Jóvenes bebiendo en la calle, una práctica que está prohibida en la región desde 2018 HOY

Extremadura encabeza las regiones donde más beben los menores

Extremadura es la comunidad donde más menores beben; madres, jóvenes que van de botellón y autoridades explican a HOY a qué se debe y cómo atajarlo

Lunes, 13 de junio 2022, 07:23

La primera vez que mi hija María bebió tenía 13 años. Fue en la fiesta de Almossassa (en Badajoz) y ese día salió a las ... seis y media de la tarde. Los amigos me llamaron a las nueve y media, por lo visto se había pasado con la ginebra. La llevé al hospital y lo que más me impactó es que los médicos no estaban ni sorprendidos ni asustados. Es la primera de hoy, me dijeron, pero ya irán llegando más. En las dos horas que estuve allí atendieron hasta tres más que se habían pasado bebiendo, todos menores. El problema es que con 17 años los amigos avisan a los padres, pero con 13 ocurre que las amigas se asustan y, para que las riñan, no se atreven a llamar y se dan casos en que esa niña llega sola en ambulancia con un coma etílico al hospital, terrible», relata Cristina, nombre inventado para una madre real.

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Ahora habla María, su hija, que tiene 16 años y no tardó demasiado en volver a probar un cubata. «Cuando salimos siempre hay alcohol, predomina el ron y la ginebra. Según la marca una botella cuesta entre 5 euros y 12 si es el ron caro. Lo normal es comprar una botella para dos o para tres más una botella de refresco, el hielo y los vasos. Los niños y las niñas bebemos igual. Yo salgo con seis euros a la calle».

La última encuesta del Ministerio de Sanidad, divulgada el pasado mes de marzo, revela que en Extremadura el 62,5% de los estudiantes de 14 a 18 años había bebido alcohol en el último mes. Este índice es el más alto de toda España y está por casi nueve puntos por encima de la media nacional.

Según Javier, nombre de otro menor que prefiere no revelar su identidad, «mi primer cubata lo tomé hace dos años, con 14. Mis amigos me dijeron que bebiera y bebí. Fue en un botellón y ese día me tomé solo una copa, pero luego me he tomado más de una. Yo creo que los jóvenes se emborrachan porque así se nos quita la vergüenza y si has bebido algo de alcohol te animas a hablar con la persona que te gusta».

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La consejera de Igualdad, Isabel Gil Rosiña, dijo el lunes pasado que la ingesta de alcohol por parte de los jóvenes es un «problema de salud pública de primer orden en Extremadura prioritario para la Junta», y que en las próximas semanas se dará cuenta del I Plan autonómico del consumo de alcohol en menores, jóvenes y adolescentes. Por su parte, la directora general de Salud Pública, Pilar Guijarro, apuntó que han disminuido las denuncias de la venta a menores de 2017 a 2021 y han aumentado las denuncias de consumo en la vía pública.

Un mayor como conseguidor

Si en Extremadura el botellón está prohibido y vender alcohol a menores penalizado, ¿cómo es posible tanto estas cifras como el resultado de la encuesta de Sanidad, así como los testimonios anteriores?

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María, la menor pacense, explica cómo se organizan y dice que lo común es juntarse a beber en una casa, pero también existen bares donde los menores saben que no les piden el DNI. «La policía local nunca nos ha pillado, aunque sí sé de gente que ha estado en un bar bebiendo siendo menor y han multado al bar y a luego a la persona con cien euros». En cuanto a cómo consiguen las bebidas, si les falta alguien mayor de 18 que lo haga por ellos –lo cual también está penado–, bien compran sus botellas en una gran superficie donde ya tienen identificada a la cajera que no se percata de su edad o bien pasan las bebidas por las cajas automáticas que no tienen personal.

«Llevé a mi hija de 13 años al hospital porque se pasó con la ginebra y los médicos no estaban sorprendidos»

Cristina

El subinspector Emilio López dirige en Badajoz la Unidad Silice (Servicio de Infancia Local y Cometidos Especiales), que tiene siete agentes de la Policía Local trabajando de paisano persiguiendo estos comportamientos. Cree que conseguir alcohol saltándose el filtro de la caja es excepcional. «En cambio, sí hemos detectado casos en que un mayor les compra el alcohol y se lo da en la puerta. Esto se vio mucho, por ejemplo, en el último carnaval».

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Pintada en Badajoz reivindicando la vuelta del botellón Pakopí

Según los datos de la concejala de Policía Local del Ayuntamiento de Badajoz, María José Solana, en lo que va de este año 2022, 30 menores han sido sancionados tras haber sido pillados 'in fraganti' con una bebida alcohólica. Además, en estos seis primeros meses del año siete establecimientos, la mayoría en la zona centro, fueron propuestos para sanción por vender alcohol, algunos de ellos reincidentes, ya que las medidas no son contundentes y es muy difícil llegar a la clausura, se queja el subinspector. En cuanto a la hostelería, no han detectado ningún caso de bar o pub que sirvan alcohol a menores, afirma Solana, que habla de darle prioridad a cortar el suministro de ese alcohol, a su juicio más operativo que perseguir la ingesta una vez han conseguido sus botellas.

