales se las están retirando porque no tienen esa homologación».
Según Lozano, de la UEx, «hay cuerpos de seguridad del Estado que no las recomiendan porque en su tarea un policía puede encontrarse en un forcejeo y un golpe podría hacer que estalle y causarle heridas en la cara al romperse la máscara».
En opinión de Álvaro Indias, que trabaja como 'maker' en su casa, habría que agilizar esta homologación para que nadie trabaje en vano. Por otro lado, cree que el proceso de fabricación habría que redirigirlo. «La impresión 3D –dice– está bien para hacer prototipos, pero es lenta para producir. Creo que habría que enviar estos diseños a una fabricación mecanizada en serie y que los 'makers' podamos dedicarnos a hacer piezas como respiradores».
En esta tarea andaba desde Zafra Hernán Cortés Galván, protésico dental que dispone de varias impresoras 3D que en vez del filamento PLA usa resinas líquidas fotopolimerizables, lo que permite una mayor precisión. Hace una semana el colectivo de protésicos se movilizó para imprimir válvulas de respiradores. «Un compañero del norte nos envió archivos FTL con el diseño de esa pieza del respirador, hice mis pruebas para empezar a imprimir la semana pasada, pero de repente me llegó un correo para que parara, ya que lo que produjéramos tenía que estar homologado. Hay una descoordinación brutal. Los asesores técnicos sanitarios deberían decir qué hace falta y a partir de ahí que nos envíen archivos FTL para que los que podemos nos pongamos a imprimir», explica por teléfono.
En este punto Jesús Lozano, ingeniero de la UEx, distingue estas máscaras para la cara de otro tipo de elementos, como las piezas de respiradores. «Hay que tener en cuenta que hablamos de salud y si un respirador se diseña mal puede matar a alguien que podría recuperarse». En este sentido, entiende que debería haber coordinación sobre diseños y materiales para que todo el mundo pueda aportar sin riesgos.
Desde la Universidad de Extremadura se afanan en incorporar nuevos diseños que sirvan para contener los contagios. Por ello, según explica el ingeniero Jesús Lozano, además de máscaras, ya están en contacto con la Unidad Militar de Emergencias para producir una especie de urnas de metacrilato para transportar pacientes contagiados. Igualmente, en coordinación con el SES, la UEx está diseñando otro tipo de urna del mismo material por la que se pueden meter los brazos para que el personal de la UCI quede protegido cuando su cara queda a apenas cinco centímetros del paciente que tiene que intubar. También trabajan para aprovechar las máscaras de buceo infantiles que vende Decathlon y que con los acoples apropiados puedan convertirse en una parte de los respiradores que hacen falta en los hospitales.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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