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Celebrar San Isidro sin pisar el campo tiene que ser algo así como ir a la playa y no poder bañarte. Más de un centenar y medio de municipios extremeños en los que está tan arraigada la onomástica como para ser festivo local y celebrar romerías se han quedado este viernes con las ganas de la rutina de otros años. Faltó la imagen de decenas de personas haciendo el camino, a pie o a caballo, a la ermita; no hubo tampoco misas camperas (solo en las iglesias parroquiales) y no se vieron ni barbacoas, ni barras, ni casetas para disfrutar de una jornada (o jornadas porque en muchos pueblos San Isidro dura más de un día) de alegría y confraternización.
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«Es el San Isidro más raro de toda mi vida. Ni el calor ni el frío había podido con esto», sentenciaba, poco antes de las once de la mañana Pedro García, hermano mayor de la Hermandad de Villafranca de los Barros. Acompañado por su nieta María y Valeriano Burguillos, otro directivo de la cofradía, terminaban de colocar jarros con azucenas en la pequeña pero coqueta ermita que honra a San Isidro en una pequeña loma de su conocida pradera. Un escenario que sobresale en medio de la llanura de Tierra de Barros.
Visi Giraldo, que tiene un chalé en la pradera villafranquesa de San Isidro, llegaba entonces, sacaba su móvil, hacía una foto al santo y rezaba. «No hay romería pero aquí no falto este día. Y menos en estos momentos», decía. «Hoy solo comeré con mi marido en el chalé pero mañana sábado nos juntaremos más familia en la pradera, eso sí, menos de diez personas», subrayaba.
Quince kilómetros más allá, siguiendo la nacional 630, Antonio Muñoz Gordillo charlaba con Pilar Sánchez en lo alto de la sierra de San Cristóbal. Estamos en Los Santos de Maimona. Este viernes cumplía veinte años la ermita santeña, erigida en lo que era una antigua machacadora de cemento. Una lápida de granito que recuerda la fecha de inauguración y un mural cerámico hecho en Salvatierra que representa al patrón de los agricultores y ganaderos custodian la entrada.
«Hemos decidido turnarnos para abrirla y que la gente que quiera pueda venir hoy aunque no pueda ser como otros años. ¡Qué le vamos a hacer! Este año la romería se celebrará en casa», comentaba resignado Muñoz Gordillo, presidente de la cofradía santeña de San Isidro.
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Villafranca, Los Santos, Fuente del Maestre, Fuente de Cantos, Monesterio, Valencia de Alcántara... Es apreciable el listado de localidades de Extremadura donde las romerías isidriles son de tronío. Este viernes han sido todas virtuales, usando las redes sociales para mostrar añoranza de fiestas de otros años o alentando a concursos de fotografías para elegir la mejor estampa de épocas pasadas. Eso y las misas en las iglesias, fijadas casi todas para las 20.30 horas, honrando a San Isidro y a la gente del campo evitaron que el 15 de mayo pareciera un día cualquiera.
En Villafranca de los Barros (12.900 vecinos), decidieron que algo había que hacer. Se pusieron hacer colgaduras con la imagen del santo madrileño, a un precio de venta de cinco euros, para que se enseñorea en balcones y ventanas. Una de ellas estaba en la fachada del Ayuntamiento.
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«Toca que cada uno celebre San Isidro en su casa. Hemos animado a los vecinos a que se tomen una copita de vino y un pincho en honor al santo y si quieren que lo cuelguen en Internet», señalaba a HOY José Manuel Rama, alcalde villafranqués, junto al concejal de Economía, Juan Carlos García Márquez. Este año toca cambiar la pradera por las cocheras y las naves, lamentaba.
Poco más arriba de la plaza de la España, en la calle Santa Joaquina, Mercedes y María no perdían el buen ánimo. No dejaban pasar que, a pesar de la crisis sanitaria, era una jornada festiva y posaban desde el balcón de la casa con sombreros reservados para la romería. ¡Viva San Isidro!, se arrancaron a gritar.
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«Solo me he perdido una romería en mi vida y fue cuando me tocó hacer la mili en Tenerife y no pude venir al pueblo para San Isidro», recordaba Valeriano Burguillos, mientras ayudaba a Pedro García a adecentar el trastero de la ermita villafranquesa donde hay otra imagen de San Isidro. «Tenemos cinco imágenes del santo en Villafranca y ya han procesionado cuatro. Este pueblo le tiene mucho aprecio», enfatiza el hermano mayor.
En Los Santos de Maimona (8.100), la estrecha cuesta asfaltada que conduce a la ermita de San Isidro estaba despejada. Lo normal es que hubiera habido dificultades para subir por el atasco de romeros. Los hermanos Emiliano y Josefa Zapata, Ángel y Antonia... el goteo de personas a mediodía era evidente.
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«Por la tarde vendrá más gente si no hay tormenta porque la gente quiere venir a la ermita a rezar un rato», concretaba Antonio Muñoz, orgulloso de presidir una hermandad que se remota al siglo XVIII. Actualmente, señala, son 230 los integrantes de la cofradía.
«Este año a San Isidro lo tenemos castigado con no bajarlo al pueblo, a la iglesia de Nuestra Señora Los Ángeles», remarcaba con ironía. «Tendremos la misa allí pero no con su imagen sino con un cuadro grande presidiendo el altar», añadía. Otra novedad para recordar el San Isidro más extraño de la historia reciente.
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