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El aparcamiento, que no es muy grande, de 'las pilatillas', como se conoce a la piscina natural de Garganta la Olla, está prácticamente lleno cerca del mediodía. No hay olor a quemado y en un día claro como el de ayer no se ve nada de humo en el horizonte. El agua permite ver el fondo del cauce y varios bañistas desafían su baja temperatura. «Hasta que no llueva no vamos a notar los efectos del fuego en el agua», expone Vicente López, propietario del chiringuito de esta zona de baño.
El incendio al que se refiere, activo desde el pasado viernes en la sierra de Tormantos, ya se encuentra controlado, según la Consejería de Agricultura, y ha afectado a la parte más alta del término municipal de Garganta la Olla, muy cerca de la cuerda de la sierra que separa la comarca de La Vera del Valle del Jerte.
Por el momento, no hay datos oficiales de la extensión del terreno quemado, pero las estimaciones realizadas a través de las imágenes por satélite hablan de más de 250 hectáreas afectadas por las llamas. «Ha sido una zona muy grande, al retirarse el humo se ha visto que es más de lo que pensábamos», admite el alcalde local, Antonio Muñoz, que apenas lleva dos meses en el cargo.
Sus antecesores también saben lo que es ver a los medios aéreos de extinción desde la ventana del Ayuntamiento. «Llevamos una racha muy mala; hemos tenido tres fuegos en la misma sierra en los últimos cuatro años», indica Muñoz.
Preguntar por los motivos de esta sucesión de incendios forestales hace que los vecinos se encojan de hombros. «Si lo supiéramos...», repite el gesto la trabajadora de un negocio de hostelería que prefiere no dar su nombre.
Para López, el estado del monte, el mal estado en este caso, es una de las causas principales. El alcalde reconoce que el monte no está todo lo cuidado que debería. «Hace años había unas 8.000 cabras en la sierra que servían para mantenerla limpia», dice Muñoz, que lamenta que esa ganadería haya ido desapareciendo.
Antonio Muñoz | Alcalde
Hay quien va más lejos y considera extraño que los incendios de los años anteriores siempre se produjeran a última hora de la tarde, cuando los medios aéreos ya no pueden actuar, y creen que esconden intereses cinegéticos.
Los efectos de estos fuegos son visibles en la sierra, en una zona inferior a la zona calcinada este año, que resalta como una gran mancha negra en la parte alta de la montaña que domina la población. La zona, de difícil acceso y sobre la que siguen trabajando dos retenes, ha complicado las labores de extinción. A lo que se han sumado el viento y el denso humo que provoca el pasto bajo, predominante en el terreno. «Son las escoberas, que arden muy rápido», confirma el alcalde.
Vicente López | Hostelero
La mayor parte de la superficie calcinada es de propiedad municipal, aunque también se ha visto afectada una finca privada. Las llamas no se han acercado a las casas, por lo que no han supuesto un peligro para las personas ni tampoco para el ganado que suele pastar en la sierra.
Garganta la Olla es un pueblo muy turístico. Sus 950 habitantes se multiplican en los meses de verano y ayer había un gran ambiente, tanto en el espacio natural destinado al baño como en las calles y terrazas de la población. «No hemos notado menos clientes ni menos bañistas durante el fin de semana; la concentración de motos de Jaraíz ha traído a mucha gente hasta aquí», dice el propietario del chiringuito de 'las pilatillas'.
En la noche del domingo también se declaró un pequeño fuego entre Cuacos de Yuste y Aldeanueva de la Vera, pero fue extinguido rápidamente y sin dar tiempo a que las llamas se extendieran.
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