![Josefina Valiño: «Llegó un día en el que tuve que elegir entre comer o pagar el alquiler»](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/11/03/185344990-kOmH-U210615323096OhH-1200x840@Hoy.jpg)
![Josefina Valiño: «Llegó un día en el que tuve que elegir entre comer o pagar el alquiler»](https://s1.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/2023/11/03/185344990-kOmH-U210615323096OhH-1200x840@Hoy.jpg)
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Josefina Valiño González tiene 56 años y desde el pasado agosto es usuaria del Centro de Acogida Temporal (CAT) de Cáritas en Plasencia. «Nunca he vivido en la calle», asegura. «El día que tuve que dejar mi casa, me acogieron en el CAT y lo ... agradezco».
Ese día se ejecutó su desahucio. Llevaba dos años sin pagar el alquiler del piso en el que residía en la ciudad. «Es que no podía, llegó un momento en el que tuve que elegir entre pagar el alquiler o comer». Una situación que unos años antes, reconoce, no pensó que podría llegar a vivir alguna vez.
Esta coruñesa dejó su localidad natal cuando tenía 16 años. «No quería estudiar, no se me daban bien los estudios, y me marché a Barcelona a vivir con una tía mía que estaba allí y empecé a trabajar».Lo hizo cuidando niños en diferentes viviendas de la ciudad. «Pero nunca tuve un contrato, en ninguna ocasión durante los años que estuve trabajando».
Lo hizo hasta que se casó con poco más de 20 años y nacieron sus dos hijos. «Mi marido era el encargado de un restaurante, vivíamos bien con su sueldo y yo me quedé en casa para atender a mis hijos», explica.
Tenía 37 años cuando a su marido le detectaron un cáncer. «Fue muy rápido, murió en apenas un mes». Y su situación y la de la familia cambió de manera radical. «Estábamos pagando la hipoteca de un piso, pero con la pensión de viudedad y la de orfandad por los niños, no podía asumir todos los gastos», dice. «Vendí ese piso y compré otro más pequeños y fuimos tirando hasta que los niños se independizaron y entonces con mi pensión tampoco podía asumir esta hipoteca y decidí vender». Con ese dinero, asegura, «terminé de pagar la hipoteca y las deudas que tenía con la comunidad, y con lo que me quedó me vine a Plasencia».
Fue hace seis años. Tenía 50 años y eligió la ciudad por su pareja, a la que había conocido en Barcelona. «Aquí me alquilé un piso y fui tirando con los ahorros, pero a mi edad no encontré ningún trabajo, me decían que era mayor». Y los ahorros se terminaron «y llegó un momento en el que con los 580 euros que tenía de pensión y ayuda no podía asumir el alquiler, los gastos de luz, la comida... y dejé de pagar el piso».
Dos años después ha sido desahuciada. «Aquí en el CAT me están ayudando, estoy ahorrando para poder optar a un alquiler, pero también viendo a ver si puedo encontrar empleo como limpiadora y rehacer mi vida de manera independiente».
No hay plazo de estancia ni para ella ni el resto de usuarios del CAT. «La temporalidad ahora la marcan los objetivos, porque en cada uno de los casos tratamos de dar una solución individualizada», dice Consuelo Izquierdo, coordinadora del recurso. En el caso de Josefina, tras el centro temporal, está previsto que pase a la segunda fase del proyecto 'Volver a ser', que Cáritas lleva a cabo en otro equipamiento de la ciudad, «para encauzarla en el mercado laboral».
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