¿Qué ha pasado hoy, 23 de febrero, en Extremadura?
Esteban Beltrán, el pasado miércoles en Mérida, en la presentación de su último poemario. J. M. ROMERO
Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional España

«Los inmigrantes y los refugiados son ahora lo que antes fueron los judíos»

El director de Amnistía Internacional España asegura que los derechos humanos están hoy amenazados y critica el doble rasero de Europa

Ana B. Hernández

Domingo, 23 de febrero 2025, 13:47

Perseguidor de abusos o absolutista de los derechos humanos, como él se define, el director de Amnistía Internacional España, Esteban Beltrán Verdes (1961, Madrid) ... ha visitado esta semana Extremadura para dar a conocer su último libro. Un poemario en el que habla de muerte, vida, recuerdo y olvido. 'Agosto 2045' se presenta como un manual de instrucciones para seguir vivo eternamente.

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–¿Eso es posible?

–Es posible, aunque a medida que mueres te conviertes en algo manipulable. Alonso Martínez es conocido por la glorieta que lleva su nombre, que no representa lo que fue. Como dice Kundera, uno puede quitarse la vida, pero no quitarse la inmortalidad. Pero 'Agosto 2045' es un libro, sobre todo, con deseo de vivir.

–Pero parte de la muerte.

–Porque la muerte te lleva al deseo de vivir a toda costa. El libro surgió en 2019 con el caso de Amanda, una mujer que fue encontrada en la cocina de su casa cinco años después de estar muerta. Ella tuvo una vida plena, pero nadie reparó en que había muerto. Al mismo tiempo murió un escritor famoso, con premios importantes, del que no digo el nombre porque quiero que lo averigüe el lector, pero apenas cuatro o cinco personas acudieron a su entierro. Entonces, ¿para qué seguir vivo, para qué ser recordado, cómo ser recordado, importa serlo?

–¿Cómo le gustaría ser recordado a usted?

–Yo creo que la mejor inmortalidad es sentir que tu vida ha merecido la pena y me gustaría dejar un rastro más allá de mí y los míos. Creo que solo es posible a través de las emociones que, por ejemplo, plasmo en este libro.

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–En 'Agosto 2045' se sitúa también en un futuro a 20 años vista. ¿Cómo lo imagina?

–Imaginar es gratis, pero quiero pensar que, si hay una evolución creciente de la sociedad civil, podemos pensar que seguirá habiendo espacios de democracia y derechos humanos.

–¿Por qué no iba a haberlos?

–Porque hoy están muy amenazados. La llegada de Trump o Milei hace pensar que corremos el riesgo de vivir en un mundo sin reglas, marcado solo por el puro negocio, y esto es un mundo sin democracia.

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–¿Y cómo hemos llegado a este punto con sistemas democráticos? Trump y Milei han sido elegidos por sus votantes.

–Los votantes tienen preocupaciones serias en cuanto a seguridad, identidad, vivienda, salud, inmigración, educación... Y no se ha sabido abordar estas preocupaciones legítimas de los ciudadanos y se ha impuesto un individualismo feroz de sálvese quien pueda, con mensajes sencillos para problemas complejos, con la manipulación de la información a través de redes sociales y empresas poderosas detrás.

–¿Cómo se enfrenta ahora esta situación?

–De momento entendiendo que estamos en una situación muy grave y que debemos procurar que sea un tiempo fugaz. La reunión en Arabia Saudí, entre Estados Unidos y Rusia, nos tiene que hacer ver que no buscan un nuevo orden, sino acabar con el que tenemos.

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–¿Por qué merece la pena mantenerlo?

–Porque, a pesar de sus imperfecciones, después de la Segunda Guerra Mundial se instauró un sistema de colaboración en el que todas las personas nacemos libres e iguales en dignidad y derechos; un sistema en el que se dejó claro que ningún ser humano es superior a otro y esto ha sido un enorme avance de la humanidad.

–¿Hoy está cuestionado?

–Absolutamente. Los inmigrantes y los refugiados no tienen los mismos derechos, ellos son hoy lo que antes fueron los judíos, los chivos expiatorios a los que culpamos de todos los males, a los que se les acosa en todas partes, en la frontera con México, explotándolos en los países del Golfo, dejándoles morir en el mar... La xenofobia y el racismo van a más con mensajes que fomentan el miedo porque tiene réditos electorales.

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–El mensaje avanza también en Europa.

–No hay gobernantes comprometidos al 100% con los derechos humanos que enfrenten la situación, que sean un contrapeso a la situación que estamos viviendo. La Unión Europea ha logrado una gran época de paz después de siglos de guerra, pero ahora no es creíble.

–¿Por qué?

–Porque tiene diferentes criterios en función de qué problemas. Acogemos a los ucranianos, pero no queremos a los que llegan de otros conflictos. Apoyamos que se investiguen los crímenes de guerra de Putin, pero no los de Netanyahu. Hay cierto racismo en la política migratoria europea.

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–¿Cómo la define?

–Es ilegal, inmoral y, además, estúpida. En unas sociedades cada vez más envejecidas como las que tenemos, no entendemos que necesitamos que los inmigrantes contribuyan a nuestras economías y permitimos que avancen la xenofobia y el racismo.

–¿Qué papel juega la desinformación en este contexto?

–Tenemos infodemocracia, porque ante un volumen de información como el que hay, solo se da en una dirección. Los periodistas ya no son intermediarios entre los hechos y los ciudadanos y sufren también las violaciones de derechos humanos, la represión, la censura y la autocensura. Necesitamos volver al sistema anterior.

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–Concrete.

–A un sistema informativo basado en datos, principios y convicciones. Si no lo hacemos, ocurre lo que estamos viviendo, que el otro solo transmite convicciones.

–¿Ucrania perderá parte de su territorio y Gaza se convertirá en un gran resort?

–Vamos a ver qué ocurre, los próximos meses serán cruciales, pero si no se respetan los derechos de ucranianos y gazatíes, estaremos cerca del abismo.

–¿Es optimista?

–El momento es complicado, se presenta una batalla de ideas y debemos luchar. Creo que sociedad civil y gobiernos debemos trabajar unidos y ser un contrapeso y pelear. Ya veremos. Como dice Simeone, partido a partido.

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–¿Qué pasa si se pierde?

–Llevo 35 años en la lucha por los derechos humanos y de la misma manera que sé que nunca consigues llegar al paraíso, también sé que los retrocesos tampoco son para siempre.

–¿La poesía es su refugio?

–Empieza así, como un refugio, como un desahogo. Pero después es mucho más, una maravillosa herramienta para desarrollar la intuición, crear belleza y lograr que los demás se emocionen.

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