Lo que sí tienen localizado –prosigue la concejala– son los lugares que frecuentan los jóvenes para hacer botellón, grupos en los que a menudo hay menores de 18 años. En este caso, el subinspector López explica que los agentes llevan consigo un aparato que detecta si lo que beben es alcohol por los vapores que desprende la bebida, por lo que no es necesario probarlo ni olerlo. Según esta edil pacense, en cuanto empezaron a levantarse restricciones de la pandemia y no hubo límite de persona reunidas estos botellones proliferaron. Y ahora, con la llegada del buen tiempo y el fin de las clases, sabe que volverá a pasar lo mismo.

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Para Solana, es curiosa la actitud de los padres cuando son avisados de que su hijo menor de edad ha sido pillado 'in fraganti' bebiendo. «En el 99% de los casos muestran agradecimiento y sorpresa si se trata de edades de 12 o 13 años, pero cuando tienen 16 o 17 años no le dan demasiada importancia y el 50% de ellos no ve un un problema grave».

«Muchos beben porque así se quita la vergüenza para hablar con la persona que te gusta»

Javier

Programas preventivos

Felipe González tiene ahora 36 años y ya es padre. Antes fue presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Extremadura, en 2015 dirigió durante cuatro años el Instituto de la Juventud en Extremadura y desde 2019 es concejal de Juventud y Deportes en Mérida.

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En esta ciudad mantienen una política similar. «Aquí en Mérida también se persigue el botellón y a las tiendas que venden alcohol a menores, pero muchas veces los jóvenes son más rápidos. La policía no pueden vigilar cada esquina. Aunque esté prohibido, sabemos que se celebran botellones porque el domingo por la mañana se nota», reconoce. Y a continuación desgrana una serie de medidas para cambiar estos hábitos.

«En 2015 Guillermo Fernández Vara abordó todo esto de manera seria con agentes sociales, Fempex, secretaría de Drogodependencia,... y en 2018 se aprobó la Ley de prevención de Consumo de Alcohol en la Infancia, mucho más restrictiva que la de Convivencia y Ocio de 2003 y que además prevé más sanciones», dice antes de citar algunos de los proyectos que activa su Ayuntamiento para promover un ocio saludable, como 'Menores ni una gota' en los institutos o 'Roadshow', mucho más impactante al mostrar las consecuencias de accidentados por consumo de alcohol y en el que intervienen sanitarios, bomberos que excarcelan cuerpos de los vehículos o jóvenes escarmentados que prestan su testimonio.

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Una responsabilidad social

Con todo, González considera que «la Administración tiene su parte de responsabilidad, pero los padres y madres deben ser más proactivos para atajar este problema porque los hijos ven desde pequeños a sus padres naturalizando el consumo de alcohol (...) se ven muchos colectivos, desde Ampas (asociaciones de madres y padres de alumnos), entidades deportivas y por supuesto bautizos y bodas donde se descorchan botellas de alcohol y no creo que ese sea el modelo más adecuado».

Dice Cristina, la madre de María, pacense que cogió su primera borrachera con 13 años, que ni todos los hosteleros están concienciados y, peor aún, los padres tampoco. «Hay algunos que le compran el alcohol a sus hijos. Me quedé de piedra. Su razonamiento es que lo hacen para que no lo compren del barato o que les den una botella de cualquier cosa o le echen algo raro dentro, y entonces van y les compran un Puerto de Indias (ginebra) que les da para el fin de semana».

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«Con 13 años la actitud de los padres es de sorpresa, pero con 16 la mitad no ven un problema»

María José solana

Concejala Policía Local de Badajoz

Según esta madre, ella sabe que su hija menor bebe y su miedo es que pueda convertirse en adicción o le genere problemas de salud. «Una cosa es tomarse un tinto de verano esporádicamente y otra beber cubatas como costumbre. Mi hija tiene 16 años y me cuenta que se ha sentado en una terraza se ha pedido un tinto de verano y se lo han servido».

Miriam, otra madre cacereña, en este caso con niños de 8, 10 y 14 años, dice que «hay que ser consciente del poder del ejemplo», y aunque ella no bebe cubatas sí se «inquieta» cuando se ha tomado una cerveza delante de sus hijos.

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«Yo supongo que el mayor no bebe. Tampoco se lo he preguntado, pero es que no maneja dinero como para tener una pauta de consumo. Precisamente del alcohol no hemos hablado, pero sí del autocontrol y cómo saber decir que no. El caso es que no tengo asumido que beberá alcohol ni tengo pautas concretas para abordar el problema (...) Supongo que sentirá curiosidad, como se siente curiosidad por muchas otras cosas, como los deportes de riesgo o activar un extintor porque el alcohol es algo demasiado normalizado, hasta el punto de que la gente cuando quiere verse se dice 'a ver cuándo tomamos una cerveza juntos'.

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